13 noviembre 2020
Con 12 kilogramos de libros y unas pocas ropas, Karel Rafael Fragoso Sánchez y su esposa Yaneisy Conde Marrero; se mudaron para una humilde casa en medio de 7 caballerías de tierra que acababan de recibir. El terreno se asemejaba mucho a un infierno dantesco, o a un sueño poco realizable.
El área en cuestión, vinculada a la Unidad Empresarial de Base “Dos Ríos”, de la Empresa Pecuaria Managuaco, estaba completamente ociosa y perdida en marabú desde hacía 20 años. Cualquiera en su sano juicio habría dudado, pero no él. No en vano había cargado con tanta literatura científica bajo el brazo, o mejor, dentro de cajones.
Lo primero, recuerda Karel, fue recuperar las instalaciones y las fuentes de abasto de agua. Luego elegir bien la zona en la cual se colocarían a los animales y “a partir de ese momento echamos pa adelante, con esfuerzo, sacrificio y ciencia”, acota el productor.
Ciencia, ahí está la clave, porque casi todo lo logrado en la finca espirituana “Botón de Oro” se consulta primero con especialistas, universidades y centros de investigación. Luego se reflexiona, se calcula y finalmente se aplica.
Este guajiro no procede ni de una familia ganadera, ni tiene “genes de tradiciones agrícolas en sus células”. De hecho ni tan siquiera sabía qué come una vaca, confiesa jocosamente. Lo que sí tiene karel son unos deseos enormes de ser útil al país y producir sin depender de costosas importaciones.
Han sido once años de entrega y también de tragos amargos. El guajiro ha tenido que soportar incomprensiones, petulancias, puertas cerradas e incrédulos. A pesar de todo nunca se rindió y hoy es capaz de alimentar a más de 200 cabezas de ganado con la comida ecológica que él mismo produce.
Para que se tenga una idea, con sólo 6 trabajadores, la finca se autoabastece completamente. Funciona como reloj suizo, si me permiten la expresión.
El primer prototipo cubano lo recibe un gran soñador
Dicen que fue amor a primera vista. Se la presentaron durante un congreso internacional de silvopastoreo con sede en Colombia, al cual asistió como ponente.
Entonces se le fijó el diseño en el cerebro y hasta en el alma. En ese mismo evento escuchó que la máquina ensiladora permite aprovechar al máximo los pastos y forrajes y comprendió que ese era el camino. Ahora ya podía producir comida de alto valor nutritivo y además, guardar el excedente para la época de seca.
Varias investigaciones refieren que el alimento ensilado se comprime para evitar la presencia de oxígeno y su posible descomposición. Luego experimenta una serie de transformaciones bioquímicas que permiten conservarlo a través del tiempo, gracias a la acción de enzimas naturales.
Pero eso no es todo, porque este método facilita el aprovechamiento de yerbas y plantas, tanto de las hojas como de los tallos. Se reduce así la pérdida de nutrientes en los forrajes, reteniéndose una mayor cantidad de proteínas y minerales.
De su experiencia internacional, Karel trajo un video y con ayuda de entidades espirituanas, en menos de dos meses se fabricó recientemente el primer prototipo cubano de una máquina ensiladora en bolsas.
“La máquina la había desarrollado una universidad colombiana de agromecánica y me llamó enseguida la atención porque pensé en los gastos económicos que tenemos en los silos del país y en las pérdidas asociadas a este concepto. Por eso traje la idea, pero me pasé casi 3 años tratando de que entendieran mi propuesta. Primero me llamaban loco, pero hoy demostramos que tenemos la razón”.
El equipo funciona a las mil maravillas y ya la finca “Botón de Oro” ha producido más de 300 bolsas, equivalentes a unas 13 toneladas de alimento ensilado.
Karel asegura que el producto final se obtiene sin que medien sustancias tóxicas que puedan atentar contra la salud o el buen estado físico. De hecho aumenta la carne y la leche que produce el ganado. Para que se tenga una idea, sus vacas pasaron de dar 4, a casi 8 litros de leche al día.
También esgrime con orgullo otros resultados, “he logrado aumentar la reproducción, el peso y el bienestar físico de los animales”, explica.
Entiéndase que uno de los grandes desafíos que tiene en la actualidad la ganadería, no solo en Cuba, sino también en América Latina, es contar con alimento animal suficiente, diversificado y de alto valor proteico.
Los cereales y las oleaginosas constituyen el componente fundamental de los piensos destinados a la alimentación animal. Lamentablemente persiste la tendencia al alza de los precios en el mercado internacional.
Como resultado muchos ganaderos a lo largo y ancho del planeta ya no pueden acceder a ese mercado y optan, como única vía para mantener sus producciones, por la alimentación ecológica y el ensilaje. De ahí la importancia del camino abierto para Cuba por el campesino yayabero.
