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No es novedad que las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de 2020 no le son favorables a Donald Trump. A lo largo del año, como se muestra en la compilación de estudios estadísticos electorales de RealClearPolitics, en casi todos los casos los principales aspirantes demócratas (Joe Biden, Bernie Sanders, Elizabeth Warren) superan a Trump en las preferencias. Y la popularidad del mandatario nunca ha sido muy elevada y se ha situado en torno al 40%, con altas y bajas, según indica el seguimiento al respecto de FiveThirtyEight.
Pero ha sido una encuesta reciente divulgada por la televisora Fox News la que ha incrementado la percepción de que Trump podría ser un presidente de un solo mandato, una noción que, incluso, él mismo parece temer.
En los datos más recientes de esa encuesta, singular tanto por proceder de una televisora de ideología conservadora y que se ha convertido en adalid de la presidencia de Trump como por el rigor que se le concede, se muestra una importante erosión del apoyo popular hacia el mandatario y, sobre todo, un considerable rezago ante los precandidatos demócratas.
En ella, Biden logra 50% de las preferencias contra 38% de Trump, Sanders le gana al presidente 48% / 39% respectivamente, Warren le gana 46% / 39% y Kamala Harris 45% / 39%.
Ciertamente esas cifras son una muestra del sentir ciudadano en un momento específico (del 11 al 13 de agosto de 2019) y pueden variar de aquí a 2020. Pero son un punzante indicador de que las cosas no van bien para Trump en lo electoral, tanto que el propio mandatario expresó su disgusto: “Algo está pasando en Fox. Yo se los digo ahora mismo. Y no estoy feliz con ello”, dijo el presidente el domingo pasado, de acuerdo a CNN. Que los datos le hayan sido adversos y que hayan provenido de Trump fueron, a juzgar por esas declaraciones, un doble mal trago para el mandatario.
Por añadidura, la popularidad de Trump ha tenido una tendencia estancada: fue del 45.5% al inicio de su mandato pero ha permanecido de 2008 a la fecha entre el 40 y 42%. Trump, en esa lógica, no ha podido expandir su base de simpatizantes y, bajo cierta óptica, incluso ésta se ha deteriorado. A eso hay que añadir el hecho de que la niveles de preferencia electoral de Trump en la citada encuesta de Fox (38-39%) son incluso menores que sus índices de popularidad.
Como se indica en la revista New York, Trump logró vencer a Hillary Clinton en 2016 en varios estados clave porque la candidata demócrata era tan impopular como era Trump, incluso más que él entre quienes desaprobaban ambas candidaturas. Hoy, los votantes que desaprueban tanto a republicanos como a demócratas prefieren, con todo, ampliamente a los segundos que a Trump: por ejemplo 43% a favor de Biden y 10% a favor de Trump, según la encuesta de Fox News.
Y si a eso se suman los temores a que en el futuro cercano se desate una recesión económica (posibilidad que Trump rechaza y que explica como una conspiración de los medios para afectar sus opciones de reelección, de acuerdo a The New York Times https://www.nytimes.com/2019/08/18/us/politics/trump-economy-recession.html), el panorama electoral no resulta muy auspicioso para el presidente.
Así, la pregunta que muchos se formulan es si Trump correrá la suerte de Jimmy Carter en 1980 y George Bush padre en 1992, que solo permanecieron un periodo en la Casa Blanca y fueron vencidos en su afán de reelección por Ronald Reagan y Bill Clinton, respectivamente.
Ese es ciertamente el objetivo de los demócratas y en ello se fundamente la lógica de seleccionar al candidato más “elegible”, incluso si ello implica, como se ha analizado, una opción con una posición ideológica y un programa de gobierno mucho más a la izquierda o al centro de lo que unos u otros quisieran dentro del Partido Demócrata.
Trump ciertamente no está vencido y cuenta con recursos poderosos, tanto políticos como económicos, y una retórica punzante que, es de esperar, se pondrán en acción a gran escala en los meses próximos y, sobre todo, en 2020.
