Sábado, 10 Febrero 2018 05:00
La zafra azucarera 2017-2018 en Santiago de Cuba no comenzó como se esperaba. Transcurre ya el mes de febrero y la provincia se encuentra muy por debajo de las expectativas, aunque realmente no es un panorama solo de este territorio, sino de un buen número de centrales en todo el país…
Sin embargo, como dicen por ahí: mal de muchos es consuelo de tontos, y una parte importante de la economía cubana depende de lo que sean capaces de lograr los trabajadores agroindustriales de este terruño suroriental, vinculados a sus cuatro ingenios: el palmero Dos Ríos, que no ha empezado a moler; América Libre, de Contramaestre; el coloso de Mella; y el Paquito Rosales del municipio San Luis.
Este último ha sido tradicionalmente uno de los más estables, pero en la actualidad su situación es bien compleja. Al respecto, el Ing. Yoanis Sanabria director del central, analizó de forma detallada la situación existente en el “Paquito”, fábrica que inició la molida de la provincia el 24 de diciembre, y que no pudo cumplir con la zafra chica.
“El ingenio empezó bien, antes de lo planificado, hicimos la prueba en tiempo, el ejercicio en tiempo y arrancamos en tiempo. Teníamos todas las posibilidades para cumplir la zafra chica pero varios factores objetivos y subjetivos dentro de esta cosecha tuvieron que ver con este desfavorable resultado.
“Así como las decisiones que se tomaron en relación con el corte mecanizado y la entrada de tierra a los ingenios. Nosotros pensábamos que nos habíamos preparado para asumir el corte por debajo de la tierra para aprovechar más la caña, pero no fuimos capaces de hacerle frente a la tierra en el central.
“Eso nos trajo muchos problemas con la casa de calderas, revoltura en el calificador y desgaste de los equipos, porque la tierra es un medio abrasivo; y como tampoco combustiona, el bagazo que iba cargado con buen porcentaje propició que la presión de vapor fuera muy bajita, de modo que no cumpliera las expectativas de lo que se quería en el proceso”.
Al ingenio de Dos Caminos le faltaron 200 toneladas (ton) de azúcar por producir, para lograr el plan de 846 ton previsto hasta el 31 de diciembre. Entonces llegó un enero atípico, que sobrepasó la media histórica en lo referente a la lluvia.
“Estas precipitaciones provocaron que los materiales se deterioraran, y que la caña no alcanzara el Brix que se esperaba porque no maduró, y eso afectó los rendimientos de la industria, al igual que el alto contenido de tierra que nos siguió perturbando hasta que se tomó la decisión de subir el corte.
“También se nos paralizaba el ingenio por humedad en los equipos, en motores, por inundación en el sistema, haciendo prácticamente inoperante la zafra en enero… En el campo los equipos se atascaban, no podían entrar, los caminos se encontraban en muy malas condiciones, y entre una cosa y otra estuvimos paralizados un par de semanas.
“Tanto tiempo detenido el proceso, sin mover los materiales, sin dar temperatura, sin trabajar la casa de caldera, ocasionó un deterioro significativo de las masas, los jugos, los azúcares y las mieles, a pesar de que dimos todas las condiciones para conservarlos. Lo que pasa es que uno conserva para un período determinado, y realmente se extendió demasiado la paralización incidiendo en los indicadores.
“A su vez, eso trajo consigo una fuerte caída del rendimiento, porque el endulzante comenzó a dar un alto porcentaje de mieles y poco contenido de azúcar. Pero volvimos a moler. Tuvimos que darle a la fábrica un período de recuperación para poder renovar de a poco todos aquellos materiales…”, explicó Yoanis Sanabria.
Sumado a este complejo contexto, existía un gran porcentaje de caña en el suelo que había que procesar para no perderla, pero que no se encontraba en óptimas condiciones. Lo anterior influyó en la producción, en el rendimiento, en la calidad del azúcar y en la propia molida del ingenio.
“Nosotros estamos exhibiendo rendimiento en fábrica de 17 y 18 de brix sostenido… En otros tiempos se manejaban cifras superiores a 20... Y otro tema que nos inquieta es que como no se molió en diciembre ni en enero, tenemos caña quedada y requedada, cuyo máximo rendimiento estaba en esos meses, y ya estamos en febrero. Eso nos añade una afectación, que se va a extender por lo menos lo que dure este segundo mes del año.
“Las paradas le hacen mucho daño a la fábrica, causan obstrucciones, averías y roturas; la humedad también afecta significativamente la electricidad, y hemos tenido muchas averías eléctricas, cables a tierra, pequeñas explosiones, que también han propiciado las interrupciones”, argumentó el ingeniero.
El “Paquito Rosales” se ha ido recuperando y estabilizando, y según Sanabria, ya se encuentra en condiciones de moler sin problemas incluso alrededor del 70% o más; y expresa que la calidad del azúcar es superior. Desde el punto de vista agrícola, este central cuenta con tres pelotones de combinadas KTP y 1 200 macheteros encargados del 55% del corte de la caña.
Esta tarea, que aporta la materia prima para la producción del endulzante, a pesar de tener tres unidades que no logran completar la fuerza, no ha tenido problemas para entregar el tallo dulce al central. Así lo dijo Fidel Román González Guerra, director de la UEB Atención a Productores del ingenio, quien expresó además que el principal malestar, que ralentiza la cosecha y la producción, son los sitios que recepcionan la gramínea.
Acerca de este particular, el Ing. Yoanis comentó que los dos centros de acopio y la mesa alimentadora habían presentado complicaciones: “Al de Santa Cruz, le cayó una piedra que pasó por la torre de cuchillas y provocó una rotura significativa, que ya se empezó a procesar; en Mejorana hacía falta un pegamento que llegó anoche y hoy por la mañana acometimos.
“Era una banda de goma que venía “dando bateo” hace días, la íbamos cosiendo por la falta de este pegamento, y hoy le estamos dando solución. En cuanto a la mesa, se le partió una cadena, ya la arreglamos… ha llenado alrededor de 10 carros, y ahora tuvo una avería que vamos a resolver a tiempo antes de arrancar el central, para evitar que sea peor más adelante, y que no se vuelva a detener la producción del crudo”.
Al iniciar en diciembre el ingenio sanluisero tenía un plan técnico económico de unas 20 400 ton de azúcar, el cual a raíz de todos los problemas antes mencionados, por indicación de la dirección del país se transformó en un plan mensual que varía según las condiciones climáticas y otros factores.
Este cambio se debe a que los incumplimientos afectan directamente el bolsillo de los trabajadores, por lo que es mejor que sea alcanzable y “acorde a los tiempos” para proteger a los agroindustriales, y que no duela tanto (como en diciembre y enero) en su salario. De tal modo, el plan del presente febrero para el “Paquito” es de 4 184 ton, y se han hecho hasta la fecha 801 ton.
“Nosotros no renunciamos, tenemos una deuda con el plan pero cada día vamos descontando, y si se muele estable con un ritmo de 150 ton diarias podemos despegar y cumplirlo, siempre y cuando no existan otras adversidades”, afirmó Sanabria.
Las perspectivas para la actual contienda azucarera en Santiago de Cuba no son alentadoras. Queda mucho por hacer e innumerables desafíos que vencer para contribuir con el azúcar de la canasta básica de los santiagueros, y con la economía del país de manera general. Es así, que habrá que trabajar muy duro para volver a sentir en este territorio indómito, el dulce sabor del cumplimiento de una zafra.
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