Por: Susana Tesoro, Ismael Francisco
Cuentan por la cayería norte de Cuba, que la mañana del nueve de septiembre de este mismo año, vieron llorar, abrazados, a empleados y directivos del turismo, vecinos de la zona, y todo aquel que vio cómo el huracán Irma destrozó hoteles, arrasó flora y fauna, levantó algunos pedazos de los pedraplenes y más.
A sólo dos meses y medio escuchamos decir que todo estaba listo para recibir clientes. No lo podíamos creer. Por eso fuimos a ver con nuestros propios ojos, cómo la magia, la tenacidad y el sentido de pertenencia hizo milagros.
Un grupo de periodistas visitamos más de 20 hoteles de cuatro y cinco estrellas en los cayos del norte de Cuba, y descubrimos que la transformación ha sido para mejor. Se ha respetado el medio ambiente. Un grupo grande de flamencos pereció y ahora la colonia de estos animales intenta repoblarse. Han vuelto mariposas y zunzunes. Los delfines siguen bailando y aplaudiendo la entrada de clientes. Comprobamos además que será una temporada alta de excelente por ciento ocupacional.
De acuerdo con la información ofrecida por Lessdner Gómez Molina, subdelegado del Mintur en Ciego de Ávila, esta cayería tiene más de 8 mil 24 habitaciones. En Jardines del Rey hay instalaciones de Gran Caribe, Cubanacán, Gaviota, Islazul, Meliá, Iberostar, Blue Diamond, Accord, H-10, Sercotel, todos con administración compartida con Gaviota.
El 9 de septiembre más del 70 % de las instalaciones hoteleras de Jardines del Rey fueron destruidas en tejados, marquetería, cristalería, jardinería y otros como sombrillas de guano, ranchones, en fin, un desastre.
Se creó un grupo de dirección donde participó el MINTUR (Ministerio del Turismo) y los gobiernos locales y varias entidades de subordinación nacional, ya a los 15 días posteriores se comenzó a operar con directivas concretas, pues desde que llegaron los trabajadores se procedió a una limpieza general recogida de todo lo que estaba en el suelo. Aquí se destacaron muchas empresas nacionales como el Ministerio de la Construcción y entidades de la provincia de Holguín.
Los mercados siguen siendo los mismos en sentido general, el primero Canadá, que adora estos destinos, luego le siguen Argentina, Reino Unido, Alemania, se están incorporando Rusia y Polonia, y el mercado interno: los cubanos, ocupan el segundo lugar.
No sólo se trabajó en la recuperación, sino en renovar los hoteles en sentido general. El Lobby del Hotel Pulman, por ejemplo, desde que pones los pies en la entrada se observa como una pantalla gigante que muestra de forma escalonada: el Lobby, la piscina, y al final el gran espectáculo que es el mar. Esta visual se logra cuando quedó arrasado un Ranchón que estaba entre la piscina y la playa.
Desde otro ángulo se han hecho inyecciones de arena en muchas de las playas, cuyo fondo es hoy de una textura muy fina y una visión transparente. Esta inversión de las playas se hizo con el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, y tuvo un costo de 8 millones de dólares.
En Cayo Guillermo restan por abrir 4 hoteles que aún se reparan, todos los demás están abiertos, los de Cayo Coco renovados con una nueva imagen, con la perspectiva de que a mediados de diciembre eleven el booking todos. Diciembre, de acuerdo con las reservas ya hechas, será un mes prometedor.
También las extra hoteleras fueron reparadas, son numerosas las instalaciones de Palmares que ya prestan servicio, un ejemplo de ello son los delfinarios de Cayo Coco y Cayo Santa María.
Del delfinario en Cayo Coco se evacuaron los delfines con sus cuidadores, y ya están de regreso a su medio ambiente habitual, mostrando su espectáculo a los visitantes.
Los flamencos no corrieron la misma suerte, como sabemos, hubo una imagen que circuló en los medios después del paso del ciclón donde estas elegantes y nobles aves aparecían sobre el mar cual si Irma hubiera propinado una matanza. Ahora se trabaja en recuperación de esta fauna, existe una colonia de flamencos reproduciéndose para que podamos volver a verlos poblando los cayos Coco y Guillermo.
Como es deducible, el tema del acceso por vía aérea a los cayos es primordial, por ello se abren nuevas operaciones en este sentido, para facilitar la comunicación con estos lugares. Así el 30 de noviembre se incorporó una nueva vía de Inglaterra y se avizoran otras con Argentina y México.
Los más de tres mil clientes que se encuentran hoy en los cayos de Coco y Guillermo -la mayoría repitentes- han quedado sorprendidos por la recuperación de estos hoteles en sólo dos meses, refieren que vieron imágenes luego del paso de huracán y pueden comprobar con sus propios ojos cómo se mantiene la belleza y elegancia de estos hoteles.
