CAMAGÜEY.- “Desde agosto del 2020 estoy esperando un paquete que mi hija mandó desde Gran Canaria, cuando lo rastreé y supe que estaba en el Mariel, averigüé. Tenía 19 contenedores delante. En enero me enteré de que habían llegado a Camagüey y cuando me dirigí a la oficina de General Gómez, muy amablemente me dijeron que era probable que el paquete estuviera allí, pero había muchos y el mío podía estar en cualquiera de los sacos. Me lo entregarían en la casa, todavía lo estoy esperando y son medicamentos, algo que necesito. En noviembre, me realizan otro envío, que ya está en el Mariel, pero con 23 contenedores por delante en cola para abrirlo”, contó a Adelante una clienta cuya historia lamentablemente se repite una y otra vez.
Para entender y desatar este nudo, Adelante.cu siguió el camino que recorren los bultos desde que llegan a la provincia hasta la entrega, ya sea en el domicilio o la recogida por el cliente en las oficinas de la Empresa de Correos de Cuba.
El proceso parece sencillo, pero una vez que la paquetería es descargada en la unidad de logística de la provincia, porque las grandes rastras o el tren no pueden acceder directamente al Centro de Clasificación, situado en la calle Avellaneda, se traslada en vehículos más pequeños para esa instalación, que, además de cumplir esas funciones, también recibe desde toda la correspondencia del territorio hasta algo tanto sencillo como las facturas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa).
NUDO O CUELLO DE BOTELLA
Desbordado el Centro de Clasificación Postal de la provincia, prácticamente no se puede caminar allí adentro, hay paquetes por todos lados.
El andar inicia con la recepción y el pesaje de la valija. Dentro pueden venir entre 10 y 20 paquetes, a veces más. Se abre, se clasifica y se factura para el próximo sitio. También pesan cada unidad y la introducen en el sistema. Allí hacen los bultos que se envían a cada una de las oficinas para ser entregados a domicilio o recogidos por los clientes, de acuerdo con la opción seleccionada. Todo sucede bastante rústico en un local que no cuenta con las condiciones para ese trabajo.
Luego en cada oficina tienen que hacer lo mismo, pesar y entrar los datos al sistema informático que permite que los envíos sean rastreados mediante la aplicación para celulares o la página web de la Empresa.
No solo sucede con los paquetes internacionales, también los nacionales sufren dichas peripecias; incluso los que se envían desde aquí para Cuba y el mundo tienen que ser procesados por el abarrotado centro de clasificación, que incluso ha tenido que buscar otras áreas para almacenar lo que va llegando.
Jorge Carlos Jiménez Leiva, director adjunto de Correos en Camagüey, explicó que han tenido que mover personal administrativo, de oficina y hasta choferes para hacer frente a la explosión de paquetería.
Según datos ofrecidos por la Empresa durante 2020 se procesaron en la provincia más de 80 600 paquetes, el doble de lo recibido en el 2019. Ello superó toda la infraestructura creada para trabajar unos 2 000 bultos por mes; en enero de 2021 recibieron más de 10 700.
Jiménez Leiva aclaró que cada vez que hay una diferencia en el peso, se establece una reclamación, se analiza el caso y si constituye responsabilidad de la entidad, indemnizan al cliente. “Pero en ocasiones mandan por aquí de todo, chocolates, pomos que se revientan, hasta papas de una provincia a otra se han enviado, sin tener en cuenta cuánto puede demorar y obviamente se echan a perder”, enfatizó.
DESDE ADENTRO, POR AFLOJAR EL NUDO
Renel Serrano Torres, director del centro de clasificación, especificó que junto a él laboran 20 personas, 10 se dedican habitualmente a la paquetería.
“Sin contemplar los refuerzos, a lo sumo hemos estado trabajando solo en eso 15 personas. Antes las entradas eran más regulares, ahora por problemas de combustible se acumulan miles para realizar los viajes a provincias. Esto atenta contra todo aquí, pues no hay capacidad objetiva de espacio ni de fuerza de trabajo para asumir tan grandes volúmenes, sobre todo porque la manera de organizarnos y la responsabilidad con el paquete. El mismo que abre la valija cierra el ciclo enviándola a su próximo destino”, enfatizó y refirió el esfuerzo de trabajar hasta horas extras para procesar entre 1 000 y 1 200 bultos diarios.
