El
Taller, que se celebró el 16 de septiembre del 2022, es parte de las acciones
para conmemorar el 230 Aniversario de la Sociedad Económica de Amigos del País
(SEAP), que se creó en 1793. Se organizó por la SEAP
y se llevó a cabo en su sede en Carlos III No. 710. En el Taller participaron 56
personas, incluyendo estudiantes y profesores de la Facultad de Química de la
Universidad de La Habana, miembros de la Sociedad Cubana de Química (SCQ) y de
la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC) e investigadores del
Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar
(ICIDCA), instituciones que lo copatrocinaron. Participaron también miembros de
las secciones de la SEAP y especialistas interesados de otras instituciones.
Entre los participantes
deben destacarse al presidente y vicepresidente primero de la ATAC; a dos
asesores de la presidencia de Cuba, a la vicepresidenta de la Academia de
Ciencias de Cuba, al decano y a un decano anterior de la Facultad de Química de
la Universidad de La Habana; a un presidente anterior de la SCQ; a dos
ministros anteriores de Industrias y Estadísticas, a un viceministro anterior de agricultura cañera
del MINAZ y a 3 directores anteriores de institutos de investigaciones
vinculados a la caña de azúcar, sus productos, coproductos y derivados.
El Taller se inició a las 9
am con las notas del himno nacional y de la “Bayamesa”. En los inicios en la
mesa presidencial se encontraban Zoila Benítez de Mendoza, presidenta de la
SEAP; Jorge Núñez Jover, presidente de la sección de economía y ciencias y de
la SEAP; Luis O. Gálvez Taupier, miembro del ejecutivo de la SEAP y organizador
del Taller, y Eduardo Torres Cuevas, destacado historiador, director de la
oficina del Programa Martiano y conferencista del Taller.
El Taller comenzó con una
introducción de la actividad, su orden y alcance por Luis O. Gálvez Taupier,
que le dio la palabra a la Doctora Zoila Benítez de Mendoza para que hiciese la
apertura oficial. La presidenta de la SEAP dio la bienvenida a los
participantes, destacó la importancia del Taller por su vínculo con la ciencia,
la economía y la historia nacional, en un momento tan oportuno, cuando la SEAP
se acerca a su 230 aniversario de fundada, y deseó lo mejor a los
conferencistas y a los participantes en la discusión ulterior. A continuación,
accedieron a la presidencia los doctores conferencistas Eduardo Torres Cuevas,
Luis Montero Cabrera y Fidel Vascós González, actuando como moderador de las
conferencias Luis O. Gálvez Taupier.
Eduardo Torres disertó sobre La SEAP y el nacimiento de la ciencia y conciencia cubana. En su
apreciación, la SEAP surge como una consecuencia natural de varios
acontecimientos que tienen lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, que
convirtieron a La Habana en la sede de la Flota española y en el centro del
desarrollo comercial, artístico y social del Nuevo Mundo, superior en aquellos
momentos al que tenían Nueva York y Filadelfia, por ejemplo. Ellos fueron el
advenimiento del llamado “Despotismo ilustrado” en Europa y, en particular, en
España con Carlos III; la toma de La Habana por los ingleses en 1762, que evidenció
las desventajas del monopolio de la Corona española, y la independencia de
Inglaterra de las 13 colonias en 1776 (que se convertirían en los EE.UU.), que
crearon un mercado natural para los productos cubanos con puertos cercanos.
También contribuyó a ello el Gobernador designado, primo hermano de Carlos III,
ingeniero militar, al que acompañaron ingenieros de varios países europeos; la
creación en 1773 del Colegio-Seminario de San Carlos y San Ambrosio, que cambio
el sistema educativo y donde se formaron cuadros que contribuirían al
desarrollo de la SEAP, y la existencia del “Papel Periódico de La Habana” que
facilito la divulgación de todas estas ideas. Esos antecedentes hacen necesaria
y facilitan la creación de la SEAP para “reunir ilustrados para apoyar el
desarrollo económico del país y resolver colectivamente sus problemas, en
particular, los químicos vinculados a la producción de caña y azúcar”. Los cubanos “ilustrados” que crean la SEAP
hablaban varios idiomas, utilizaban el método científico para analizar la
realidad, visitaban otros países para conocer los últimos adelantos y hacían
experimentos. Hacían Ciencia para crear Conciencia, y utilizaban su Conciencia
para hacer Ciencia y generar Patriotismo.
