Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 14 de julio de 2021

Lo que pienso

Por Efe Lo(Félix López), Facebook

Lo que pienso sobre los «patriotas digitales» que piden invasión a Cuba ya lo he dicho. De manera que me ahorraré hablar de los «valientes» que instigan a la rebelión y a la violencia desde Miami, Madrid o cualquier otro sitio, para decirles lo que pienso de quienes les hacen el juego desde adentro.

En las redes, aún con el apagón digital en Cuba, comienzan a aparecer pronunciamientos de artistas e intelectuales que exigen al gobierno cubano detener la violencia policial y reivindican el derecho de libre expresión de sus compatriotas.

Uno: es su Derecho.

Dos: hay que escucharlos, porque se debe creer en la bondad de sus palabras y en el honor, aunque uno imagine que algunos de ellos, los más escachados, están haciendo méritos para que no les apliquen la aplanadora de discos de Miami.

Tres: los que no sufrimos el apagón digital recibimos un tsunami de información e imágenes desde la isla. Desde fake, bulos y teorías de la conspiración de todo tipo. Pero también videos con escenas de una violencia desproporcionada e inusual en Cuba (que pasaría por cotidiana en cualquier otra geografía, pero que los cubanos no nos debemos permitir). Violencia que se puede constatar de ambos lados: cuerpos policiales y de seguridad y vándalos.

Pero además de esos tres puntos que les describo, me detendré en uno que me parece de una importancia extrema para la tranquilidad, la seguridad y el futuro de Cuba. En las manifestaciones del 11J es evidente que se suman varias motivaciones: una masa de pueblo harta de privaciones y sacrificios (en la que pesan efectos del bloqueo, agotamiento por la pandemia, mala gestión económica y estancamiento de las medidas para cambiar lo que no acaba de ser cambiado); los opositores que hacen su trabajo y piensan que es «ahora o nunca»; la mecha prendida por días en las redes sociales (con fake y llamados a la rebelión) y el vandalismo. Aunque todos cantaran «Patria y Vida» y dijeran «Díaz Canel Singao», esa masa debe ser segmentada para cualquier análisis social.

Vamos a decir las cosas como son. Las protestas del 11J no pueden considerarse como manifestaciones pacíficas. No lo son en la medida en que el reclamo popular se acompaña de vehículos volcados, tiendas saqueadas, piedras, golpes, asaltos a estaciones de policía y desconocimiento de la autoridad. Ni todos los que fueron a manifestarse eran violentos ni todos los que estaban en esos numerosos grupos eran pacíficos. Ni todos los policías fueron respetados, ni todos actuaron con la ética que les corresponde como guardianes del orden.

Es responsabilidad del gobierno garantizar el orden y la tranquilidad ciudadana. Dicho sea de paso, una de las pocas cosas que hacen a Cuba diferente de muchos otros países. Pecaríamos de ingenuos si no asumimos que la delincuencia y la marginalidad fueron y serán utilizadas como armas para desestabilizar la tranquilidad del país, crear climas de confrontación extrema y justificar otras acciones internacionales contra el gobierno, pero que aterrizan en el pueblo, como siempre. Si eso es tan predecible, digo yo, por qué algunos se empeñan hoy en insistir (casi a coro) en que hay violencia del gobierno contra una manifestación pacífica.

En Venezuela, donde viví a pie de calle esta película, la oposición perfumada (de dentro y fuera) pagó los servicios de bandas y pandillas de delincuentes para incendiar chavistas en las calles, destrozar al país y vender la imagen de un pueblo sublevado contra el sistema. ¿Resultados? Más sanciones económicas, más hambre, más desesperanza. En Venezuela, tras una guerra urbana, se logró aislar el vandalismo de la protesta legítima. Costó muchísimos muertos, ciudades destruidas y un país dividido en el odio y el rencor. Los financistas siguen su dulce vida entre Miami y Madrid.

