Un recorrido por tres territorios del país revela disparidades en la aplicación y los resultados de esta política dirigida a mejorar la calidad de vida de la población y la economía nacional con recursos propios. El éxito no depende solo de la disponibilidad financiera, sino de la gestión de los actores en el municipio
Por LILIAN KNIGHT, GIOVANNI MARTÍNEZ y DELIA REYES
Andar las calles de Pinar del Río por las tardes, cinco años atrás, era como atravesar el silencio sin miedo a que nada ni nadie rompiera la inercia de sus pobladores. Y eso esperábamos encontrar una vez más en este viaje; pero cual refutación colectiva, una urbe repleta de vida, color y luz se descubría ante nuestros sentidos. La transformación de la ciudad cabecera y otros parajes de la geografía pinareña se debe fundamentalmente a la implementación de un sistema de trabajo para la gestión del Desarrollo Local, supeditado al Consejo de Administración Provincial (CAP). Aunando a especialistas, directivos y gobernantes locales, para la consecución de este empeño, se encuentra el Centro Provincial para la Gestión Estratégica del Desarrollo Local (Gedel), el cual constituye una estructura profesional casi única en el país.
“La inclusión de nuestra provincia en el proyecto de colaboración Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit) desde su inicio en 2015, dotó al centro de elementos de innovación organizacional, metodologías y recursos; perfeccionó la gestión pública; y nos permitió articular actores de diferentes escalas, formas de gestión y financiamiento”, expresa Jesús Alberto Gorgoy, director de Gedel.
Chuchi, como todos lo conocen, nos atiborra de información relevante durante horas, en la renovada sede del centro, donde hoy se exhibe también la maqueta de la ciudad. Con verbo copioso y desenfadado continúa explicando que, al interior de Gedel, se imbrican el Grupo Técnico Asesor de Administración Urbana, la Oficina del Historiador, el Centro Provincial de Apoyo al Desarrollo Local (Cadel) y su brazo ejecutor el Centro de Estudios Cegesta, los dos últimos asociados a la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz.
Para ahondar un poco más en las funciones del Grupo Técnico Asesor, por ejemplo, llega Neilys Pardo, arquitecta y coordinadora de esta entidad urbanística: “Hoy somos una unidad multifactorial, pues convergen Patrimonio, Planificación Física, la delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Acueducto, Etecsa, Transporte, Unión Eléctrica… de tal manera que tanto las intervenciones de inmuebles y calles como la planificación del crecimiento urbano son conciliadas y responden a las necesidades del Gobierno y la población”, explica
Meridiano e indispensable en la elaboración de metodologías para el desarrollo a escala territorial es el diagnóstico de las potencialidades, los niveles de encadenamiento que tengan los proyectos, la sostenibilidad que pretenden alcanzar, y el levantamiento y la satisfacción de las demandas de la población captadas mediante estudios de públicos, sondeos de opinión, rendiciones de cuenta de delegados o el encuentro entre los factores y las autoridades.
Otros indicadores que Gedelmide, como parte de su función de evaluar y monitorizar el progreso en las localidades, son los niveles de participación ciudadana, de articulación de lo público con lo privado y de estos con las líneas de desarrollo local, así como el por ciento de la contribución empleado en la generación de más ingresos, añade Gorgoy.
Sentados en la calle Martí, varios pinareños se congregan para ver y debatir la realidad, uno de ellos Yunior Esquivel nos comenta con evidente satisfacción sobre las ofertas ubicadas en el centro de la ciudad: “es muy bueno que se hayan recuperado instalaciones en mal estado y se ubicaran ahí servicios gastronómicos, recreativos y peluquerías privadas que dinamizan la vida y facilitan el acceso de la población a los mismos”.
Sus compañeros coinciden, y por demás añaden que en varias ocasiones se le preguntó a la población qué servicio le gustaría tener en esas edificaciones, buena expresión de la restructuración participativa de la ciudad.
De la teoría a la acción
Contrario a lo que pasa en muchos centros de investigación o universidades, los profesores de la Hermanos Saíz llevan de la mano los proyectos locales, apoyándolos en la elaboración de sus estrategias y en la gestión de fondos. Una de ellos es Raymari Reyes, quien además preside la Unión de Informáticos en Vueltabajo. A su cargo estuvo parte de la confección del Portal del Ciudadano, iniciativa del CAP en Pinar, que constituyó el primer paso del país hacia el gobierno electrónico.
Los resultados de este sitio ya han recorrido el mundo, sobre todo después de obtener el título de Campeón de Participación en la Cumbre Mundial de Sociedades de la Información; pero al decir de Raymari es la retroalimentación con el pueblo, su reconocimiento y uso el premio mejor que pudo alcanzar.
