Cuatro noticias pueden identificarse como las de mayor impacto en la economía cubana en 2021: desde la inflación hasta la reforma monetaria, la vacunación anticovid y el reordenamiento de los actores económicos. El año alargó la crisis que acompaña a la pandemia y removió ámbitos estratégicos.
El 2022 comienza entre planes de recuperación, entre persistentes desequilibrios, liquidez financiera y otros síntomas de la crisis. El gobierno se propone un crecimiento del 4% en el PIB este año.
En el horizonte de la economía cubana asoman algunas luces, aunque de manera borrosa por su estrecha conexión con las incertidumbres y las incógnitas que también le legó 2021.
El mayor de los conflictos, la inflación, recuerda un capítulo similar de la crisis del Período Especial en los años 90. Remata, como entonces, una larga lista de problemas internos en un contexto externo desfavorable.
La mayoría de las maniobras implementadas por el gobierno en el 2021 buscaba soluciones, mediante reacomodos para que los principales sectores, actividades y actores recuperen gradualmente sus capacidades. La primera y más importante de estas operaciones fue la Tarea Ordenamiento, aunque necesitó ella misma de reajustes apenas dio los primeros pasos. Y los sigue requiriendo.
Desde antes era evidente la necesidad de transformaciones en múltiples áreas de la economía, para remontar la crisis integralmente.
Las cuatro noticias del año
En un contexto global de pandemia y con una parálisis social y económica inédita en Cuba, 2021 abrió con la reforma monetariacomo principal noticia de la economía. Ese podio lo compartió en el año con la inflación, la creación de vacunas cubanas contra la Covid-19 seguida de la vacunación y la entrada al escenario nacional de las micro, pequeñas y medianas empresas privadas (mipymes), en compañía de las estatales.
Las cuatro noticias clasifican como lo más relevante para la economía en2021 por la novedad, las consecuencias directas para la actividad económica y las transformaciones profundas que entrañan para la vida política y social cubana. Del cuarteto, la inflación es el síntoma más evidente e inquietante, pero no el único.
Por el contrario, las otras tres noticias –Tarea Ordenamiento, vacunas vs Covid-19 y mipymes– se derivan de programas que implementó o aceleró el gobierno para que la economía levante cabeza. Otras medidas pusieron la mirilla, incluso, en sectores estratégicos: las empresas estatales y las producciones agropecuarias, por ejemplo.
Pero tuvieron menos impacto en los públicos mediáticos del país, ya sea por la poca visibilidad de sus primeros resultados o por el temor de que sean la repetición de carpetas de medidas que las autoridades aplican año tras año para el sistema empresarial y la agricultura, sin éxito sustancial.
El 2021 tuvo otro momento notorio en abril, con el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, pero esta vez la estrategia económica acordada por la máxima estructura de poder político varió poco la ruta trazada cinco años antes en los Lineamientos de la Política Económica y Social y la Conceptualización del Modelo de Desarrollo Socialista.
Síntomas de la crisis
El crecimiento del 2% del producto interno bruto (PIB) en 2021 apenas representó, en la práctica, un freno para la recesión registrada a cuenta de la pandemia. Todavía en el primer trimestre de ese año se registró una fuerte baja del PIB (-13,4%), una prolongación del retroceso consecutivo de dos años: -10,9% en el 2020 y -0,2% en el 2019.
Ante el nuevo año, el gobierno parece más cauteloso y realista que en los planes anteriores. Para el 2021 había soñado una meta de crecimiento económico del 6%, justo en medio de los rebrotes que llevaron la pandemia a un pico trágico, con el alargamiento de la parálisis casi total del turismo, la desarticulación consiguiente de buena parte de la economía, que quedó sin locomotora, y la postración del comercio minorista.
Después de registrar en 2020 bajas sensibles en casi todos los indicadores de producción y servicios, en 2021 variaron poco los resultados finales de la industria (-1,7%) y la agricultura (2,1%).
La producción de petróleo descendió un 4%, 3.069 toneladas. El níquel incumplió en más de 5.000 toneladas el plan de 52.600, lo que implicó una caída de 5% en relación con el año previo y que perdiera una tajada de 60 millones de dólares a cuenta de precios internacionales en alza.