Como lo he vivido y nadie me lo contó, puedo advertirles queridos artistas, intelectuales, profesores y colegas que la delincuencia y el vandalismo pueden convertirse en el arma más letal de la contrarrevolución. Ustedes, con su influencia social, deben analizar las cosas en su justa medida y reclamar, sin miedos, a todo el que sea responsable de esta desgracia que no queremos para nuestra Patria. Pidan al gobierno que haga bien su trabajo, que mantenga la seguridad ciudadana y no permita excesos policiales, pero también manifiéstense contra quienes hoy andan en las redes ofreciendo manuales de lucha de guerrilla urbana para que los delincuentes maten policías, comunistas, saqueen y ataquen propiedades. Manifiéstense también contra quienes piden intervenciones militares humanitarias (con más de 300 mil firmas de gente que no vive en Cuba en su gran mayoría). No pierdan la oportunidad de crear lazos de entendimiento en lugar de atizar la confrontación. Apoyen siempre al pueblo pacífico, pero el vandalismo, el mercenarismo, debe ser denunciado y no admitido. El fin no puede justificar los medios.

Muchos dicen que Díaz Canel llamó a la guerra civil el 11J. Y yo les digo que no me gustó la manera en que lo dijo, pero hizo lo correcto; porque si el pueblo que todavía cree, apoya y defiende a la revolución no sale a las calles, hoy estaríamos hablando de otra cosa. Esa medición de fuerzas también fue una manera simbólica de dialogar. Lo que no puede existir es una guerra, que digo una guerra, ni una pedrada entre los que quieren y adversan a la revolución. Y cuando esto pase y la pandemia deje, habrá que volver a juntar vidrio a vidrio ese vitral roto que hoy es Cuba.

Esos jóvenes que celebran su osadía sobre el auto policial volteado, los que repelen a pedradas a los agentes del orden, los que admiran más al reguetonero que al científico que les creó la vacuna, todos ellos son también cubanos, frutos de las carencias y de los errores que nos trajeron hasta el 11J. No son invenciones de la CIA, aunque no descarto que los utilicen con fines innobles. Vienen de las zonas marginadas, pobres y discriminadas, de los barrios hacinados que rodean nuestras ciudades. Y ellos piensan, claro está, que no tienen nada que perder, porque nada tienen. Que toda la fuerza que hoy hace falta para contenerlos, se utilice para refundar entre todos un país tranquilo, del que podamos vivir orgullosos.

Si queremos ayudar con honestidad, no lo hagamos con verdades a medias. La hipocresía y el oportunismo no pueden darse la mano ante estos hechos. No le hagamos el juego a los que demuestran que no nos quieren. No dejemos que nos quiten nuestra única fortuna: el orgullo de sabernos cubanos.

5 comentarios:

  1. Este artículo olvida lo esencial, que son las causas internas de la pésima situación económica que afecta a la inmensa mayoría de los cubanos, por supuesto que no a todos por igual, los ciudadanos de a pie, los que habitan en barrios marginales, los que tienen viviendas en malas y pésimas condiciones, los que no les alcanza, y no encuentran, alimentos suficientes que llevar a su hogar, los enfermos crónicos y sus familiares allegados que sufren la ausencia de medicamentos y cuando lo encuentran en el mercado negro lo tienen que pagar hasta 10 veces su valor oficial, los que han perdido a familiares queridos por la pandemia y los que están tensos por el temor que sus padres y abuelos mueran antes de que sean vacunados; y algo muy importante, más que las dos frases que cita el autor, la frase que más fuerte se oyó fue "libertad", y ese clamor es mucho más importante que todo lo demás, la ausencia de democracia, el irrespeto a los derechos que disfruta la mayoría de los pueblos del mundo y que nuestro gobierno ni siquiera ha ratificado en la ONU. La mejor salida a esta coyuntura es un diálogo abierto entre la sociedad civil cubana representada por sus intelectuales y artistas honestos y sinceros, los científicos y profesionales de la educación y de la salud, los campesinos productores del 60 % de todos los alimentos que se producen en el país con menos del 20% de las tierras de cultivo. En 1919 la revolucionaria comunista Rosa de Luxemburgo dijo "Pero el remedio que encontraron Lenin y Trotsky, la eliminación de la democracia como tal, es peor que la enfermedad que se supone va a curar; pues detiene la única fuente viva de la cual puede surgir el correctivo a todos los males innatos de las instituciones sociales." Recuperemos la democracia y todo lo demás se resolverá en muy poco tiempo.

