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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 3 de mayo de 2018

¿Cómo ordenar el tope de los precios?

Casi tres meses después de que Juventud Rebelde publicara el reportaje Entre la ley y el desacato, sobre la situación de los precios topados en Cienfuegos, la normativa de tarifas máximas establecida para los productos agrícolas todavía no se cumple del todo

Autor:


Laura Brunet Portela
digital@juventudrebelde.cu


En el espacio de la feria, que alivia las tensiones de la semana, pueden verse imágenes como esta. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 02/05/2018 | 08:29 pm

CIENFUEGOS.— Pocos creerían posible lucrar, ostensiblemente, con una mano de plátanos cuyo precio superara lo que muchos cubanos cobran por un día de trabajo, y que, además, haya tantos que se atrevan a pagar por ella. Por apenas 20 pesos moneda nacional —como alegan en su gestión de venta—, todavía hoy usted puede llevar a casa los famosos plátanos Johnson amarillos, atrayentes, hipnóticos, lo que parece haber llegado para quedarse.

Asimismo, una frutabomba puede alcanzar la cifra astronómica de 88 pesos. Las tarimas y carretillas de vendedores ambulantes en Cienfuegos siguen dueñas, casi absolutas, de muchos de los productos agrícolas que se comercializan. No es raro escuchar sobrenombres como «la butique de San Fernando», para referirse a los carromatos de frutas, viandas y vegetales, que con las características de dichas tiendas extorsionan a quienes moran en este territorio.

Textos enviados al Servicio de Mensajería de la emisora provincial de Cienfuegos, Radio Ciudad del Mar, y 21 comentarios sobre el tema ilustran situaciones similares en Ciego de Ávila, Las Tunas, Holguín y Camagüey, donde el tope de los precios se mantiene en desbalance.

Pero esta historia no es solo de infractores e inescrupulosos. JR vuelve a mirar al interior de las estrategias institucionales y gubernamentales para afianzar las tarifas máximas en la actividad por cuenta propia. Casi tres meses después de la publicación del primer reportaje sobre el tema, Entre la ley y el desacato (Juventud Rebelde, 11 de febrero de 2018), tomamos la temperatura del panorama agroalimentario en Cienfuegos, todavía al fragor de los precios topados.

Del campo a la mesa

Sin bolsas llenas, pero «bastante satisfecho con la oferta», a la salida de un Mercado Agropecuario Estatal (MAE) de la ciudad, el cienfueguero Roberto Sánchez reconoce que «ya se comienzan a ver en las placitas algunos productos que tras el paso del huracán Irma desaparecieron».

De manera progresiva se revierte el desabastecimiento de los MAE, fruto de las escasas cosechas de los principales polos productivos de Cienfuegos. En la investigación anterior tal sentencia afloró como acuciante para el entorno convulso en que se desarrollaba la comercialización agrícola en el territorio. «La provincia hoy asegura 1 200 quintales diarios, entre viandas, granos y hortalizas, de los 2 000 que necesita, 60 por ciento de la demanda real», indicó Yoan Sarduy, delegado provincial de la Agricultura. Agrega Yankiet Echeverría, director de la Empresa Acopio Cienfuegos, que «si bien hay tendencia a la estabilidad, todavía es insuficiente para satisfacer al pueblo, porque lo que sale del campo no compensa el total de lo que se prevé como demanda de consumo de la población».


El desabastecimiento de los MAE se revierte de manera progresiva. Foto: Juventud Rebelde.

Reoxigenar las tarimas de los MAE, donde los consumidores acceden al alimento a precios más sensatos, responde a una estrategia que discurre en dos vertientes: el autoabastecimiento local y las ferias sabatinas de los consejos populares. La primera está dirigida a alcanzar la meta de garantizar 30 libras de alimento al mes por habitante, propósito aún pendiente. La segunda, más cercana a la realidad del cienfueguero, ya se materializa en los barrios de la ciudad.

En el consejo popular de Junco Sur, Michel Erice señala que «acercar la feria al pueblo es muy bueno, porque después de las medidas que se tomaron con los carretilleros todo se alejó. Al menos el sábado podemos adquirir productos que entre semana es muy complejo comprar y aparece bastante movido de precio». Juicios similares emiten otros cienfuegueros entrevistados durante un recorrido por varios consejos populares el día de la feria. No obstante, los residentes de esta urbe ya apuntan algunas deficiencias en la variedad de ofertas y su estabilidad, además de la habitual y, al parecer, inevitable penetración de intermediarios y revendedores.

Todavía los productos de alta demanda permanecen en las vitrinas andantes de los carretilleros. Según precisa el directivo de Acopio, hasta el momento no han registrado ventas ilegales en los traspatios de los MAE, ni distribución mayorista a intermediarios, como en otras ocasiones. Las fuentes de abasto son otras y provienen de la inventiva y la argucia de quienes, para sumar ganancias, insisten en burlar la autoridad y lo indicado por la ley.
En su lugar

La intención de topar los precios alentó a no pocos cubanos, «sobre todo a aquellos que dependen solo del salario», añade una cienfueguera cabeza de familia. Pero implementar la medida transita un camino espinoso que se desdobla en vericuetos hasta donde la mano de la ley apenas alcanza.

Pedro Lima es uno de esos que depende de la carretilla, por el horario de trabajo. Desde su experiencia como cliente nos cuenta que «siguen vendiendo al precio que les parece y se mantienen como dueños absolutos de las mejores ofertas. Según ellos dicen, eso es oferta y demanda. A lo mejor no deambulan a todas horas, ni en todos los espacios o puntos, pero están ahí, y hacen lo que quieren».

Una de las maniobras para entrar en vereda a los especuladores fue emitir un acta de apercibimiento en la que «se les explicaba, una vez más, que si adulteraban los precios y cometían una violación podían perder la licencia», aclaró Edileidy Delgado, subdirectora de Empleo de la Dirección Provincial de Trabajo.

A partir de ahí, según la directiva, el accionar ha sido profiláctico, educativo, porque no se trata de eliminar la actividad. No obstante, en los municipios de Cumanayagua, Cruces y Cienfuegos, hasta la fecha han sido retiradas 23 licencias por parte de los organismos impositores, como la Dirección Integral de Supervisión y Control (DISC), 20 de estas por violar los precios topados; en las calles quedan 742 carretilleros.

El número de multas también ha ascendido. En lo que va de año se han impuesto 168 a vendedores ambulantes, carretilleros y comerciantes de los mercados de oferta y demanda. Las cifras aún son bajas, pero el requerimiento de «actuar con la fotografía del momento o capturar in fraganti», como indica Antonio Pérez González, subdirector provincial de la DISC, limita claramente el alcance de la acción de los inspectores.

Entonces muchas personas se cuestionan la pertinencia de topar los precios. «¿Para qué se adoptan medidas si al final no se trabaja en su implementación como debe ser: con rigor?»… «¿Qué más se puede hacer para respetar el dinero del pueblo?».

La labor multisectorial con la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), el Ministerio de la Agricultura (Minag) y la Dirección Provincial de Trabajo ha fortalecido el enfrentamiento, pero la gente es muy importante. Las autoridades abogan por la responsabilidad ciudadana para cerrar el cerco a la indisciplina. Denunciar in situ las artimañas de los timadores; conocer sus derechos y reclamarlos, y usar las vías para hacerlos respetar pudiera ser la contraparte para, finalmente, poner los precios en su lugar.

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