Asunto: Otra vez
sobre el trabajo ideológico. (Respuesta a tu correo del
23/10/20)
Estimado
Vascos,
Comparto
contigo la utilidad de este debate, dialogo o intercambio sobre el trabajo
político ideólogo pues nos permite a nosotros mismos aclararnos algunos
aspectos y tal vez ayudar a otros en el mismo propósito.
A tu correo,
enviado en respuesta al enviado por mí y publicado en varios blogs, trataré de
darte respuestas puntuales y de hacerlo lo más sintéticamente posible.
1—La teoría y
la ideología, como parte de la super estructura ciertamente son solo un reflejo
de la realidad practica y no son la realidad practica misma, pero tienen una
extraordinaria importancia para la realidad practica, puesto que, derivándose de
esta retornan a ella e influyen determinantemente en la misma y “las ideas se
convierten en fuerza real cuando se apoderan de las masas”. Soy de los que cree
que “sin teoría revolucionaria no hay practica revolucionaria eficiente” y no
cualquier teoría ni ideología revolucionaria.
2—Ante tu
planteamiento de que la propia ideología marxista ha ido cambiando con el
tiempo los grupos e intereses sociales que representa, te recuerdo en primer
lugar según yo lo entiendo, partiendo que Marx ante todo era un revolucionario y un
humanista, que lo esencial de su pensamiento y partidismo social no lo era su
planteamiento del papel protagónico principal que tenía la clase obrera de la
época para encabezar una revolución socialista, conclusión a la que llego sobre
todo tomando el ejemplo de Inglaterra que fue el que el utilizo como prototipo
para derivar su teoría económico política y de lucha revolucionaria socialista
para el momento histórico que le toco vivir.
De todas
maneras, te sugiero, sin hacer una diferenciación de concepciones entre Marx y
Engels que algunos injusta y a veces perversamente han hecho, que releas la
obra de este último, titulada “El problema campesino en Francia y Alemania”
escrita en 1894 y verás el papel revolucionario que entendía Engels debían
jugar los campesinos junto a la clase obrera.
Es cierto que
fue en época de Lenin que más se desarrolló el papel que debían jugar los
intereses de los campesinos y las clases medias en general en el proceso
revolucionario. Después en China y Vietnam y posteriormente, con el crecimiento
de las luchas de las colonias, semi colonias y neo colonias, en estas se
manifestaron y estuvieron y están representados incluso intereses de burguesías
nacionalistas patrióticas.
Pero en todas
las épocas históricas, desde Marx hasta Fidel, se mantuvo como una constante y
elemento común dentro de la ideología revolucionaria con base marxista, que los
intereses a defender y representar en un proceso revolucionario han sido y son
los de explotados, los de los pobres, los de los humildes, integrados estos en
un momento histórico dado por unos intereses y grupos sociales dados y en otros
momentos por otros intereses de clase y sociales más diversos.
Martí ante la
muerte de Marx, no dijo que “puesto que se puso del lado de la clase obrera
merece honor”, sino “puesto que se puso del lado de los pobres”.
El propio Martí
lo que dijo fue que “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte
echar”.
Fidel al
declarar el carácter socialista de la Revolución se dirigió a “los hombres
humildes de la patria” para decirles que esta era una Revolución “de los
humildes, por los humildes y para los humildes”.
Quiere decir
que, en mi comprensión, nunca ha cambiado el carácter de los intereses sociales
y clasistas que ha defendido la ideología marxista, socialista y martiana y
finalmente fidelista: los intereses de los pobres, de los humildes, de los
explotados, integrados en cada momento histórico por unos u otros grupos
sociales según la época y país determinados.
3—Es cierto que
las teorías y las ideologías van cambiando con el tiempo, pero hay teorías y
teorías e ideologías e ideologías. Para mí el marxismo no es una teoría más, no
es una teoría cualquiera, sino una que mantiene sus concepciones y principios
fundamentales como elementos comunes a las diferentes épocas y situaciones
históricas que se van sucediendo a través del tiempo, tanto en lo ideológico
como en lo científico. Porque “no es un
dogma sino una guía para la acción” y porque es la única que tiene una base científica, puesto que fue Marx el que descubrió la ley del desarrollo histórico
humano, válida y vigente para todas las sociedades y sistemas: “el hecho tan
sencillo pero oculto, hasta él, bajo la maleza ideológica de que el hombre
necesita en primer lugar comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder
hacer política, ciencia, arte, religión, etc.”
Cierto es, en
primer lugar, que Marx y el marxismo se nutrieron y se derivaron de todo lo
mejor del pensamiento económico, filosófico, político y social anterior y así
continúo ocurriendo posteriormente a través de los más auténticos, honestos y
capaces continuadores que le han dado seguimiento y desarrollo a su obra
practica y teórica, destacándose en ello Lenin y Fidel, independientemente de
los errores y desaciertos que era lógico cometieran como
seres humanos acometiendo la dirección de lucha, primero por la conquista del
poder y después por la construcción de una obra tan compleja como lo es una
revolución social de carácter socialista.
Cierto es, como
ya dijimos, que muchas otras ideologías, teorías y doctrinas han contribuido a
nutrir y enriquecer al marxismo desde su nacimiento, a través de su historia y
hasta nuestros días, incluso doctrinas e ideologías ajenas al interés que
representa y a los objetivos principales y principios fundamentales del
pensamiento marxista como lo es la ideología del liberalismo en todo su trayecto
y desde varios de sus aspectos
tanto en lo económico, como en lo político y social. No ya la ideología del más
reciente denominado neoliberalismo con todas sus aberraciones.
En cada
reformulación de nuestra ideología, de nuestros conceptos y de los modelos de
su aplicación, adaptándolos con sentido del momento histórico que se vive y
cambiando todo lo que debe ser cambiado, debe asimilarse de las demás
ideologías y teorías todo lo que convenga y facilite los objetivos de la
revolución, como tú planteas: “injértese en nuestro tronco el mundo”.
Pero nuestro
tronco y nuestra raíz debe permanecer siendo nuestra única ideología de base:
la socialista, marxista, martiana y fidelista.
Nunca “todas
las ideologías y ninguna ideología” para derivar de ello la verdadera
ideología. Asimilación crítica y selectiva si, igualdad y contaminación
indiscriminada nunca.
Un abrazo,
Humberto Pérez.
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