A los municipios de Guane y San Juan y Martínez nos conduce el profe Jorge Freddy Ramírez. Como buen orador y conocedor de la historia de la provincia convence con su visión de turismo local sostenible, esa que defiende como Quijote hace 20 años.
El primer ejemplo lo constituye la ampliación del objeto social de la empresa Agroforestal Macurijes, la cual pretende crear atracciones ecoturísticas con el proyecto Rocío del Sol, sustentado en una estrategia de cofinanciación (muy empleada en la provincia).
Como oferta de agroturismo sobresale en el territorio la Ruta del Tabaco, producto de Cubatur dedicado a interesados en el cultivo, cura, secado, cava y torcido de la hoja.
Como prueba fehaciente de la articulación entre el sector público y el privado, a ese recorrido se incorpora la vega Quemado de Rubí, propiedad de Héctor Luis Prieto, Hombre Habano más joven en alcanzar la condición.
“Estos son sitios inevitables para quienes desean conocer de cerca las tierras del territorio donde se da el mejor tabaco del mundo”, comenta Héctor, quien logró ascender de 53 000 posturas de tabaco a unas 300 000 gracias a los ingresos turísticos que le reportan su bar, el restaurante y una habitación para el alojamiento.
No muy lejos de allí está la finca de Salvador Carvajal Rodríguez, otro veguero de 71 años de edad, quien agrega que su inclusión y la de los otros dos productores a la Ruta ha impactado en la comunidad con el arreglo de carreteras, la creación de nuevos empleos y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. “Pero no se calcula hasta dónde puede llegar la idea de la ruta y su importancia”, expresa al referirse a la poca promoción que recibe el producto.
Hasta Los Palacios, junto a Jesús Gorgoy, también llegó este equipo de BOHEMIA. Allí, la Empresa Agroindustrial de Granos emplea una novedosa planta de gasificación que convierte la cáscara de arroz en combustible empleado en el secado del cereal.
Con esta tecnología la empresa logró una total sustitución del diésel empleado en el molino y una independencia energética de la red nacional de alrededor del 85 por ciento.
Además de los trabajadores de la empresa, también la población circundante se muestra contenta con la innovación, pues hoy la paja ya no constituye elemento contaminante; sin contar que sus cenizas son empleadas como abono y sustrato para los suelos en las casas de siembra protegidas que abundan en la zona.
El cultivo de posturas tapadas, las minindustrias de jugos y conservas, el rescatado Parque de la Güira y la corresponsalía Consurvisión, especializada en comunicación del desarrollo y para este, son otros de los proyectos que Pinar del Río ejecuta como parte de su estrategia.
La diversidad de las iniciativas y su impacto es reflejo de la correcta identificación de las necesidades y potencialidades del territorio.
SUMAR VOLUNTADES
La Habana, como área metropolitana, exige un manejo diferente, lo cual no justifica los modestos avances en su desarrollo endógeno
Desde el “emporio de las columnas”, en el callejón de los Barberos de La Habana Vieja, brota un proyecto que, si bien ha conservado el legado patrimonial del lugar, también ha aportado frescura estilística y conceptual.
Artecorte, con 20 años de existencia, se muestra como una de las obras que genera mayor transformación en el barrio Santo Ángel. Su director, Gilberto Valladares, conocido por Papito, comenta sobre el desarrollo local: “La gente es el patrimonio más importante del centro histórico. Si hoy este proyecto se sostiene es gracias a estudiantes, profesores voluntarios y amigos que brindan su tiempo, conocimientos y sus manos”.
Otro de los pilares de Artecorte son las alianzas: “existe una excelente relación con la Oficina del Historiador de la Ciudad; por ejemplo, de la escuela taller en la que estamos ubicados (propiedad del Estado) no pagamos alquiler y en retribución ofrecemos cursos gratuitos cuyos graduados conforman una bolsa de empleo para trabajar por y para la comunidad”, añade.
Los montos de la contribución territorial evidencian que las limitantes del desarrollo local no están en la financiación. Son también relevantes las articulaciones establecidas con la agencia de viajes San Cristóbal, la colina universitaria, el Canal Habana, los trabajadores del Hotel Sevilla, el bar privado Lucero, donde los aspirantes a cantineros realizan sus prácticas, y con Havana Club, que aporta el 80 por ciento de los recursos para este curso.
Impulsados por Artecorte, la comunidad se benefició con la creación de un Barbeparque, un proyecto de reparación de bicicletas, un salón de belleza inclusivo donde laboran personas discapacitadas, y otros negocios.
