Hace 25 años que en un
hecho sin precedente y con un importante ingrediente colonialista, el
presidente demócrata William Clinton, firmó una genocida e infame ley contra el
pueblo, gobierno y el Estado independiente libre y soberano de la República de
Cuba.
Presentada en marzo de
1996 bajo el embustero e indigno título de “Ley de la Libertad y la Solidaridad
Democrática Cubanas” quedaba clara la intención de provocar la caída del
gobierno revolucionario, recobrar las propiedades nacionalizadas y volver al régimen
de explotación, miseria, insalubridad, analfabetismo e instalar el poder
paralelo, del gobierno criollo sometido y la embajada de Estados Unidos
ejerciendo el poder real. O sea, un embajador con el papel de Virrey, algo
similar a lo que hicieron en Irak con el nombramiento de un gobernador.
La ley presentada por
los ultraconservadores congresistas republicanos de Carolina del Norte Jesse
Helms y Dan Burton, de Indiana, fue concebida, financiada por la CIA y por la
firma Ron Bacardí e impulsada por los sectores cubanos-americanos, de extrema
derecha y la saga de los que fueron apoyos, cómplice y aliados de la sangrienta
dictadura de Fulgencio Batista y de la mafia estadounidense de Meyer Lansky que
imperaba en Cuba.
La Ley ya conocida como
Helms-Burton, tenía el objetivo estratégico de globalizar el bloqueo económico
impuesto desde 1962, aunque desde 1959 luego de la firma de la Ley de Reforma
Agraria, se venían aplicando sanciones económicas a Cuba, por los sucesivos
gobiernos estadounidenses.
La activación por parte
del gobierno de Donald Trump de activar los títulos III y IV que sanciona
financieramente a cualquier país o empresa que comercie con Cuba, negar la visa
a empresarios, gerentes y familiares de los propietarios de grandes
conglomerados económicos para visitar Estados Unidos, impedir el ingreso de
buques que trasladen alimentos y otros productos a Cuba ha provocado no pocos conflictos
con sus aliados europeos.
La finalidad era y
siempre ha sido, provocar el derrocamiento del gobierno revolucionario, pero su
alcance es tan grave que por su carácter extraterritorial afectan las
relaciones comerciales y económicas con sus aliados. La prepotencia imperial
desafía al mundo, desde hace 27 años en la ONU los gobiernos votan la
resolución cubana que pide el levantamiento del bloqueo y explica muy bien el
carácter violador e ilegitimo de su aplicación. En el 2019, 187 países de los
192 votaron a favor y solo tres votaron en contra Estados Unidos, Israel y
Brasil y se abstuvo Colombia y Ucrania.
Frente al fracaso de
diversas acciones, incluida la derrotada invasión militar en Playa Girón, en
abril de 1961; más de 600 planes de asesinatos contra Fidel Castro, la
organización de bandas criminales en varias provincias, todas derrotadas; actos
terroristas y sabotajes contra la economía. Las pérdidas de más de 3478 vidas
cubanas y 2099 impedidos físicos como consecuencia de esas acciones.
Los diversos gobiernos
que ocuparon la Casa Blanca, sintieron la resistencia de un pueblo que se
negaba a volver a ser una colonia de Estados Unidos. Mientras que, desde el
triunfo revolucionario, una minoritaria comunidad cubana, establecida en la
Florida desde enero de 1959, vinculados a la CIA, desde la época de la
dictadura de Batista y al sistema político de la Florida, emprendieron la
carrera política y desde el Congreso, utilizaron y utilizan su influencia, para
conspirar contra Cuba.
A 63 años del triunfo
de la Revolución ese minoritario, desprestigiado y mendaz, pero poderoso
grupúsculo persiste y continúan secuestrando la política de Estados Unidos
hacia Cuba.
Un ejemplo lo tenemos
en lo sucedido el pasado 9 de marzo, en la audiencia del Comité de Relaciones
Exteriores de la Cámara a la cual fue convocado el Secretario de Estado de la administración
Joe Biden, Anthony Blinken , quien frente a la interpelación de la senadora cubana -americana María Elvira Salazar,
acerca de la política que la
administración Biden asumiría frente a Cuba, este le respondió “que no
implementaran ninguna acción con Cuba sin antes consultar con el Congreso”.
María Elvira, nefasto
personaje vinculada a la mafia terrorista cubana de Miami, en su continua
provocación, pidió que Blinken,
aclarara cual sería la política que se aplicaría a Cuba y sí se mantendría la
aplicación de la ley Helms-Burton y los títulos III y IV de la ley. El
Secretario de Estado le respondió que nada se hará sin consultar con los
cubanos-americanos. Una respuesta, dirigida más al sector anticubano de La
Florida y no entrar en un debate, y menos en un escenario electoral del 2022, o
una respuesta para salir del paso.