Pudimos constatar que Jardines del Rey no es solo sol y playa, es cultura historia, naturaleza, y un recurso humano básicamente local, con un alto sentido de pertenencia.
Conversamos con una pareja de clientes argentinos que vinieron por primera vez y su apreciación fue: “Habíamos decidido venir y por internet vimos los daños causados por el Huracán aquí, y no podíamos creer que ya estuviera listo y aun buscamos y buscamos donde se hizo aquella foto de destrucción porque todo está impecable, no sabemos cómo han podido lograrlo”.
“Es nuestra primera vez en Cuba, nos habían dicho que La Habana era una ciudad un poco sucia y rota, y cuando llegamos nos dimos cuenta que era todo lo contrario, tendrá sus partes feas como todos los lugares del mundo pero en general está limpia y hermosa. La gente excelente, también vemos que histórica y culturalmente ofrece mucho este país”.
Existe en estos hoteles de los cayos, un marcado interés por preservar la calidad del servicio para que el cliente salga satisfecho. Al comienzo, quiero decir muchos años atrás, eso traducía una especie de actitud hospitalaria, muy propia del cubano, pero ya, a eso se le suma una preparación notable en el uso de idiomas, en la demostración de un servicios guiado por parámetros internacionales, por un rigor muy fácil de detectar por los entendidos en estos temas y por los turistas habituados a estas atenciones en el mundo.
Los hoteles visitados fueron: Sol Meliá Cayo Coco, Sol Cayo Guillermo, Meliá Cayo Guillermo, Sercotel, Iberostar Playa Pilar, Iberostar Daiquirí, Playa Coco, Pestana Cayo Coco, Sol Cayo Coco, Memories Flamenco, Iberostar Mojito, Tryp Cayo Coco, Pulman Cayo Coco, Hotel Ocean Casa del Mar, Valentín Perla Blanca, Meliá Las Dunas, Meliá Cayo Santa María, Meliá Buena Vista, Dhawa, Iberostar Resorts Ensenachos, Royalton Cayo Santa María.
Recorrimos los delfinarios de los cayos: Coco y Santa María, el Centro comercial Gaviota, accedimos lógicamente por los pedraplenes ya bien recuperados, vimos el aeropuerto Jardines del Rey, y todas esas instalaciones están pintadas y decoradas al detalle, y prestando servicios.
El servicio de gastronomía supera los más exquisitos platos presentados en diferentes culinarias: comida cubana, española, mexicana, internacional, italiana, asiática, hindú, y otras.
En lo que es diseño, arquitectura, decoración, mobiliarios, tanto en espacios colectivos como en habitaciones, comulgan con el más refinado buen gusto, la elegancia, la sobriedad. Pararse a la entrada de estos hoteles por primera vez, paraliza los sentidos que no saben si observar la visual hasta el mar, degustar una bebida, o tenderse sobre los enormes descansaderos colocados por doquier.
Hace ya muchos años, tuve en mis manos un libro póstumo del escritor norteamericano Ernest Hemingway: Islas en el Golfo, cuyo texto dedicaba una buena parte a Cuba y a la belleza de los cayos del norte de Ciego de Ávila. El escritor afirmaba: “Ahí está Guillermo, verde y lleno de promesas”. No sabía cuan premonitoria era su frase.
Más de medio siglo después que el escritor descubriera Cayo Guillermo, fueron descubiertos Coco, Santa María que ahora están poblados de Hoteles que seguirán creciendo. En Cayo Coco, hasta 2020 se construirán 6 nuevos hoteles que incrementarán las habitaciones hasta 12 mil 600. Habrá también Hoteles en Cayo Paredón y Cayo Cruz, con acceso a través del mar.
El más reciente explorador de esos cayos, Fidel Castro, no sólo los descubrió, sino que puso todo su empeño para convertir la cayería norte de Cuba en un verdadero paraíso de naturaleza, con hoteles de lujo y confort, con un diseño de un buen gusto tal, que ahora mismo si usted me dice: escoja uno, no sabría decir cuál.
Sé que muchos piensan en los cubanos que no tienen la posibilidad siquiera de ver esas bellezas que son de su país, yo también pienso en ellos, pero aún así no puedo dejar de sentir el orgullo nacional de saber que en Cuba hay hoteles a la altura de cualquier hospedaje en el mundo, que ya no somos sólo tres o cuatro hoteles en La Habana dando la cara al turista, ya nos buscan entre otros destinos, y podemos medirnos -sin duda alguna- con el mundo desarrollado a pesar de que seguimos siendo una pequeña isla.
Y como una imagen vale más que mil palabras, recomiendo al lector las maravillosas fotografías de mi colega Ismael Francisco para que el pueda constatar la belleza que ha sido “bordada” en estos cayos de Cuba.
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