Similar en aporte y diferente en contenido, es el proyecto Muraleando que propone pintar parte de la barriada de Lawton y mejorar mediante el arte la calidad de vida de la localidad.
El pintor Miguel Martín, cofundador de esta iniciativa, rememora los inicios en 2001 cuando trabajaban en plena calle, bajo el sol. Así se mantuvieron hasta que el crecimiento del programa viabilizó la aprobación de una sede por parte del Gobierno. Este proyecto recibió el Premio Nacional de Cultura Comunitaria en 2014 y la visita de figuras notables como el Príncipe de Gales.
Además de la acción desinteresada de varios artistas, Muraleando se nutre del 50 por ciento de las ventas de obras en su galería, la cual se incluye en los recorridos turísticos de las agencias Havanatur, Amistur, y otras. También obtiene utilidades gracias a la celebración de actividades recreativas en su bar y restaurante.
El aporte y la relevancia de estos emprendimientos para la comunidad son innegables. Contradictoriamente, ni Muraleando con sus cursos de baile, percusión, cámara chica y pintura, ni Artecorte con la promoción del empoderamiento y la economía social y solidaria, todavía han sido incluidos por el Gobierno provincial dentro de la bolsa de proyectos locales de desarrollo.
Andar La Habana
Si bien no fue de manos de Eusebio Leal, nuestro recorrido incluyó varios parajes habaneros para palpar en qué estado se encuentran los proyectos apoyados desde el Gobierno.
Analizando el panorama de las obras emprendidas se aprecia un predominio de los servicios gastronómicos (tendencia similar a la del país), entre las que sobresalen sitios concurridos tras sus reparaciones como la Ostionera de San Lázaro y los complejos Giraldilla de G y Zapata y de Santa Fe, los tres de la empresa Restaurantes de La Habana.
“Unos administrativos tienen mayor claridad que otros sobre lo que implica este cambio en su gestión que deberá asentarse en la búsqueda y obtención de fuentes alternativas de abastecimiento como pueden ser las cooperativas y productores privados”, explica Pedro Busquet, director de la empresa. “Fueron muchos años de restricciones para las empresas, incluso hoy que existe una apertura, hay directivos temerosos de innovar o acomodados en su cometido”, señala.
Ese no es el caso de la Giraldilla de Santa Fe. Allí la eficiencia económica y la elaboración de platos con subproductos genera un salario medio superior a 1 000 pesos y un ingreso diario de la instalación de unos 6 000.
En las márgenes de la costa noroccidental de la capital otro proyecto va dando de qué hablar; 1ra y 70 se establece como ejemplo de articulación entre lo público y lo privado en La Habana, al conjugar una plaza cultural y un paseo marítimo estatal con ofertas gastronómicas y recreativas en su mayoría particulares.
Los habitantes de la región oeste disfrutan de la diversidad económica de las opciones, entre las que sobresalen ofertas de panes y refrescos inferiores a 10 pesos cubanos y las llamadas completas, a 50 pesos, de presencia obligatoria en todas las instalaciones del lugar.
Sin embargo, con lo que no están de acuerdo Niuris Milián y el resto de los trabajadores privados presentes en la zona es con el tope de la cerveza a 35 pesos (precio establecido para las cafeterías), instituido por acuerdo del Consejo de Administración de Playa, a pesar de que su instalación abona como restaurante.
“Estamos de acuerdo con los precios prestablecidos para algunos panes, refrescos, maltas y ‘tablets’, sobre todo para el disfrute de los niños; pero la cerveza no es de consumo indispensable y el servicio de atención al cliente en un restaurante no es igual que en una cafetería, de modo que los precios no pueden ser iguales. Si agregamos que es el valor más bajo del producto en toda la zona, ¿qué clase de ambiente vamos a crear?”, dice Niuris previendo lo que puede pasar.
La ciudad a debate
En la capital, luces y sombras conviven y a la vez la dotan de una perenne disyuntiva: los recursos que la hacen grande, también la hacen díscola. Que es un gran municipio –dicen algunos–, que es una compleja área metropolitana…, agregan otros. Lo cierto es que, según especialistas del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y del Centro de Desarrollo Local y Comunitario (Cedel), el avance de la capital en lo referente a desarrollo local no se corresponde con los recursos –económicos y humanos– de que dispone.
Yarbredy Vázquez, subdirector del Cedel, apunta que incluso internacionalmente la gestión de grandes ciudades es más compleja. “Por eso se diseñan los planes de manejo, algo que en esta ciudad no existe. Aunque el centro histórico cuenta con un Plan Maestro para su gestión, constituye un caso diferente, pues las facultades de la Oficina del Historiador de la Ciudad y su poder económico ejecutor le ofrecen cierta independencia”, agrega Vázquez.