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    1. El problema de la palabra libertad es que te estas refiriendo a libertades liberales, por eso en Cuba no existe esa libertad que podemos ver en muchos paises. Aunque quisiera que se comparara la situacion de los ciudadanos en regimenes democraticos occidentales vs autoritarios y la diferencia no es tan grande. Aparte de que la crisis que se avecina va a sacudir los cimientos del orden mundial, lo que hara mas complicado para paises como cuba de levantarse.

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    2. Ale, la libertad no reconoce categorías, se tiene o no se tiene. Por si no lo sabes el pensamiento de nuestro Apóstol era Liberal, puede clasificarse dentro del liberalismo, que incluye todas las libertades individuales y la libertad de comercio entre las naciones. Los regímenes democráticos respetan todas las libertades contempladas en la Declaración de la ONU sobre los derechos humanos, de su versión original nuestro país fue ponente y la última versión fue firmada por el gobierno actual pero no ha sido ratificada, hecho que le obligaría a cumplirlas. Por esa razón, las políticas, las económicas y las sociales no se respetan en su mayoría.

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  2. El fin no puede justificar los medios. Este país está sometido a una guerra despiadada por diferentes flancos. Todavía algunos creen que el bloqueo es ficción fílmica, un invento cubano. Las 243 medidas de Trump no es ficción, es acción estrangulante. Luego viene la Pandemia, que no es un invento cubano, ha afectado y afecta a la mayoría de los países, Cuba, la ha gestionado bien en general y ha hecho crecer la ciencia con sus candidatos vacunales y sus vacunas ya en plena campaña.
    Fidel lo vio venir y por ello todas aquellas medidas con trabajadores sociales incluidos, todo para eliminar disminuir los bolsones de pobreza y marginalidad. ¿ cuál es la situación actual de aquellas medidas?
    No es suficiente evaluar lo que sucedió, hay que profundizar en sus causas, pero no desde una posición de la otra orilla, es metiéndose en la piel de los adversos, no para justificarlos, tampoco para perdonar las fechorías y desmanes y si para tomar las medidas para ir resolviendo las causas de origen.

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    1. Carlos Manuel, los que se manifestaron no son de la "otra orilla", son de los que nos hemos quedado en el país, “Los que luchan y los que lloran”, parafraseando a Jorge Ricardo Masetti, los que componen la sociedad civil, que no tienen quienes le representen ante el estado porque la CTC, los CDR, la FMC, la ANAP, la UNEAC, la UPEC, la FEU y la FEEM, etc. son las poleas de transmisión entre el Partido-Gobierno-Estado que forma un bloque monolítico y es quien administra todos los bienes de este pueblo que no tiene quienes le defiendan, ese es el meollo de la cuestión, la propiedad de los medios de producción o las relaciones de producción como nos enseñó Carlos Marx. ¿Dónde están todas esas "ONGs"?, ¿Qué papel pueden desempeñar en la solución de los problemas si ellas son parte importante del problema? El pueblo no tiene quienes le representen y el PCC, "es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado", al decir de nuestra Constitución, es Juez y Parte. Este modelo, que hace más de 8 años Fidel Castro dijo que "no servía ni para nosotros", es más que evidente que el modelo hay que cambiarlo, quien no vea esto, está ciego.

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