Los peores resultados los tuvieron el azúcar, con una producción estimada en 828.000 toneladas, un 25% por debajo del año anterior,y el turismo, que recibió dos tercios de visitantes menos que en 2020.
De acuerdo con datos hasta el tercer trimestre de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la construcción apuntaba a cerrar el 2021 sin mucho cambio en relación con el año previo, mientras el comercio tendía a recuperarse en los meses finales tras una arrancada pésima (-21,4% en el primer trimestre y -10,5% hasta septiembre). La salud (15,9%) y el transporte, almacenamiento y comunicación (10,2%) eran las actividades con mejor medición económica.
El despegue comenzó en el segundo semestre, a medida que el gobierno pudo implementar acciones para reavivar su economía, entre las cuales la más importante fue la vacunación masiva contra la Covid-19 en la recta final del 2021. Más prudente en sus cálculos ahora, el gobierno programa para el 2022 una meta de crecimiento del 4%.
Aunque las condiciones epidemiológicas apuntan a mejorar y los caminos económicos empiezan a despejarse, los desequilibrios inflacionarios –el síntoma más doloroso de la crisis–, las privaciones financieras y las contracciones productivas están en su peor momento. El reordenamiento monetario alienta todavía más dudas que ilusiones.
Ordenamiento inconcluso
Ante los diputados, el ministro de Economía, Alejandro Gil, defendió la Tarea Ordenamiento como un paso oportuno, aunque reconoció errores en el diseño y aplicación de esta reforma. Foto: Tomada de CubadebateLa unificación monetaria y cambiaria era recomendada, discutida y esperada en Cuba incluso antes de ser incorporada a la letra de la reforma económica en 2011. Pero su implementación demoró hasta el primero de enero de 2021. Ese día la tasa oficial de cambio del peso cubano pasó de 1 CUP x 1 USD a 24 CUP x 1 USD y el peso cubano convertible (CUC) dejó de circular.
El sistema financiero del país y la contabilidad de las empresas ganó transparencia, al desaparecer la extraña dualidad monetaria y cambiaria que oscurecía cualquier medición económica.
Para compensar el trabalenguas existente en el sistema monetario, la economía cubana había incorporado en la práctica más de dos tasas de cambio. Era imposible precisar cuáles empresas eran rentables y cuáles sobrevivían subsidiadas por el Estado o por la dualidad del CUP-CUC.
La Tarea Ordenamiento, como la identificó el gobierno, se completó con una reforma del sistema de precios y subsidios y con una reforma de salarios y pensiones, áreas en que se habían acumulado profundas distorsiones durante casi tres décadas de existencia del CUC.
Sin embargo, el drama de la inflación ha generado dudas acerca de si no era el peor momento para la reforma monetaria.
Al concluir el primer año, el ministro de Economía, Alejandro Gil, descartó que fuera el ordenamiento una causa de la inflación. La achacó a la caída de la producción y la oferta con la crisis de la Covid-19, endurecida por el agravamiento del bloqueo económico de Estados Unidos.
“Si seguimos esperando el mejor momento, nunca lo hacemos”,dijo en diciembre pasado ante los diputados. Defendió este paso bajo el criterio de que“nos ha permitido ampliar los actores económicos y ponernos en mejores condiciones de comenzar a recuperar la economía de forma gradual”.
Pero en esa oportunidad el titular de Economía y viceprimer ministro admitió que “el ordenamiento tiene problemas de diseño y en su implementación, que hemos estado corrigiendo en contacto con los productores y empresas”. A pesar de los largos años de preparación, apenas arrancó la reforma monetaria hubo que reajustar numerosos precios, incluyendo la tarifa de electricidad, y readecuar regulaciones de la contabilidad presupuestaria y empresarial.
Otra realidad que empaña la unificación monetaria es la ampliación en 2021 de un circuito comercial en moneda libremente convertible (MLC), que mantiene el gobierno desde 2019 para calzar el consumo minorista. Las autoridades defienden esas tiendas como opción temporal –“tabla de salvación”, dijo Gil– porque oxigenan la deprimida oferta a la población y aportan ingresos a numerosas empresas para financiar su adquisición de materias primas. Permite mantener con vida importantes fuentes de empleo, insistió Gil recientemente.