A propósito interviene Jorge Luis Rodríguez, coordinador del Grupo Integral de Desarrollo de La Habana, que ahora resurge. “En la labor de aunar voluntades empezamos a articular a empresas y universidades con el Gobierno, a crear un sistema de información territorial donde se incluyan necesidades y potencialidades, y a trazar las estrategias de desarrollo local, en concordancia con las líneas económicas del país”.
¿Acaso se trata de dinero? La capacidad financiera de La Habana (la mayor de Cuba) se nutre de los donativos, fondos de colaboración, créditos y el presupuesto del Estado. A ello se suma el monto de contribución territorial que ascendió este 2019 a 391.8 millones de pesos, y más de dos millones de CUC, captados de las iniciativas municipales, refiere Jorge Villa, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial (CAP) que atiende asuntos económicos.
Y qué decir de los recursos humanos de una ciudad que contiene cinco universidades (las más grandes del país según sus especialidades) y la mayor cantidad de centros de estudio e investigación. “Muchas veces son esfuerzos que aunque coinciden en intereses o áreas de estudio, no se articulan para alcanzar el objetivo común”, continúa Yarbredy.
Según datos ofrecidos por Jorge Luis Rodríguez, en La Habana están aprobados unos 45 proyectos de desarrollo local –cifra que difiere de los 17 informados al MEP al cierre de marzo–, mientras otros 20 están en tramitación. “Lo cierto es que existen muchas obras impulsadas por el Estado u otros actores sociales que tienen ese perfil y no se recogen como tal”, añade.
“Para mí la dificultad más grande que tiene la urbe son los grandes niveles de articulación que precisa para que las instituciones de subordinación ministerial se alineen a la gestión territorial. Pero eso requiere de procesos de diálogo”, concluyó.
En el debate con representantes del Grupo Integral… también emergió la ausencia de normativas que definan y amparen la autonomía municipal y por ende respalden el derecho de acción y decisión de los municipios.
A TROTE LENTO
La contribución territorial en la Isla de la Juventud deja mucho que desear: existen proyectos estancados, mala gestión e insatisfacciones de la población
Es mediodía. En Nueva Gerona la fetidez se enseñorea en las nuevas taquillas del parque infantil Los Caballitos, aun sin terminar. En el espacio de la cafetería personas charlan visiblemente embriagadas.
La inesperada visita del equipo de BOHEMIA les pone en alerta. Celia Lina Pérez Negrín se presenta como trabajadora de Servicios Comunales encargada de “custodiar” la instalación. Muestra la ampliación del muro exterior, el anfiteatro y los baños, mientras afirma que por allí “han pasado varias brigadas de constructores, pero se van, porque faltan materiales”.
Cuentan las vecinas Martha Blanco y Tatiana Baratute que en 2008 el huracán Gustav destrozó el parque, y aunque se plantea en todas las rendiciones de cuenta, no se logra concretar la obra y nadie dice por qué.
“Mi hijo tiene 12 años y sabe lo que es un parque infantil porque lo he llevado a La Habana. Esa es la añoranza de todos los niños aquí en la Isla de la Juventud”, ratifica Yaniela Carrillo, vicepresidenta económica del Consejo de la Administración Municipal (CAM).
“Con la contribución territorial para el desarrollo local se impulsó la parte constructiva del parque Los Caballitos” –explica la licenciada en Economía. “Lo único que falta son los aparatos de recreación e inflables para los niños. Hicimos la contratación, mandamos la factura para el Ministerio de Economía, pero al mes nos respondieron que no había liquidez en divisas para comprarlos. Se necesitan 37 000 dólares para poder terminar esta obra. Hemos hecho otras gestiones, pero nada. “Algunos proyectos se quedan estancados porque las entidades están obligadas a tributar al territorio en moneda nacional, aun cuando generen divisas. Esta es una de las dificultades que presenta el aporte al desarrollo local”, valora la vicepresidenta.
Pero en realidad, no se trata de que las empresas no coticen en divisa, sino que este aporte es asumido por un esquema bancario al uno por uno, donde un CUC o un CL es equivalente a un peso en moneda nacional. De modo que lo que reciben los CAM en sus cuentas bancarias destinadas al desarrollo local es solo la expresión de este canje (uno por uno) en MN.
Independientemente de estos conflictos cabe preguntarse qué pasa en el territorio con otras vías de financiamiento para el desarrollo local que sí disponen de divisas.
