En
estos días recibí un documento en que se expone
que más de 48 millones de personas pasan hambre en los Estados Unidos,
incluido 13 millones de niños, según el Último Informe del Departamento de
Agricultura de esa nación.
Asimismo, se destaca que según una institución
nombrada AWDNEWS, declaró que el 72% de hogares a los que atendió en 2014 la
red “Feeding America”, vivía bajo la línea de pobreza, indicando que 46
millones de estadounidenses dependen de los bonos de comida para poder
alimentarse.
Sinceramente, a pesar e que son cifras
publicadas por una organización oficial del gobierno, y otro de origen no tan
oficial, no entendía esta crítica situación en la nación más poderosa,
organizada y opulenta del mundo, aunque se conocía que presentaban importantes
crisis en este tema, pero nunca con la gravedad y agudeza que se está
descubriendo
Por
otro lado, también recibí un correo de Lázaro Jordan, desde Miami, en que
informa con agrado lo que está haciendo el presidente Trump, cumpliendo promesa
de su campaña, en relación con los llamados “Opportunities Zones”; zonas donde
la pobreza es del orden del 20% y el ingreso familiar es del orden del 80%.
La revitalización de estas áreas urbanas se
están dando ya en Alabama, en Augusta-Maine, Staunton-Virginia, y el sureste de
Utah.
Jordan finaliza lamentándose que “estas cosas”
no aparecen en los medios de prensa de Estados Unidos de del mundo.
Igualmente,
al revisar el folleto “Semblanza de la Economía de los Estados Unidos”, editado
por el Departamento de Estado de esa nación, aparece la siguiente exposición:
·
“Los estadounidenses están orgullosos de su sistema económico y estiman
que brinda oportunidades para que TODOS los ciudadanos gocen de una buena vida.
SIN EMBARGO, su fe SE ENSOMBRESE por el
hecho de que la POBREZA persiste en
MUCHAS PARTES DEL PAÍS”
·
“En 1998, más de la cuarta parte de los afro-estadounidenses (26.1%),
vivían en la POBREZA. Casi uno de cada 5 niños (18.9%) era pobre en 1997. El índice de POBREZA era
de 36.7%, entre los niños afro-estadounidenses, y de 34.4% entre los niños de
origen hispano.” “Como quiera que sea ESTA CLARO que el sistema económico no
reparte sus frutos de modo igualitario” (Hasta aquí este documento del Dpto.de
Estado de Estados Unidos.”)
Entonces,
creo que no cabe la menor duda que en esa poderosísima nación existen graves
problemas con la POBREZA, algo inconcebible donde se derrochan más de 750 mil
millones de dólares en gastos militares, se consumen más de 500 mil millones en
drogas, las ventas de armas a la población asciende a cifras escandalosas; y
así pudiera continuar mencionando otros casos de vergonzosos despilfarros.
Pero
más escandaloso aún resulta que en esa nación con una enorme extensión de aprox. 9 millones de kilómetros
cuadrados, buena parte de ellos con los suelos más ricos del mundo; una gran
riqueza de recursos minerales; un clima benigno; extensas costas, grandes ríos,
etc., esa enorme y exuberante hacienda está distribuida SOLAMENTE por 320 millones de
habitantes, lo que lógicamente haría más factible su distribución equitativa.
Pero hay que tener muy en cuenta, que
independientemente de estos rasgos personales que puedan aparecer en la
compleja labor que indudablemente tiene un mandatario, el problema esencial y
básico, en el caso muy específico de ese país, es no entrar en una
contradicción profunda que rompa el tan preciado CONSENSO que en los Estados
Unidos se ennoblece y venera desde que son independientes.
Es por eso que pienso que resulta casi
imposible que algún mandatario de los Estados Unidos esté en disposición de
asumir la complicadísima tarea de desenredar la madeja política, económica y
social en que se encuentra sumido hace mucho tiempo, de la que es seguramente
fiel y devoto admirador.
Y si
no, podemos retrotraernos a las primeras décadas de la independencia de Estados
Unidos, y observamos las concepciones y criterios de James Madison, uno de sus
padres fundadores y presidente, cuando afirmó: “Asegurar los intereses
permanentes del país que no son otros que los derechos de propiedad (….) por consiguiente, la responsabilidad
principal del gobierno es la de proteger a la minoría opulenta contra la
mayoría”; CONFIGURÁNDOSE COMO EL PRINCIPAL FUNDAMENTO DE LA DEMOCRACIA
ESTADOUNIDENSE DESDE SUS ORÍGENES HASTA NUESTROS DÍAS, pues es algo intrínseco
que viene impregnado en la sangre , sobre todo de sus élites gobernantes.
¿O no es cierto también que el 1% de los norteamericanos tiene más
riqueza que todas las poseída por el 90% de la población?
¿Qué la pobreza es un síntoma de la
desorbitada concentración de la riqueza y de la deserción de las élites
políticas de la democracia de sus compromisos con la ciudadanía?
¿Qué los Estados Unidos se convirtió, gracias
al MILAGRO NEOLIBERAL, no solo en el mayor deudor del planeta, sino también en
la sociedad capitalista avanzada con la peor distribución de ingresos del
mundo.?
¿Qué la distancia entre ricos y pobres se
acrecentó considerablemente en 47 de los 50 Estados de la Unión, y que en 18
Estados la renta de las familias más pobres también disminuyó en valores
absolutos?
Personalmente
considero que lo más sensato de cualquier ciudadano en los Estados Unidos,
admirador o no de este o de cualquier otro presidente, es sentirse avergonzado
que en pleno siglo XXI, aún persista esta abominable situación en su poderosa
nación, y no protestar porque no se publiquen aislados hechos que en definitiva
no lleven a su solución definitiva.
LA
HABANA, 12 DE SEPTIEMBRE 2018. “AÑO 60 DE LA REVOLUCIÓN”.
Julio
S. Alcorta Fernández.
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