La dolarización parcial de la economía es uno de los conflictos pendientes de solución antes de considerar que el ordenamiento monetario tenga éxito. A su vez, depende de la solución de otro enredo, la inflación.
Las culpas de la inflación
Entre los errores más notorios de la Tarea Ordenamiento estuvo una pifia en los cálculos de la Comisión Permanente de Implementación y Desarrollo. De acuerdo con la explicación del jefe de la misma, Marino Murillo, a la Asamblea Nacional del Poder Popular, la inflación derivada de la devaluación del peso hubiera podido ascender en 6.900% o 70 veces en el mercado informal, con influencia en el comercio minorista y mayorista.
Ante igual público, Alejandro Gil dijo un año después que la inflación cerraría el 2021 alrededor de un 10% por encimade lo previsto. De acuerdo con la estimación de la ONEI, los precios minoristas aumentaron en 77,33%, con alzas más fuertes en las actividades de transporte (188,60%), servicios de la vivienda (153,54%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (113,50%).
Diez años después de ser creada para conducir la reforma económica, la Comisión Permanente fue disuelta en el 2021, justo cuando el ordenamiento monetario y el resto de las transformaciones se ven amenazadas por desequilibrios inflacionarios.
Tanto el gobierno como las voces críticas de la academia identifican la inflación como el mayor problema de la economía cubana en estos momentos. También la población. En 2021, los precios en mercados y comercios han mantenido una inquietante tendencia al alza, que se traga los incrementos salariales de años previos y el beneficio que pudo derivarse de la reforma monetaria en un primer minuto.
El problema antecede a la Tarea Ordenamiento. El economista José Luis Rodríguez observa que“ya antes del 2020 existía una presión inflacionaria creciente al aumentar la masa de dinero en circulación con una disponibilidad menor de bienes y servicios”. En su opinión esta situación “se agudizaría en el 2020 y el 2021 por la crisis debido a la irrupción de la pandemia”.
De acuerdo con datos de la ONEI que cita este experto, la tasa de inflación viene en alza desde 2020, al subir ese año la liquidez en manos de la población al 121% del PIB y escalar el déficit fiscal al 17,7% del PIB.
La devaluación consecuente del peso llevó la tasa de cambio a cien pesos por dólar en el mercado informal al cierre de enero de 2022, cuatro veces menos valor que en la tasa oficial.
Turismo, inversiones y remesas
El rebrote de la pandemia en el 2021 enfrió las expectativas de recuperación del turismo y, por carambola, de la economía cubana en su conjunto. La contracción casi total en la recepción de vuelos y viajeros ha constituido la representación más clara de la crisis en una economía que ha definido a la industria del ocio como su locomotora.
De acuerdo con la ONEI, Cuba solo recibió 356.470 visitantes en 2021, un 33% del total registrado un año antes o el 7,5% de los que llegaron al archipiélago cubano en el 2018, el mejor previo a la Covid-19. La suma de visitantes en 2020 y 2021 (1.442.390) representó menos del 30% del récord de 2018. Si el ingreso promedio por turista se mantuvo en un nivel similar al de 2019, los ingresos totales de esa industria habrán quedado por debajo de 900 millones de dólares entre ambos años, bastante menos que los 2 500 millones que el turismo ingresaba anualmente antes de llegar a la realidad global el Sars-Cov-2.
La parálisis del turismo dejó sin mercado a numerosas producciones y servicios del país, incluidas los materiales de construcción y la mobiliaria. Los gastos en inversiones cerraron con las pérdidas lógicas. La ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, confirmó en diciembre que el país había dejado de ejecutar miles de millones de pesos planificados en la actividad inversionista.
La industria eléctrica fue una de las pocas que consiguió avances de sus inversiones, para incrementar en 400 MW su capacidad de generación.
Las remesas, otra fuente importante de moneda dura para la economía cubana, han sufrido una fuerte reducción simultánea en estos años, por medidas que adoptó la administración de Donald Trump (2017 – enero 2021) antes de abandonar la Casa Blanca y que el presidente Joe Biden (enero 2021) ha mantenido intactas.
