Autor: Ortelio González Martínez | internet@granma.cu
Aviones de mediano y gran portes llegan cada semana a Jardines del Rey y ninguno levanta vuelo con mercancías procedentes del polo productivo de Ciego de Ávila. Foto: Osvaldo Gutiérrez Gómez (ACN)
Jardines del Rey, Ciego de Ávila.– Arisley Hernández Salandrín confiesa sentirse dichoso cada vez que regresa de uno de los cientos de viajes entre Ciego de Ávila y el aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, siempre detrás del volante de su Kenworth diez ruedas, camión que conduce desde hace más de cinco lustros, por una ruta que sabe de memoria.
Cada lunes, miércoles y viernes –hasta que los volúmenes aumenten– debe recorrer la estrecha carretera central y después, la anchurosa pero deteriorada autopista nacional.
Según el propio protagonista, sale a las seis o siete de la noche para «avanzar con la fresca y evitar el deterioro de los productos». Cuatro horas después, más o menos, arriba al aeropuerto. Allí descansa, en espera de poder descargar la mercancía, y su posterior envío al avión, a partir de las ocho de la mañana.
Es el ritual que ha asumido por años con puntualidad, para reducir el estrés de no llegar a tiempo. «Jamás un avión ha levantado vuelo sin la mercancía que lleva Arisley», confiesa Héctor Luis Crespo Martínez, jefe del colectivo de Transporte en la unidad empresarial de base (UEB) Servicios Técnicos, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Ceballos.
Solo por la distancia a recorrer, cada año esa unidad reporta considerables gastos adicionales en recursos financieros y materiales para enviar las mercancías desde el primer polo exportador agrícola de Cuba, en esta provincia, hasta el aeropuerto José Martí, en La Habana; pese a disponer el territorio de la terminal aérea internacional Jardines del Rey, a poco más de cien kilómetros de la ciudad capital avileña.
Limas y limones frescos, piña, mango, ají picante o chile habanero, aguacate y sábila formaron parte de las 48 295 toneladas enviadas a Canadá en 2020, por ejemplo; cifra que debe aumentar en el presente año, incluso, con el posible surtido a otros destinos.
Sin embargo, los embarques de cargas comerciales por Jardines del Rey están detenidos desde hace unos 16 años y solo se reactivaron, por única vez, a finales de enero de 2020, cuando Caribex, la empresa exportadora-importadora de los productos pesqueros de Cuba, expidió 50 cajas con ejemplares vivos de angulas (alevines de la anguila) con destino a un país de Asia.
Directivos de la terminal aérea, la Aduana General de la República en el territorio, el Departamento de Sanidad Vegetal y Veterinaria en la Delegación Provincial de la Agricultura y la Empresa Agroindustrial Ceballos, eslabones esenciales en la cadena comercializadora, coinciden en que existe voluntad para retomar las exportaciones, pero aún no se ha concretado.
Lubia Olivera Espinosa, especialista de la Delegación Provincial del Ministerio del Turismo, quien atiende el área comercial y el aeropuerto internacional Jardines del Rey, hace unos días afirmó que, tras iniciar la temporada de alta turística, recibieron unos 27 vuelos semanales, cifra que se incrementó en el primer mes del año 2022.
«Durante el año 2021, las aeronaves procedentes de Canadá y Rusia constituyeron mayoría entre las acogidas en esa terminal aérea, mientras que otras provenientes de México apuntan a la diversificación de los mercados emisores de turistas», comentó.
El aeropuerto Jardines del Rey llegó a realizar 52 operaciones semanales en la etapa de esplendor del turismo.
Mario Antonio Hernández Rivero, director general del Aeropuerto, afirmó que trabajadores y directivos de esa instalación están dispuestos a asumir pequeños volúmenes de viandas, vegetales y frutas, en dependencia de las capacidades de las aeronaves y del peso de los productos, al tiempo que reconoció que la reactivación de los envíos al exterior sería «un negocio donde todos ganamos».
Aviones de mediano y gran portes llegan cada semana y ninguno levanta vuelo con mercancías procedentes del polo productivo de Ciego de Ávila, que por su potencial podría enviar productos frescos e industrializados hacia Eurasia u otras naciones del mundo cuando lleguen nuevas líneas aéreas a uno de los balnearios de sol y playa más promisorios del Caribe.
Fuentes de la Aduana en Ciego de Ávila y del Departamento de Sanidad Vegetal y Veterinaria coincidieron en que, si las instancias superiores y facultadas lo decidieran, disponen de las fuerzas y del personal especializado para garantizar los envíos del polo agrícola avileño y de otras provincias de la región central de Cuba hacia el exterior.
Sin embargo, Domingo Escalante Pérez, director de Comercio Exterior en la Agroindustrial Ceballos, la entidad avileña con más años de experiencia en las exportaciones, confesó que en la terminal aérea no están creadas las condiciones mínimas necesarias que eviten el deterioro de los productos frescos perecederos, al no disponer de la logística exigida.
No obstante, quizá sea factible crear esas condiciones, si redundaran en ahorros. Raúl Batista Donet, director de la UEB Servicios Técnicos, adscrita a la Empresa Agroindustrial Ceballos, precisó que la organización que él dirige gasta, como regla, unos 4 000 litros de petróleo al mes en la transportación de productos desde Ciego de Ávila hacia La Habana –en ciclos de ida y vuelta– y se ve obligada a desembolsar 55 960 pesos, de acuerdo con el valor actual del litro de ese combustible en el mercado interno.
A ellos se agregan costes elevados en motorrecursos, neumáticos y en el salario de los choferes.
A ello se suman los gastos de piezas y, sobre todo, de neumáticos, que son altamente costosos en la actualidad y de material de empaque. Además, no tener que recorrer ese largo trayecto representaría ahorro financiero por el servicio de refrigeración de las mercancías, al no tener que hacer los despachos con mucho tiempo de anticipación.
«De hacer las operaciones por Cayo Coco, los camiones consumirían al mes un aproximado de 480 litros», dijo Batista Donet.
La decisión requeriría hacer un análisis más integral, que incluya todas las variables. El gasto está y las ganancias también, pero quizá las posibilidades puedan ensancharse.
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