Luis Montero presentó Un
bosquejo de la importancia de la caña de azúcar para la industria química
cubana, comentando la necesidad de que la enseñanza de la historia
trascendiera al hecho en sí, y lo vinculara con la realidad circundante. Señaló,
que el azúcar, directamente o como parte de otro producto, trasmite energía al
cuerpo humano casi inmediatamente y, además, es ¡dulce! y que no puede
desconocerse la importancia que la agroindustria azucarera ha tenido en el
desarrollo de la economía, la sociedad y la nacionalidad cubanas. La caña de
azúcar es la planta que mejor aprovecha la energía solar. La masa vegetal que
crea en un año supera en varias veces la de otras plantas, además de la ventaja
de que se siembra una vez y se cosecha varias veces durante 5 y más años. La
caña y sus derivados son un tesoro. Sus reservas energéticas son incalculables,
basta decir que solo aprovecha una parte mínima de la energía que contiene el
bagazo pues los Centrales se diseñan, a propósito, para balancear la generación
de vapor y electricidad con su consumo, y no para aprovecharla al máximo. Un
Central estándar es capaz de entregar a la red 5 - 10 kilowatt hora por
tonelada de caña, mientras que un Central que maximice la producción de
energía, es capaz de entregar más de 100. La Química está presente en el
desarrollo de la caña y de sus derivados, en la alcoquímica, en la pulpa y el
papel de bagazo, los furanos, el sorbitol y los polialcoholes, el alimento
animal y los bioproductos para la agricultura, entre otros. Pero, en su
apreciación, hay que lograr que la caña sea un negocio para su productor, comparado
con otros productos agrícolas, y que se propicie un mayor debate popular sobre
estos temas.
Fidel Vascós disertó sobre El aporte de la SEAP a la Economía Política. Señaló que, en
el siglo XVIII, sobre todo en Inglaterra, se sustituyó el concepto que los
metales preciosos eran la fuente de la riqueza, por la definición que eran la
industria y el comercio su verdadera fuente. En Cuba, Nicolás J. de Ribera en 1752
– 1756 señaló “consumo y comercio, y agricultura e industria, son minas
inagotables”; Antonio de la Paz en 1787 escribió “la economía debe basarse en
tierra, dinero, brazos y comercio exterior” y en “una política económica para
impulsar la producción de azúcar y tabaco” y Francisco de Arango y Parreño en 1792
lo ratificó en su “Discurso sobre la agricultura en La Habana y medios de
fomentarla”. El Gobernador Luis de las Casas, el Obispo de Espada y Alejandro
Ramírez, Intendente de Hacienda impulsaron estas ideas, que divulgaron el Papel
Periódico y el Diario del Gobierno. La Revolución de Haití de 1791 destruyó su
industria azucarera, provocó el desarrollo de la cubana y ratificó lo anterior.
En 1815 la SEAP anunció crear una Cátedra de Economía Política en el Colegio de
San Carlos, que fundó en 1818, como sus similares de EE.UU. y Europa. Su primer
profesor, Juan J. Vélez, la definió: “el gran arte de cómo se forman, distribuyen
y consumen las riquezas” y subrayó lo aun válido “Esta opulenta Isla crea
valores suficientes para pagar al extranjero lo que introduce, acumular e
invertir reproductivamente”. La catedra seguía las ideas de Adam Smith, Juan
Bautista Say y David Ricardo, organizaba concursos para aplicar el conocimiento
a la realidad de Cuba, defendía el liberalismo económico, la propiedad privada
y la responsabilidad del Estado en lo de interés colectivo y necesario. A Vélez
lo sustituye José A. Govantes que creía que el comercio no garantizaba siempre
ventajas mutuas, anticipando el intercambio desigual; que la industria y el
comercio decidían más que la agricultura, dar plena libertad al empresario y limitar
la intervención del Estado. La economía basada en el trabajo esclavo y el
monopolio de España impedía el librecambio capitalista que promovía la Cátedra
que, además, enfrentó dificultades, como aumento del trabajo esclavo, desconocer
la tierra y el capital como mercancías y la restauración del absolutismo en
1823, por lo que desapareció en 1824. En 1842, la SEAP la restablece dirigida
por Antonio Bachiller y Morales, pero sus textos no eran adecuados ni estudiaba
los problemas económicos de Cuba. En ese mismo año, en la Universidad de La
Habana se incluyó la Economía Política en los estudios de derecho. Avanzado el
siglo XX, la ciencia económica incluyó el análisis cuantitativo de la
macroeconomía, donde se distinguieron varios cubanos graduados en el extranjero.
Se concluye con la sugerencia de rescatar las Cátedras de Economía Política, que
hoy no existen en las universidades.
Posteriormente,
Arodis Caballero Núñez, ex director
del ICINAZ y del ICIDCA, actualmente asesor del vicepresidente de la Republica,
dirigió el debate, las preguntas a los conferencistas y los planteamientos
sobre las conferencias y sobre la monografía distribuida previamente, cuyo
título da nombre al Taller. Antes, introdujo el debate destacando la
importancia del laboratorio químico de control de la producción, cuya historia
es paralela a la de la agroindustria. Informó, también, sobre el Taller que se
celebra simultáneamente en AZCUBA, donde se han expuesto temas importantes de
ayer de hoy y de mañana.
Oscar Almazán felicitó a los conferencistas y a la
SEAP, manifestó sentirse orgulloso de lo expresado en las conferencias, señaló
lo oportuno de ellas en el “Año de la Ciencia”, dijo que un buchito de agua con
azúcar le devolvía la energía cuando se sentía cansado, adicionó a las ventajas
energéticas de la caña el ser “sumidero” de. CO2 y que había que
persistir sin cansarse en divulgar las ideas expresadas.