Según estimados de expertos*, el flujo de remesas hacia Cuba pudo haber caído en más de una cuarta parte en 2020 y a menos de la mitad en 2021. Las medidas del bloqueo económico estadounidense contra esa opción habrían impedido la entrada directa de más de 2.000 millones de dólares a la economía de las familias cubanas entre ambos años, justo en medio de la crisis sanitaria y económica más dramática de las últimas décadas.
Primeras reacciones
Las perspectivas de recuperación son más visibles para el turismo y otras exportaciones que para las remesas (el gobierno de Biden no manifiesta intención de aflojar el castigo anticubano). Apenas entrevió esperanzas en relación con la pandemia, el gobierno reabrió el 15 de noviembre las fronteras y aeropuertos. El propósito declarado por el ministro de Turismo Juan Carlos García Granda es recibir al menos 2,3 millones de turistas en 2022 bajo los protocolos sanitarios que aplican hoteles y demás instalaciones.
El comercio exterior también aspira a levantar cabeza, luego de varios años de contracción sostenida, con la caída más brusca de las exportaciones de bienes y servicios en 2020 (-20,5%). A juzgar por el reporte de fin de año del ministro de Economía, las ventas de mercancías y servicios al exterior, que redondearon 8.643 millones de dólares el año pasado, apuestan a crecer en 851 millones en el 2022.
El gobierno no solo asienta sus esperanzas de recaudación este año en producciones tradicionales como el níquel (747 millones) y el tabaco (288 millones), así como el turismo, en el área de servicios (unos 1.400 millones, si las playas cubanas atrapan a los 2,3 millones de visitantes). También ha incorporado a la lista dos renglones de la familia tecnológica: los servicios de telecomunicaciones, que aumentarían un 2 % sobre los 787,5 millones de dólares que ingresaron en 2021 y las exportaciones de productos biofarmacéuticos.
Carta de oro de la biotecnología
La industria de medicamentos programa el incremento más sólido del año en ventas cubanas al mercado externo. Con las vacunas de factura biotecnológica como perla principal de la corona, se propone un salto de un 70% en sus ingresos por exportaciones, que cerraron en 2021 con 162 millones de dólares.
El país ingresaría poco más de 274 millones de dólares en 2022 de cumplirse planes entre los cuales las vacunas anticovid aparecen como carta fuerte, aunque no son las únicas. El grupo empresarial BioCubaFarma produce ocho vacunas, con la antimeningocóccica BC del Instituto Finlay y la recombinante contra la Hepatitis B, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) entre las más reconocidas.
Tras demostrar con la inmunización masiva del país contra la pandemia la eficacia de las vacunas Abdala (del CIGB), Soberana 02 y Soberana Plus (del Instituto Finlay en alianza con el Centro de Inmunología Molecular y el Centro Nacional de Biopreparados), Cuba comenzó a exportarlas a cuatro países: Vietnam, Irán, Nicaragua y Venezuela. Mientras, negocia el aval de la Organización Mundial de la Salud, que ayudaría a abrirles alguna de las puertas controladas en los mercados europeos por las grandes transnacionales farmacéuticas globales. También explora mercados en otros países como Bielorrusia y México.
El director del Instituto Finlay, Vicente Vélez, confirmó ante los medios que la industria biofarmacéutica cubana podía producir más de cien millones de dosis anualmente mediante el llenado de 100.000 bulbos por día. Esta capacidad, que garantizaba la cobertura nacional y disponibilidad para exportar, aumentó con la inauguración en noviembre del Complejo Industrial Biotecnológico CIGB-Mariel en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM). Con el nuevo año, esta fábrica comenzó a producir la vacuna Abdala.
La directora de ZEDM, Ana Teresa Igarza, informó que ese complejo de capital ciento por ciento cubano, era el primero de tres proyectos de alta tecnología ya aprobados, para su desarrollo en cuatro años con participación extranjera.
Como al resto de la actividad inversionista, la pandemia frenó la captación de nuevos negocios para esta Zona. Solo aprobó seis nuevos en 2021. Desde su inauguración hasta el cierre de este año ha dado luz verde a 61 negocios de 21 países; 34 ya están en operaciones.
