Aun con la venta de almuerzos para llevar, el restaurante CartaCuba ya registra utilidades. Foto: Katia
Aunque es muy pronto para sacar las cuentas del restaurante Carta Cuba, Juan Antonio Echemendía asume el riesgo de ser categórico cuando dice que “la iniciativa sí dará resultados “y que todos sus trabajadores tienen esperanzas en el cambio porque “era lo que siempre habíamos querido”.
Lo creía desde antes, cuando Carta Cuba, La Cueva, La Confronta y Solaris tenían la gestión limitada a lo que pudiera llegar de la Empresa Municipal de Gastronomía, y lo reafirma ahora que esas cuatro unidades tienen personalidad jurídica y funcionan como pequeñas empresas.
El 1ro. de febrero fue el cambio. Juan Antonio pasó de ser el administrador, a director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Carta Cuba, donde los trabajadores pueden disponer del 30 por ciento de las utilidades. Si bien la nueva forma de gestión ha venido a implementarse en medio de una pandemia que mantiene esos establecimientos cerrados al público, allí no han cesado de buscar alternativas.
Ofertas de 25.00 y 50.00 pesos forman parte de una lista de menús que salen a recorrer las calles cada mediodía; además de la opción de comprar para llevar. La aceptación ha sido rotunda, nunca regresan con comida, y algunos llegan hasta para comprar cerveza dispensada, un rara avis de estos días.
Solo en la primera quincena de marzo Carta Cuba había vendido más de 400 000.00 pesos y, a ese ritmo, Juan Antonio calcula que al cierre del primer trimestre ya sus trabajadores podrán sentir el impacto del cambio. “Aquí no quieren que se rompa ni una copa, porque les cuesta 100.00 pesos reponerla; todos están centrados en vender y vender para ganar y en ofrecer un servicio de calidad para que el cliente repita”.
Lo mismo ha sido en La Cueva, con ventas discretamente menores a las de Carta Cuba, superiores a lo que antes vendía esa unidad cuando solo recibía recursos de la Gastronomía. Según su director, Osmany Ángel Bello, su UEB no para de buscar opciones. Ya sea para establecer contratos con varias entidades y adquirir desde una cajita de cartón (y ofertar el almuerzo en la calle) hasta llegar a los campos y comprarle productos al campesino con el efectivo del que disponen o con los cheques que pueden emitir.
Ambos directivos esperan que cuando puedan abrir sus puertas, el impacto de la nueva forma de gestión sea más visible para comensales y trabajadores. Sin embargo, antes de que eso ocurra otras 12 unidades se sumarán a esa modalidad en la gastronomía, buscando eficiencia y mejor funcionamiento.
De acuerdo con declaraciones de Rigoberto López Pérez, vicepresidente que atiende la distribución en el Consejo de Administración Provincial, dentro de la nueva lista se incluyen La Atarraya, de Morón; la cafetería Las Delicias, en Primero de Enero; la pizzería de Florencia; el restaurante Piscina, de Bolivia; y el Don Pepe, de la ciudad cabecera, entre otros.
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