Actualmente, en España no se llega al medio millar de camas de este tipo
Los hoteles urbanos aparecen como los más afectados una vez pase la pandemia del coronavirus. El auge del teletrabajo y las videollamadas, unido a los recortes de gastos de las empresas, les supondrá una bajada de ingresos, unido todo ello además a la previsible menor oferta de plazas aéreas. Ante este escenario de bastante más oferta de camas que demanda, ya se estudian reconversiones de edificios, pareciendo que la larga estancia tiene más recorrido que la mutación a oficinas.
Los expertos en en el mercado inmobiliario de oficinas auguran que la demanda para sus productos va a bajar en los próximos años, y que obtener licencias y las obras puede ser un proceso que se alargue también bastante tiempo. En cambio, el coliving o residencia sí aflora como una fórmula más viable tanto como para el corto como para el medio plazo, en una modalidad surgida en Silicon Valley.
Este formato consiste en edificios enfocados para las estancias temporales de personas que buscan compartirlas con compañeros de su misma compañía o entorno laboral. Actualmente, en España no se llega al medio millar de camas de este tipo, con residuales presencias en las cuatro grandes ciudades del país, como son Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla (Hoteleros ya se plantean reconvertir sus inmuebles en hospitales, geriátricos o apartamentos).
En el nicho vacacional, la perspectiva de varios años sin los volúmenes turísticos anteriores a crisis del coronavirus está llevando a que algunos hoteleros ya se estén empezando a plantear reconvertir sus activos inmobiliarios para otro tipo de uso como puedan ser hospitales, geriátricos o apartamentos, según han comunicado varios a Preferente (Hoteles de MICE, amenazados por la falta de eventos bastante tiempo).
Precisamente en Baleares, el gobierno autonómico permitirá el cambio de uso de instalaciones turísticas obsoletas y de zonas maduras (Palma y Calviá) para pasar a ser viviendas protegidas, equipamientos de servicios sociosanitarios o en equipamientos científicos o de investigación. Los ayuntamientos tendrán que dar el visto bueno, así como una mesa en la que también estarán los agentes sociales.
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