Casi más que los ingresos por exportaciones que pueden derivarse de las vacunas cubanas, estas creaciones tienen el mérito estratégico de haber devuelto al país tranquilidad y capacidad para reabrirse al turismo y expandir gradualmente el resto de la economía. A la contribución sanitaria y mercantil puede sumarse un alivio en las presiones presupuestarias.
En momentos de contracción severa de ingresos externos, inflación y depresión del consumo, los gastos del Estado se resintieron por la compra de medicamentos y otros recursos de salud. En 2021, el Presupuesto desembolsó alrededor de 3 000 millones de pesos para gastos de salud, de los cuales poco más de mil fueron para poner coto al Sars-Cov-2, según informó Bolaños a la prensa.
Finanzas externas esquivas
Días después de concluir el 2021, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) dio la sorpresa al concederle a Cuba un crédito de 46,7 millones de dólares para la producción de 200 millones de vacunas contra la Covid-19. La biotecnología cubana consiguió que se le abriera discretamente un mercado que en los últimos años se le ha cerrado a cal y canto.
La contracción de producciones y liquidez en moneda dura, unida a la contracción de mercados externos y las trabas del bloqueo para impedir que Cuba emplee sus reservas con bancos y navieras, han llevado al gobierno a un callejón sin salida.
Una consecuencia, el incumplimiento del pago de los servicios de la deuda externa después de haberla renegociado años antes con el Club de París y con otros acreedores como Rusia y China; los incumplimientos también se acumulan ante proveedores comerciales. Otra consecuencia, las dificultades para acceder a nuevos créditos.
“La renegociación de la deuda externa bajo nuevos mecanismos” es, en opinión del economista José Luis Rodríguez, una de las primeras acciones que debería emprender Cuba frente a la crisis inflacionaria del momento. Permitiría “restaurar los flujos financieros corrientes y a largo plazo que requiere la economía cubana” y recuperar la capacidad para revivir el financiamiento externo e interno. Este paso lo concibe vinculado con “una política más flexible de captación de la inversión extranjera directa”.
De acuerdo con estimados de Rodríguez, la deuda externa de Cuba se ha mantenido en torno a 30.000 millones de dólares desde el 2013, aunque observa un peligroso incremento de la brecha financiera en los años de la Covid-19 entre el beneficio de la balanza comercial y los servicios acumulados de la deuda.
Agricultura: en busca de recursos financieros
La agricultura es una de las actividades más golpeadas por la carencia de moneda dura para financiar insumos imprescindibles. La crianza de cerdos corre el riesgo del estancamiento y el retroceso por escasez de piensos y otros recursos básicos. Cultivos básicos en la dieta cubana, como los frijoles, el arroz y las viandas, tropiezan por el pobre abastecimiento de fertilizantes, combustibles y plaguicidas.
Con participación de productores y expertos, el gobierno propuso a inicios del 2021 un paquete de 63 medidas para mitigar el conflicto. Lo presentó como “respuesta a problemas estructurales, organizativos, productivos y socioeconómicos”. Las autoridades aludieron entonces al sobredimensionamiento de las estructuras, la baja productividad agropecuaria, la poca introducción de la ciencia y la técnica, el deficiente uso de la tierra y el impago a los productores, todos problemas viejos.
Las nuevas medidas promueven una mayor descentralización de los actores económicos de la agricultura, en primer lugar, las cooperativas, para flexibilizar la concurrencia de los mismos a los mercados internos y externos. En esa cuerda, el paquete aprobó la participación directa e indirecta de las cooperativas en proyectos con inversión extranjera. Al cierre del año ya habían firmado 158 contratos, por un monto total de 15,3 millones de dólares.
Un paso aplaudido fue la creación de la banca de fomento agropecuario, con capital de mil 800 millones de pesos destinados a la producción porcina, la ganadería vacuna y los cultivos de arroz, plátano, yuca y guayaba. Hasta diciembre, había otorgado 252 créditos. Iniciativas insuficientes a todas luces, el ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, prometió a fin de año priorizar la gestión de nuevos financiamientos para las producciones de leche, maíz, arroz y frijol, y explorar la posibilidad de subsidios estatales para las producciones de café, maíz, arroz, tomate y leche.
