A propósito de la denominación del carácter de las empresas en la Cuba de hoy me permito un comentario sobre una afirmación que ya he realizado en varios textos anteriores, sé que muchos no están de acuerdo conmigo pero insisto porque me parece muy importante y no solo por razones de la economía sino de la política, es algo de lo que al menos se debiera debatir más:
Lo que es socialista o capitalista es el sistema no las empresas, las empresas estatales en Cuba son empresas estatales de un país socialista y las empresas privadas en Cuba son empresas privadas de un país socialista, o sea que son parte ambas de un sistema socialista, o de construcción socialista si se prefiere. Determinado este por su estructura de propiedad, por sus prioridades, por la distribución del ingreso, por el lugar de la planificación y su relación con el mercado, por los intereses que protege su sistema legal, por quien ejerce el poder político, por el carácter de su democracia, etc.
Si decimos que la empresa estatal es socialista, estamos indirectamente diciendo que las empresas (TCP y PIMES) son capitalistas, lo cual las coloca por definición como antisistémicas y por lo tanto objeto continuo de críticas, señalamientos, obstáculos, prejuicios, etc y con ello a los que de una manera u otra laboran en ese sector, que ya todos o casi todos sabemos que es imprescindible para la mayor eficiencia y viabilidad del sistema en su conjunto en el contexto de las actuales condiciones históricas e internacionales.
Una última pregunta, acaso las empresas estatales de un sistema capitalista se les puede llamar socialistas por el hecho de ser estatales???, son empresas estatales de un sistema capitalista, como las empresas privadas en un sistema socialista son empresas privadas de un sistema socialista, independientemente de la escala, los sectores y regulaciones que el estado les defina a estas.
Por lo que expresé en el tercer párrafo creo que es un tema de importancia política y no un detalle menor. Si no usamos un lenguaje inclusivo que a todos (sobre todo a las nuevas generaciones) les dé un lugar positivo y dinámico en un sistema económico socialista que necesariamente tiene que ser diverso, donde todos los sectores deben jugar un papel importante y dónde las inevitables contradicciones se deben asumir como parte del sistema mismo, se estaría cometiendo un error, es mi opinión.
Eso no niega de ninguna manera que las empresas estatales constituyen el sector fundamental de la economía, aun cuando estas deben estar más descentralizadas y funcionando con criterios de rentabilidad y eficiencia, en un contexto donde las relaciones entre planificación y mercado deben ser redefinidas, lo cual no quiere decir negar el papel fundamental de la primera, sino hacerlo efectivo.
Circunstancias como las actuales nos obligan a “pensar fuera de la caja” y salirnos de las “zonas de confort” de lo contrario sería muy difícil superar las inmensas e inéditas dificultades que se interponen. Es necesario “escapar hacia adelante” eso es ser revolucionario y socialista hoy, creo yo.
Ya muchos compañeros han (hemos) argumentado sobre los posibles cursos de acción, debate que se debe continuar y profundizar, ojalá que con una amplia participación de todos los sectores, incluidos por supuesto los que tienen responsabilidades actualmente en la toma de decisiones. Muy buenos los últimos textos de Benavides, Ferran y Pedro, breves, precisos y buenos.
22 de Abril 2019.
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