Unos sí y otros no La Isla de la Juventud es atípica, por eso el Ministerio de Finanzas y Precios aprobó entregarle este año el total del aporte de la contribución territorial para el fomento del desarrollo local y otros gastos priorizados.
Sin embargo, “este territorio tiene 27 entidades de subordinación local que no tributan. Tampoco lo hacen Cupet, Unión Eléctrica, Provari, Cimex, Tiendas Caribe. Incluso la Empresa de Comercio, que representa el 90 por ciento de los ingresos en el municipio, no contribuye; en cambio, recibe del CAM dinero para el arreglo de sus instalaciones”, ilustra Carrillo.
En 2017, cuando la Isla de la Juventud comenzó a utilizar la contribución territorial, se pudo hacer muy poco. Al año siguiente, para no terminar con déficit, con este aporte se asumieron algunos gastos corrientes de las entidades (salario principalmente). Para el actual período pronostican que tampoco lograrán ejecutar el fondo de la contribución en su totalidad, porque los proyectos de obras “entraron tarde”, y además deben dejar de reserva la contribución territorial para suplir el déficit del presupuesto por el incremento salarial del país, explica la vicepresidenta.
En este municipio, como en otros, prima la tendencia a emplear este financiamiento en gastos corrientes institucionales en detrimento de los proyectos de desarrollo local. Estos últimos tienen que estar identificados de antemano y presentados con estudios de factibilidad y sostenibilidad, en aras de hacer inmediata su ejecución una vez recibido el presupuesto.
Quizás por este motivo, de los siete millones de pesos previstos para el desarrollo del territorio durante el presente año, a principios de octubre solo se había ejecutado el 28 por ciento.
Un aspecto más con el que discrepa la vicepresidenta es con la pérdida de la contribución no ejecutada al cierre del año fiscal. “Si se sumaran los aportes de una etapa a la siguiente tendríamos más oportunidades de ejecución de los proyectos”, sugiere.
Otras obras en el municipio especial fueron posibles gracias a la contribución territorial, entre estas la ampliación y reparación del hogar de ancianos de Gerona, una minindustria para la producción de jugos y conservas, y dos para la fabricación de materiales de la construcción, el proyecto Atrévete a hacer más, y otras reparaciones de inmuebles.
LA CONTRIBUCIÓN TERRITORIAL Y SUS NORMAS
En los V y VI Congresos del Partido y sus documentos se esboza el papel que las economías territoriales deben jugar en la búsqueda de soluciones endógenas.
Para la implementación de esta voluntad un acápite de la Ley 113 del Sistema Tributario exige un impuesto sobre las ventas a entidades productivas, a favor del desarrollo sostenible del municipio en el cual se ubican.
Esta norma se actualiza anualmente con la Ley del Presupuesto, que en 2019 exigió una contribución de un uno por ciento a las empresas estatales, cooperativas, sociedades mercantiles cubanas (aun en procesos inversionistas), empresas mixtas, inversionistas extranjeros con contratos de asociación económica internacional y a las empresas internacionales no exentas por la Ley de Inversión Extranjera. Las entidades cuya actividad fundamental son los servicios de importación solo tributan un 0.3 por ciento.
Los CAM cuentan para el desarrollo local con un 50 por ciento del monto total de la contribución, a excepción de La Habana e Isla de la Juventud que disponen del ciento por ciento. Según la propia Ley, los destinos fundamentales de esta cuenta son los proyectos de desarrollo integral en los municipios, productivos y/o de servicios que contribuyen a generar nuevas fuentes de ingreso, de empleo, ampliar o crear capacidades y servicios sostenibles con el fin de mejorar la calidad de vida de la población.
Sin embargo, la propia Ley del Presupuesto define que esta parte de la contribución también puede utilizarse en gastos corrientes cuando exista incumplimiento de los ingresos cedidos o cuando conste en las cuentas del Consejo de la Administración Municipal (CAM) un saldo correspondiente a tres meses de tributo sin ejecutar.
La regulación también faculta a los CAP para tomar hasta el 10 por ciento de las contribuciones municipales si así lo estiman.
Cabe señalar que la Ley del Presupuesto exime del pago de este tributo a grandes empresas, entre ellas las asociadas a CubaPetróleo (Cupet), la Unión Eléctrica, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Cimex, Gaviota, Tiendas Caribe) y al Ministerio del Interior (Provari).
Por último, debe apuntarse que la Ley tributaria 113 establece que los sujetos de la contribución territorial que realicen operaciones en pesos cubanos y pesos convertibles tributen en ambas monedas de forma proporcional; sin embargo, la divisa no es percibida por los CAM, pues un canje bancario convierte cada CUC en un peso en MN.
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