Al cierre del reportaje Karel extendía (previa consulta con científicos y especialistas), exitosamente las pruebas de alimentación ensilada al ganado de leche, ganado seco y ganado en desarrollo. Me explica emocionado, los resultados son muy halagüeños.
Preservación de genes, buenas prácticas y otros derroteros
Hace 60 años en la Isla se introdujo el primer semental bovino de la raza Holstein. Desde ese momento, mejorar genéticamente los rebaños constituye tarea de vital importancia para el Ministerio de la Agricultura y la ciencia cubana de manera general.
Aunque muchos lo desconocen, la técnica continúa implementándose en la actualidad. El objetivo: rescatar el desarrollo que en materia ganadera alcanzó el país décadas atrás.
Karel Rafael Fragoso Sánchez es el único productor del país que recibe subsidio para proteger animales de alto valor genético. Preservar la raza Holstein con las características del Holstein Rojo y el Siboney de Cuba, es otra de sus misiones.
Por eso el 97% de su ganado es hembra y cada día, desde el amanecer, se afana en la preservación de los genes. Destaca también su labor en la protección de la raza Mambí de Cuba para aumentar el rebaño del Holstein y del Jersey.
La inseminación artificial y el semen combinado de ejemplares de razas importadas, han originado descendencias más resistentes y altamente productivas.
Con números y rendimientos como los que exhibe “Botón de Oro” uno pudiera pensar que todo está escrito, pero no es así. La finca está en constante desarrollo:
“Ya hay casi 90 cuartones hechos en función de aumentar la producción lechera y desarrollarnos. Para un futuro inmediato planificamos 50 o 60 cuartones más para la leche y casi 50 cuartones en el desarrollo, porque aquí somos en lo fundamental productores de leche”.
Se realiza además un trabajo de conjunto con el Grupo Ganadero, la Estación Experimental de Pastos y Forrajes “Indio Hatuey”, el Instituto de Ciencia Animal y un equipo de genetistas. Juntos tratan de alcanzar una carga de 3.5 animales por hectáreas.
Además se trabaja intensamente en preservar los árboles de la zona e incrementar las áreas de sombra porque estas le proporcionan confort al ganado, tranquilidad y defensa contra el calor. Igualmente mantiene vivos a los microorganismos del suelo.
“Sin sombra no hay éxito en la ganadería”, explica el productor y añade: “en el Trópico necesitamos sombra, eso se traduce en más leche y más carne. Lamentablemente muchos ganaderos cubanos no piensan así, o no consultan la literatura especializada. Es hora de hacer desde la ciencia, de consultar con científicos, de visitar las universidades y los centros de investigación”.
Por si esto fuera poco, de conjunto con el proyecto BIOMAS-Cuba y la Universidad “José Martí Pérez” de Sancti Spíritus, se ultiman detalles para la construcción de dos grandes biodigestores. Se trata de no desperdiciar ni la más mínima energía, al tiempo que se le daría un tratamiento ecológico al estiércol.
Aves, terneros, árboles frutales y maíz son otras de las perspectivas inmediatas de un productor que no conoce los límites. Pero su mayor aspiración es crear una autonomía alimentaria total en la finca, lo cual espera lograr en los próximos meses.
“Mi mayor aporte al país es no depender de piensos importados; no voy a solicitar recursos porque todo lo produciremos aquí. Te confieso también que aspiro a sumar más productores y más ganaderos a las buenas prácticas”.
Un intercambio sin nervios con el presidente del país
En octubre de este año su voz se escuchó alta y clara en un encuentro convocado por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con científicos y expertos para analizar temas asociados a la soberanía alimentaria y nutricional en el país.
Se evaluaron varias alternativas tecnológicas para potenciar la producción de alimentos destinados a la ganadería bovina y Karel emitió sus criterios.
“Parece fácil pero es tenso, difícil, no obstante es uno de los grandes orgullos de mi vida, hablarle a un Presidente como el nuestro y decirle cual, a mi modo de ver, es el camino a seguir”, asegura.
En esa ocasión el espirituano le contó a Díaz-Canel Bermúdez sobre el progreso de sus tierras y animales, así como las proyecciones a mediano corto y largo plazo. El Presidente escuchó con atención “y les pareció muy acertado lo que hago”, me dice.
Los nervios lo atacaron pero logró controlarse y al final concluyó la intervención: “a la salida el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, me felicita y me dice que cuando uno habla con vergüenza y moral de lo que hace, lo habla bien. Eso fue lo hice, le conté al Presidente lo que hacemos en la finca”.
Según la periodista Yaima Puig Meneses, en el encuentro trascendió que solo el 3,27% de las tierras dedicadas a la ganadería está constituido por pastos mejorados, situación que necesita ser revertida con la mayor brevedad posible, en correspondencia con la composición y condiciones de los suelos.
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