Y dada las peculiaridades del sistema electoral estadounidense, las percepciones a nivel nacional no necesariamente serán indicativas de lo que sucederá en los estados indecisos clave: Michigan, Pennsylvania y Wisconsin (que fueron demócratas por décadas y dieron por la mínima el triunfo a Trump en 2016), por un lado, y Florida, Arizona, por otro.
Sea como sea, ciertamente el camino de aquí a 2020 luce empinado para Trump, pero tampoco resultará fácil para los demócratas.
Comentario HHC: Tocayo muchas gracias , muy interesante lo que envías
como siempre, solo quisiera comentar que las elecciones
pasadas estuve dándole seguimiento durante toda la
campaña Hillary vs Trump por el sitio RealClearPolitics ( no
hay otro mejor) y no hubo ni una sola vez que Trump rebasara a la
Clinton es esas encuestas , y de hecho Trump obtuvo 2 868 691 votos menos finalmente ( las encuestas tenían
razón) , sin embargo gano las elecciones por el sistema de voto
electorales, que es el que decide en los EE.UU por 304 vs
227 como se menciona al final del artículo.
Aún cuando las encuestas dan una idea de como van las
cosas, en los estados que Trump gano el voto electoral en el 2016,
sigue contando con el apoyo por lo que he podido observar y es posible (
ojala que no) que se de el caso, que el candidato mas votado por
el pueblo, no sea el Presidente otra vez ( cosas de esa
democracia). Así la Florida es el tercer estado que mas voto electoral
da con 29 , es donde residen mas cubanos y se explica todas las
acciones en el mismo..
Siempre me llama la atención que no se den encuestas
por los estados de los candidatos que es lo importante o no se
divulguen tanto, ya que se determinaría fácilmente quien va al frente de
estos votos electorales en la carrera electoral y tendríamos
cual seria el posible presidente. De todas formas hoy Cubadebate publicó un articulo donde se comenta del paquete de medidas que están analizando
implementar para evitar una recesión en EE:Uu y Trump pueda reelegirse,
que es lo único que podría sacarlo del juego. Veremos.
Saludos
Humberto Herrera Carles .
Comentario de Carlos Alzugaray Treto
Hola,
Gracias por el material y por el comentario de HHC. Aquí les mando mi visión del tema:
1. A estas alturas, cuando faltan 17 meses para las elecciones de noviembre del 2010, cualquier pronóstico sobre el resultado de las mismas es sumamente arriesgado. De ahora a entonces pueden pasar muchas cosas. Todas impredecibles, como la propia victoria de Trump.
2. En su mayoría las encuestas se equivocaron en el 2016 pero eso no quiere decir que hay que ignorarlas. Después de todo no hay otra cosa que hacer desde Cuba. Coincido con HHC en que el sitio RealClearPolitics es probablemente el mejor. Pero hay que ver otras. A mi me gusta el trabajo que hace Nate Silver en The Upshot del New York Times, quién, por cierto, se equivocó también en el 2016 pero hizo para mí el mejor análisis post-morten de por qué las encuestas erraron. Básicamente hubo un electorado escondido que no es fácil de encuestar y que las encuestadoras no tomaron en cuenta. Es probable que ese error no se repita.