Otros factores que aprietan el nudo son el peso de los bultos, que se ha multiplicado también, y la cantidad de paquetes con datos falsos para burlar las regulaciones aduanales. Por la demora, muchos llegan con las etiquetas borradas y entonces hay que identificarlos por decantación.
El director adjunto esclareció que para los que traen medicamentos hay un grupo temporal en la dirección provincial de Correos que analiza los casos a solicitud de los clientes y les dan prioridad, lo cual “hace doblemente difícil el trabajo, es como localizar una aguja en un pajar, pero lo asumimos si el caso lo amerita”.
Antonio Conde Echevarría es chofer en la Empresa y hoy está movilizado, apoyando en la paquetería. “Aquí hacemos lo que haga falta, abrir, pesar, envasar, ya estoy entrenado y termino unos cuántos diarios, desde que inició el año estoy aquí”.
Por su parte, el joven Alberto Toledo Leguén, es todo un experimentado, “cada uno aquí procesa entre 200 y 300 paquetes diarios, pero no tenemos las condiciones óptimas para la explosión que se ha dado. Antes usábamos nada más el área de atrás del Centro, ahora ocupamos todo y no da abasto, hay valijas hasta en otra de las dependencias de la Empresa. Tampoco hay un flujo organizado, por donde mismo entran tienen que salir y eso entorpece el trabajo”, dijo.
Jorge Carlos Jiménez explicó que Correos de Cuba había previsto dentro del plan de reparación y mantenimiento reacondicionar el sitio, “incluso hemos valorado moverlo de lugar, el proyecto sale en poco más de un millón de pesos, pero este año no vamos a tener los ingresos esperados y no podremos hacer nada aquí”.
¿POR EL CANAL VERDE O CANAL ROJO?
La ruta, en el municipio cabecera, continúa en el Centro de Distribución Domiciliaria (CDD) perteneciente a Camagüey 1, en General Gómez. Esta unidad se reparó y cuenta con las condiciones mínimas para realizar su labor. Allí reciben las valijas, las vuelven a pesar y distribuyen las de entrega a domicilio; a los otros clientes los llaman para que las recojan.
Si el paquete llega por el canal verde, o sea sin restricciones de Aduana, no hay mayores dificultades. Si el envío entra por el canal rojo de la Aduana citan al destinatario, le explican la infracción y aplican la medida. Luego de la remodelación del CDD, cuentan con un local para guardar lo destinado a esa categoría. Aunque permanece bajo la custodia de correo, la Aduana determina qué hacer con el bulto de acuerdo con la infracción cometida.
“Nosotros hemos detectado aquí dinero falso, fármacos no autorizados, teléfonos satelitales. Las violaciones en las que más se incurren son las de carácter comercial, medios técnicos no autorizados, artículos prohibidos y regulados, el exceso al valor y se envía al canal rojo cualquier envío dudoso o con declaración fraudulenta”, explicó Nancy Gutiérrez Méndez, oficial de Aduana.
También clasifican en ese grupo equipos como bicicletas eléctricas y otros que se entregan con propiedad.
Casi al concluir el recorrido este equipo apreció a un cartero que hacía hasta lo imposible por llevar junto con él una pesada carga. En una bicicleta para la que no hay gomas, no es de último modelo y mucho menos está habilitada para la entrega de paquetes, pero insistió en que no debía hacerse esperar un día más al cliente. Luego de varios amarres, partió.
Reservas organizativas quedan, máxime si se analiza el proceso más allá de las fronteras de Camagüey. Aquí resta mejorar las condiciones de trabajo de quienes tienen que lidiar con miles de bultos diarios, exigir seriedad y respeto por el cliente, solo así se logrará desatar el nudo de los paquetes.
Es bochornoso que a 62 años de "Revolución" Correos de Cuba sea incapaz de entregar los paquetes que tanta importancia tienen para nuestras familias, principalmente a las que dependen de medicamentos y alimentos enviados por sus familiares en el exterior. Vergüenza le debería dar a nuestros dirigentes que esos envíos demoren meses en llegar y otros tantos meses en ser distribuidos. Este es un ejemplo más de la ineficiencia del modelo de Capitalismo Monopolista de Estado que rige en nuestro país y que es el responsable del bloqueo interno. Si este servicio pasara a ser realizado por cooperativas, estoy seguro que no pasaría más de una semana en ser distribuidos después de su llegada a nuestro país y los provenientes de Estados Unidos no demorarían más de una semana en llegar a nuestro país si una línea mercante cubana autogestionada se encargara de esa tarea.
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