Cuando
se estudia y analiza con profundidad la historia de las relaciones de Cuba con
los Estados Unidos de América, y no solamente los vínculos, sino sus
particularidades socio-económicas y políticas, nos encontramos, a veces con
sorpresa, determinados entresijos que nos llevan a mezclarnos con
especialidades que van desde la formación de la conciencia, el ilusionismo, la
ficción y los trastornos psico-analíticos.
Esto
lo planteo no porque soy ilustrado en estos complejos asuntos, sino porque
llevo 60 años sufriéndolos, al igual que todo nuestro pueblo, y nos hemos
convertido en entendidos del tema.
Y es
así como pude ir comprendiendo como fue posible que ilustres personajes
pertenecientes a los Padres Fundadores de los Estados Unidos, tan temprano como
algunos años después de la Declaración de Independencia en 1776, y aprobación de
la Constitución en 1786, comenzaran a vitorear la necesidad de poseer a la
Isla, insistiendo en que la supervivencia misma de la Unión Norteamericana
parecía depender de la adquisición de Cuba, morbosidad patológica que persiste
hasta nuestros días.
Y
habría que investigar con más detenimiento, ¿cuántos de estos personajes
pudieron haber estado contagiados de trastornos mentales que distorsionaron el
pensamiento racional y el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral.?
No
se puede esperar otra cosa cuando se extremaron las declaraciones, los
discursos, los escritos, las conferencias, etc., de casi todos los principales
funcionario y altos dirigentes de esa nación en todo el siglo XIX, hasta que,
al fin, en 1902, lograron ”adquirir” la Isla de Cuba, convirtiéndola en una
neo-colonia hasta diciembre 31 de l958.
Solamente
para mostrar un ejemplo de esas aberraciones mentales, expongo a continuación
unas declaraciones de importante personajes yanquis de la época:
·
“Yo confieso, con toda sinceridad, que siempre consideré a
Cuba como la adición más interesante que pudiera jamás hacerse a nuestro
sistema de Estados. El control que con la Florida nos daría esta isla sobre el
Golfo de México y los países y el Istmo contíguos, así como las tierras cuyas
aguas desembocan en el golfo, asegurarían completamente nuestra seguridad
continental (Thomas Jefferson, presidente de los Estados Unidos, el 23 junio
1823)
·
El presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams
(1825-1829), señaló que: “por su ubicación geográfica Cuba y Puerto Rico
constituyen apéndices naturales de los Estados Unidos. Una de ellas, la Isla de
Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de
razones, de trascendental importancia para los interés políticos y comerciales
de nuestra nación”.
Con
estos trastornos obsesivo compulsivos, que fueron desarrollándose en las mentes
de todos los gobernantes del imperio norteamericano, desde que se declararon
independientes en 1776, sobre la obtención de nuestra pequeña y heroica Isla,
al triunfar nuestro Proceso Revolucionario, el 1ro. de enero de 1959, el
enfermo realizó intentos para ignorarlo o suprimirlo, sin conseguirlo.
Es
entonces cuando se ponen en marcha las conductas encaminadas a reducir la ansiedad motivadas
por la obsesión, conductas repetitivas generalmente caprichosas y aparentemente
finalistas, que en el caso de nuestro país han sido vilmente criminales,
encubiertas, invasoras, transgresoras, engañosas y destructoras, por más de 6
letales décadas.
Con
todo este desbarajuste intencional y excesivamente perverso e infamante, nos
encontramos con el actual gobierno, dirigido por el excelentísimo herrumbroso,
medroso, taimado y octogenario presidente, digno de serlo en un imperio que
pudiera convertirse en un agente holocaustico de la destrucción de la
humanidad.
La Habana, Julio 14 de 2021.”Año 63 de la Revolución”
JSAF
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