Por Guru Huky
¿Os acordáis de lo que nuestros amados líderes nos prometieron en plena crisis financiera del 2008? El mensaje fue claro. Amigos lo sentimos, no sabemos cómo llegamos a esta situación pero prometemos que hemos aprendido la lección y que vamos a poner todos los mecanismos necesarios para que esto no vuelva a suceder.
Unos años después, si algo ha quedado claro, es que la deuda desenfrenada, el combustible que nos llevó a la crisis, sigue totalmente fuera de control. Alimentado y auspiciada por el dinero gratis servido por los Bancos Centrales con los gestores de las grandes empresas más preocupadas por gestionar sus balances.
Es mucho más fácil endeudarse gratis y dedicar el dinero a recomprar acciones que ponerse a invertir en desarrollar nuevos productos y servicios.
6,6 billones (trillones norteamericanos), es la cifra mágica alcanzada en 2016 en la venta de bonos a nivel mundial. Una cifra que rompe el anterior récord anual establecido en 2006. De esta cantidad, la mitad de la cifra corresponde a deuda levantada por empresas.
La fotografía que nos deja la orgía de deuda
Pues semejante festival de deuda no nos deja una fotografía muy alentadora. Está es la fotografía que nos dejaba la gente de McKinsey sobre la situación de la deuda mundial en 2014:
En el año 2000, la suma de toda la deuda mundial emitida (empresas, gobiernos, familias y bancos) era del 246% del PIB. En 2007 el ratio había ascendido a un 269% del PIB. Llegó la crisis y parece que hemos querido salir de ella a golpe de deuda añadiendo 57 billones más de deuda y subiendo el ratio de endeudamiento hasta el 286% del PIB.
Y no hemos parado. Aunque no tenemos las cifras definitivas el 2016 parece que lo cerraremos con una deuda global que superará los 230 mil millones, con un ratio global de endeudamiento del 310%. Cruzad los dedos.
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