Jorge Núñez comentó que el Taller crea la necesidad de
organizar actividades similares sobre el papel de la SEAP en las etapas
históricas de los siglos XX y XXI. En cuanto a la introducción y alcance de la
enseñanza de la Economía Política en las circunstancias actuales considera que
es un tema importante que necesita de discusión y actualización de las teorías
y las técnicas aplicables existentes.
Luis Montero insiste en la necesidad de crear más espacios
populares donde la ciencia, los empresarios y el pueblo puedan discutir los
aspectos señalados, donde, en su opinión, aún hay mucho por hacer.
Torres Cuevas señala que, probablemente, hay espacio
para discutir sobre la situación de la Economía Política, pero no puede
obviarse que la situación actual no es la que había a fines del siglo XVIII,
cuando, prácticamente solo existía la SEAP. Ahora hay muchas instituciones que
generan conocimiento y opiniones sobre este tema, y el contenido cultural de la
SEAP se fortalece en la misma medida, quizás, en que su contenido económico se comparte.
También, en su opinión, es un hecho de
que al inicio de la Revolución se subestimó el papel que pudieran jugar la SEAP
y otras instituciones prestigiosas existentes, cuando aún no se habían creado
sus complementarias o sustitutivas.
Marcos Portal trasmite algunas experiencias personales
de su trabajo cercano a Fidel, en particular, cuando hubo que demoler cientos
de miles de hectáreas de caña y resembrarlas por una enfermedad, y cómo eso se
enfrentó, y resalta el papel que debe jugar la industria azucarera en la
producción de energía renovable y en la alimentación animal, sustituyendo al
maíz por la miel.
Eduardo Lamadrid, presidente de la ATAC, destacó la
importancia de los temas tratados y la necesidad de integrar los esfuerzos de
las instituciones participantes. En ese sentido, llama a fortalecer las
Cátedras Álvaro Reynoso que existen en todas las universidades y que pudieran
contribuir a resolver los problemas de la agroindustria. La ATAC está en total disposición
de apoyar a esas instituciones y fortalecer sus vínculos con la ATAC y con AZCUBA.
Isneri Talavera, vicepresidenta de la Academia de
Ciencias de Cuba, resaltó la importancia de que la Ciencia apoye a la
producción y que este Taller contribuye a ello.
Un miembro de
la Facultad de Química de la Universidad de La Habana resalta la importancia
que el Taller ha tenido para él y la Facultad, en cuanto a enriquecer la
enseñanza de la Química con su vinculación a la historia del país.
Otros
participantes comentan que mejorar la enseñanza de cualquier asignatura
introduciendo, por ejemplo, su vínculo con la historia, con el desarrollo de la
nacionalidad cubana y con los otros aspectos presentados en el Taller, debe ser
más una preocupación de los profesores que una decisión “política’ del MES.
También que, cuando existieron Cátedras de Economía Política o similares, el
trabajo de sus profesores y alumnos era parte de las fuentes de la que se
nutría el Gobierno para generar sus políticas económicas.
Terminada esta
fase a las 12 m, el doctor Jorge Núñez
Jover, presidente de la sección de economía y ciencias de la SEAP hizo la
clausura del Taller. Señaló su importancia y la de los aportes de los
conferencistas y participantes, y la necesidad de compatibilizar los cambios
científicos con los cambios sociales pues, en un sistema de gestión de gobierno
basado en la ciencia y la innovación, como el que se está en proceso de
instituir, donde el poder quiere consultar al saber y quiere que lo asesore en
las políticas públicas, hay oportunidades para la SEAP, aun cuando ya no sea el
único interlocutor, como sí lo era en el siglo XVIII y gran parte del XIX.
Núñez Jover añadió que en una Sociedad basada en la Ciencia y la Innovación es
imprescindible establecer un vínculo entre los académicos y los empresarios,
entre la ciencia y su introducción, y la historia reflejada en el Taller lo
confirma. En ese sentido, fortalecer las Cátedras Álvaro Reynoso ayudará.
Finalmente,
señaló que debemos estar orgullosos de nuestra historia, de ser cubanos, de los
valores políticos y humanos que se han ido creando, a lo que la SEAP ha
contribuido, y no solo a la economía, sino también a otras ciencias, a la
Química en particular, a la transferencia de tecnología y a la formación del
pensamiento científico.
Felicitó a los
conferencistas por el esfuerzo realizado y la calidad de sus ponencias y
exhorto a los participantes a asimilar los resultados del Taller y trasmitir
esta experiencia a su entorno.
En
uno de los espacios del salón, el ICIDCA expuso varios de sus desarrollos de
Bioproductos para la Agricultura, en particular, el Nitrofix que fija
nitrógeno; el Bioenraíz, que fortalece las raíces de las plantas, y el Fitomás,
que estimula su crecimiento, en pancartas que aportaron variedad al Taller.
Una parte
importante del Taller, de las conferencias e intervenciones fue filmada y
varios periodistas tomaron notas de sus aspectos más destacados.
JL, 18 de septiembre del 2022
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