De las tensiones que atraviesa la actividad agropecuaria habla un diagnóstico que presentó el ministro a los diputados. Dos tercios de las 4.818 cooperativas existentes presentan una situación económica desfavorable.
Mipymes
Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) privadas no son nuevas en Cuba. Actuaban desde hace años bajo la etiqueta de trabajadores por cuenta propia, o como cooperativas, lo que les permitía contratar legalmente trabajadores, pero no les confería personalidad jurídica. La nueva regulación las colocó a partir de septiembre del 2021 en igualdad de condiciones jurídicas que las formas estatales para hacer negocios y articularse a la economía.
La respuesta fue inmediata. Cuatro meses después de recibir luz verde a mediados de septiembre, las mipymes y las cooperativas no agropecuarias rozaban las dos mil. A juzgar por la cantidad de solicitudes en cartera, podrían aproximarse a cinco mil en fecha próxima. La gran mayoría son mipymes privadas: 1.422, de las 1.471 registradas hasta mediados de enero. Estatales solo eran 27 y cooperativas no agropecuarias, 22.
De acuerdo con datos del Ministerio de Economía y Planificación a mediados de enero el 58% de las mipymes eran reconversiones, fundamentalmente de TCP, y el 42% nuevas creaciones.
Las actividades económicas más demandadas son la fabricación manufacturera (materiales de la construcción, calzado, confecciones del hogar y otras), la producción alimentaria y la reparación de equipos de cómputo, automotores e informática.
Dos desafíos enormes tienen estos nuevos agentes, sean mipymes privadas o estatales y las cooperativas: acondicionarse con éxito en un contexto cambiante, de crisis, inflación y limitaciones financieras acentuadas como nunca, y articularse a una economía que funcionó durante años bajo patrones distantes de los paradigmas de competencia empresarial que surgen de facto, al multiplicarse los actores económicos.
El actor principal
El modelo ideológico del socialismo cubano sigue otorgando a las empresas estatales el papel de actor principal de la economía. Mientras preparaba la entrada a las formas privadas, desde 2020 ha adoptado sucesivos paquetes de medidas para reorganizar y relanzar el sistema empresarial estatal.
En 2020 incorporó 28 disposiciones que descentralizaron reglas del juego empresarial y que hubo que renovar como parte de un amplio rediseño de regulaciones contables y comerciales que exigió luego el ordenamiento monetario.
Mayor impacto noticioso causó otro par de medidas que fueron presentadas a mediados de 2021, después de aprobar el Consejo de Ministros la Estrategia para el Perfeccionamiento de los Actores Económicos. Con una, el gobierno eliminó la obligación de utilizar la escala salarial en el pago a los trabajadores de las empresas estatales, flexibilizó la distribución de utilidades entre los mismos y dejó en manos de las direcciones de las empresas el diseño de las reglas salariales en sus respectivas entidades. Con la otra disposición reajustó normas de funcionamiento para facilitar la incorporación de formas estatales al mundo de las mipymes.
De la complejidad de ambos pasos hablan los conflictos destapados en el ejercicio salarial, en una coyuntura de limitaciones, así como el poco entusiasmo en las solicitudes estatales para registrarse como mipymes, a pesar de la mayor autonomía que tendrían.
Como evidencia de las grietas que arrastra el sistema empresarial, más de 500 entidades estatales cerraron el año con pérdidas, de unas tres mil existentes. Para evitar la quiebra requirieron de subvenciones millonarias desde el Presupuesto del Estado.
Con el Presidente Miguel Díaz-Canel como adalid, el gobierno ha emprendido una campaña a favor del diálogo con científicos y sociólogos, incluidos economistas, y hacer de la ciencia y la innovación un ejercicio cotidiano de los actores económicos y de la sociedad en su conjunto. Lograrlo en las empresas estatales pudiera convertirse en uno de los desafíos mayores de la reforma del modelo económico cubano, en el mediano y largo plazo, después de atender las urgencias del corto plazo como la inflación o la recuperación de los esquivos equilibrios económicos. (2022)
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* De acuerdo con Havana Consulting Group, entidad radicada en Miami, en 2021 las remesas cayeron, de 3.716 millones de dólares en 2019 y 2.348 millones en 2020, a 1.084 millones.
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