Pidió se pronunciará de
cuál sería la posición de EE: UU en relación a una información aparecida en la
revista colombiana Semana, de un plan de Cuba para apoyar electoralmente al
candidato Gustavo Petro. Blinken respondió que desconocía dicha información. La
legisladora consideró “preocupante” que Blinken desconozca que lo publicado por
Semana está basado en un informe de la
inteligencia colombiana.
La supuesta ignorancia
de Blinken, puede estar más vinculada, a no prestarse a lo que él si debe
saber, que el gobierno colombiano está desesperado en descalificar al candidato
Petro del llamado Pacto Histórico y vincularlo a un plan de Cuba y ello le
daría el reedito que lograron en el 2016 cuando Uribe ganó el plebiscito, con la campaña de que si no
votaban por el NO, sería el
castrochavismo el ganador y colocaría a la guerrilla en la presidencia. El NO ganó y hoy ese pueblo
colombiano está pagando muy caro ese error y allí tienen, incumplido los
acuerdos de paz y las masacres diarias.
El Pacto Histórico es
una alianza electoral del centro izquierda colombiana para presidenciales del
próximo año y Estados Unidos está más bien expectante a lo que sucede en
Colombia y por el momento no parece que quieran caer en la trampa uribista de
culpar a Cuba y más conociendo que la Revista Semana es un instrumento de la
inteligencia militar colombiana.
También queda clara la
hábil y mal intencionada forma para vincular a Cuba en supuestas acciones
injerencista y demostró como la mafia cubana-americana en el Congreso, sigue
con su objetivo de buscar cualquier elemento que le sirva para atacar a Cuba y
poner escollos para evitar que se produzca una política diferente de la nueva
administración estadounidense con la isla.
Esa permanente
insistencia de ese grupúsculo cubano americano en el Congreso, está asociada a
que ellos están tomando en cuenta que cobra cada día más fuerza, la opinión de
congresistas demócratas y un sector republicano de que el bloqueo los ha
conducido al fracaso y dejar a Estados Unidos aislados mundialmente al
aferrarse a una conducta, que política, diplomática y culturalmente, ha
fortalecido a Cuba, en su digna y heroica resistencia.
Es evidente el
secuestro, por ese minoritario grupo de legisladores cubanos americanos de la
política de Estados Unidos hacia la isla. Pero contrariamente lejos de dañar y
de aislar a Cuba, la ha fortalecido y se aprecia en la solidaridad
internacional con su gobierno y pueblo. Pueblo que ha fortalecido su conciencia
y tiene claro que es el gobierno de Estados Unidos, el máximo responsable de
sus penurias y que lejos de ser un buen vecino ha procurado en 62 años destruir
a Cuba.
Lo real de ese
grupúsculo mafioso, de origen cubano-americano,
es que han hecho de su política
anticubana, una fórmula de enriquecerse de los millones de dólares que reciben año
por año del gobierno estadounidense, para mantener esa engañosa política de
financiar a una supuesta oposición que no existe.
La realidad es otra, a
Cuba solo llega un pequeño monto para pagar a sus llamados periodistas
“independientes”, y a operadores de redes sociales convertidos en
propagandistas en contra de su pueblo. El grueso de ese millonario aporte, va a
los bolsillos de esos congresistas para financiar sus campañas electorales y
auto titulados líderes de las organizaciones terroristas como Alfa 66,
Directorio Democrático y financiar a los canales de televisión y emisoras de Miami que se dedican a
trasmitir falsas noticias y ambientar el odio y desprecio de los cubanos en la
Florida por su país.
Ese pequeño monto de dinero,
le sirve para, con migajas financiar a sus agentes y elementos
contrarrevolucionarios en la isla, como los mercenarios de San Isidro, a los
cuales les paga 100 o 200 dólares por acciones vandálicas, como lo han
declarado los dos mercenarios que fueron detenidos y juzgados con todo el
debido proceso y públicamente confesaron, que ese fue el dinero que le pagaron
por enlodar con sangre de cerdo varios bustos del apóstol de la independencia
José Martí. Y estos queridos lectores y amigos, son los supuestos “patriotas”
que quieren liberar a Cuba.
Aquí tienen queridos
lectores, la realidad de como ese grupo cubano-americano en el Congreso
manipula y llevan varias décadas viviendo y enriqueciéndose, él expresidente Barack Obama, expresó muy
claramente, cuando restableció las
relación con Cuba, que la política de
bloqueo ha fracasado. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional.
La Habana, Cuba, 15 de
maro de 2021. 18.30 hrs.
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