La Empresa de Construcción y Montaje de Ciego de Ávila atraviesa, como todas, el déficit de recursos. Aun así no paraliza ninguna de sus obras
La empresa que dirige Jorge Luis Suárez Taño ejecuta tantas obras a la vez, que la tranquilidad que le deja el avance de una se le vuelve muy efímera ante el atraso de otra. Parece no encontrarse el equilibrio en la Empresa de Construcción y Montaje de Ciego de Ávila (CONAVIL); aunque hay un punto en el que, lamentablemente, todas sus obras coinciden: la escasez de recursos.
Dos de ellos, el combustible y el cemento, desatan, además, una cadena de paralizaciones e incumplimientos que, al cierre de abril, dejaban a CONAVIL con más ganas que posibilidades. Un dato podría esclarecerlo: debido al alto consumo de la planta necesitan 80 000 litros de petróleo para producir 4 000 toneladas de asfalto y, hasta el cierre de abril, el programa de Ingienería y Viales había dejado de hacer unas 5 600 toneladas. Con casi 120 000 litros de combustible pendientes, la deuda es comprensible, amén de que la disponibilidad de la pintura asfáltica ha sido, también, un problema.
Ese programa, reconoce Taño, es uno de los más atrasados de CONAVIL, y uno de los más demandados, aun cuando las calles asfaltadas no siempre respondan a los planteamientos de la población. Ya lo aclaraba Invasor en un reporte anterior: el 88 por ciento del asfalto que aquí se produce se vierte en Jardines del Rey y en vías de interés nacional.
Y aunque el déficit de combustible compromete mucho más que la producción de asfalto, el directivo se enfoca en el otro punto débil: el cemento. “Hoy su inestabilidad es un serio problema que afecta, incluso, los planes lineales, porque te impide dar inicio a obras que podrías concluir el próximo año, y para ese entonces estaremos en cero”, confiesa, y aclara que ni siquiera para las urbanizaciones de las obras se está asignando cemento.
Curiosamente, la única obra que CONAVIL ejecuta fuera de la provincia es una fábrica de cemento que se levanta en Camaguey, con el fin de aumentar (y volver más eficiente) la producción de ese material. “ Y también ahí tenemos incumplimientos”, admite.
Aun así, un programa tan sensible como el de la construcción de viviendas parece esquivar algunas zozobras y prevé para el próximo mes la entrega del tercer edificio en el poblado Ramón Domínguez de la Peña (Macizo Cañero), que habitarán damnificados de Júcaro. No obstante, de las 38 viviendas que esa entidad debía haber concluido al cierre de abril, solo 14 se terminaron. Sin embargo, Taño cree que, de acuerdo con la secuencia que llevan, el atraso puede recuperarse.
No se muestra tan optimista con la ejecución del Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola; una obra que lleva varios años en construcción y que en este “pretendemos concluir el 90 por ciento de sus estructuras, empleando el Sistema Abierto Esqueleto (SAE). Según Taño, mediante el SAE se avanza muchísimo, pero ante el déficit de cubierta, carpintería y varios elementos de terminación, ni siquiera se atreve a dar por concluida la obra para el 2022.
También continuarán el año próximo con las labores en el secadero de arroz, de Bolivia, pendientes en su edificio socio-administrativo y sus viales, fundamentalmente; y deberán proseguir con las naves de curado de tabaco que se levantan en Primero de Enero.
Dentro de las faenas que hoy desvelan a CONAVIL y que tampoco han podido concluir por el déficit de recursos y las constantes roturas de sus equipos pesados, el directivo menciona el canal trasvase Zaza –Ciego de Ávila. A pesar de que su valor de uso ya fue anunciado con el reciente llenado de sus 40 kilómetros de cauce; lo cierto es que el legendario canal, con más de 30 años en ejecución, todavía debe esperar por las obras auxiliares, “lagunas reguladoras y escurrimientos que dependen del hormigón, por ejemplo, y no hemos podido montarlo, entre otras causas, por la falta de cemento”, admite Taño.
Si bien al cierre de abril el saldo de CONAVIL —por más que tengan sus utilidades cumplidas— no es todo lo halagüeño que podrían esperan sus casi 2 000 trabajadores, Jorge Luis Suárez Taño se inclina por dejar correr, al menos, el primer semestre del año para optar por mejores indicadores que hoy escapan a sus esfuerzos.
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