3. El elemento clave para mí es que aunque Trump sigue por debajo en las encuestas, su base social es mucho más sólida que la de cualquier demócrata. Los 63 millones de norteamericanos que votaron por Trump en el 2016 probablemente voten nuevamente por él. Lo único que, a mi criterio, puede cambiar eso es una debacle económica mayúscula como la del 2008. Pero estemos claros que mantenga ese número general de votantes no le va a dar la elección. Lo fundamental es si puede, con ese caudal de votos, repetir las victorias en los tres estados que se la dieron y que Hillary pudo haber ganado si no hubiera sobrestimado el voto demócrata y subestimado el republicano: Pennsylvania, Wisconsin y Michigan. En estos tres estados los márgenes fueron pequeños. Serán estados muy discutibles en el 2020 y cualquiera los puede ganar. Por cierto, Hillary ganó todos los condados con mayoría de cubano-americanos en la Florida. No creo que un demócrata pueda ganar Florida en el 2020 (como lo hizo Obama en el 2008 y 2012), no tanto por el voto cubano-americano sino por la franja de votantes blancos anti inmigración que abunda en Florida Central y en el norte pegado a Giorgia. Por supuesto, el voto cubano-americano republicano de ultra derecha se ha fortalecido con la afluencia de dinero y presencia venezolana pero no obstante eso recuérdese que los demócratas derrotaron a los republicanos cubano-americanos en los curules de Ileana Ross y Carlos Curbelo en el 2018 y que casi ganan la Gobernatura y el puesto de senador que en definitiva obtuvo Rick Scott.
4. Otro factor que puede erosionar el apoyo a Trump, además de la economía, es la percepción de que no ha cumplido algunas cosas que prometió en materia de política exterior. Es cierto que eso puede ser marginal pero lo pequeño de su ventaja hace que sea vulnerable en este terreno.
5. Con Hillary se dio una paradoja muy interesante. Dada su larga trayectoria política desde que estaba en la Universidad de Wellesley (en la cual por cierto se inició como republicana) probablemente no había persona más preparada para ser presidente desde el punto de vista de la mayoría de la clase dominante y de las elites del poder. Pero era una candidata muy vulnerable precisamente por eso y porque su equipo cometió errores garrafales, quizás basados en la arrogancia de que pensaban que tenían la elección en el bolsillo. Lo que quiero decir es que a pesar de todo lo dicho sobre Trump, él no ganó, Hillary perdió. La noche de las elecciones ni los propios trumpistas creían en la victoria. Recuerdo que Jim Acosta, quien estaba cubriendo la campaña de Trump para CNN, reportó poco después que se cerrarán los colegios electorales en el este que una alta fuente de la campaña le había dicho que sólo un milagro los podía salvar. Se ha sabido después que quien se lo dijo fue Kellyane Conway quien en esa época era la estratega republicana más cercana a Trump.
6. El anterior punto nos lleva a algo que puede ser clave. ¿Quién va a ser el candidato demócrata, cómo se conformará la fórmula Presidente-Vicepresidente, y cómo van a diseñar la estrategia de campaña para sacar el voto a la calle? Tienen la gran desventaja de que hay una clara división entre el ala más progresista (Sanders y Warren son los más representativos) y el ala más centrista (Biden y Kamala Harris podrían entrar en esta categoría). A pesar de los avances del sector progresista, en el que figuran prominentemente las miembros de "la banda de las cuatro", no me parece que el electorado norteamericano saldría a votar en números suficientes por un candidato que pareciera demasiado "izquierdista" o "socialista". Trump lo sabe y está golpeando a los demócratas con eso. En este momento y a estas alturas, y con posibilidades de equivocarme, una fórmula Biden-Warren o algo parecido pudiera ser la clave de la victoria pero siempre que la estrategia de campaña sea efectiva. Ahora bien, es difícil que conocidas las lecciones del 2016 los demócratas pierdan tantos estados clave que pudieran ganar con esos dos elementos: una buena fórmula presidencial y una estrategia de campaña que saque el voto anti-Trump a la calle. El voto anti-Trump puede haberse fortalecido con todas las barbaridades que ha hecho.
7. Una reflexión final: cuesta mucho trabajo pensar que un presidente que ha desprestigiado tanto la oficina del Presidente, que ha insultado a tanta gente y que tiene tantos enemigos pueda ser reelecto, pero, por supuesto, puedo estar equivocado como lo estuve en el 2016.
Un abrazo,
Carlos
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