Por Ivan Irigoyen Mulen
La complejidad de la respuesta a esta pregunta no radica en determinar su esencia, sino en la implementación de todos los procesos que se deben generar alrededor del reconocimiento de esta. Resumiendo una respuesta pudiéramos decir que está en dependencia del grado del reconocimiento de la actuación de la Ley del Valor en la implementación de las políticas económicas.
Primeramente, habría que aceptar que la Ley del Valor es una Ley presente en la etapa de transición al socialismo y que actúa independientemente a nuestra voluntad. Los mecanismos del mercado en la transición, constituyen un elemento necesario para estimular la producción y para el establecimiento de relaciones de intercambio de equivalentes entre componentes de la estructura económica social.
En los países capitalistas desarrollados, la acción de la Ley del valor ha conducido a la formación de grandes monopolios y oligopolios que en última instancia entorpecen su propio funcionamiento al interior de sus economías. Por esta razón, en estos países se implementan políticas y se dictan Leyes antimonopolio, como nueva forma de intervención del Estado.
En particular, en nuestro país la Ley del Valor nunca ha dejado de actuar. Donde hay mercancías y producción mercantil no puede por menos de existir la Ley del valor; sin embargo, su actuación ha sido soslayada por más de 60 años. Su reconocimiento aparece por primera vez en el texto de los Lineamientos de la Política Económica y Social, donde se expresa “La planificación tendrá en cuenta el mercado, influyendo sobre el mismo y considerando sus características”. Más recientemente, su actuación es reconocida en la Ley de Leyes (la Constitución de la República) donde se plantea “y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad.”
La Ley del valor actúa en la circulación de mercancías, en el intercambio mercantil, mediante la compra- venta y el intercambio, principalmente en las mercancías de consumo personal. Pero el accionar de la Ley del Valor no queda limitado solo a la esfera de circulación de mercancías, se extiende también a la producción. Reconocerlo así significa entender la importancia de categorías como la rentabilidad, la eficiencia económica, los costos de producción, los precios, etc. Entenderlo así también significa entender la importancia del Control Económico y su papel como fundamento del Control Administrativo.
El no reconocimiento de la actuación de la Ley del Valor lleva a pensar que los resultados de la producción y los servicios se crean con el objetivo exclusivo de la satisfacción de las necesidades básicas de la población y no como mercancías, por ello elementos esenciales de la circulación como precios, oferta y demanda y en la producción elementos como costos, ganancia, cálculo económico y otros quedan supeditados a los mecanismos de control y regulación reflejados en la planificación.
Esta interpretación conduce a que el cliente deje de ser cliente para convertirse en usuario; que los mecanismos de control administrativo establezcan, como compromiso de los productores, las cantidades mínimas de productos agropecuarios por ciudadano a producir; que sea la dirigencia burocrática la que oriente a los productores qué producir, cómo y cuánto; que el cálculo económico no sea una necesidad imperiosa de las empresas para medir su eficiencia, sino una exigencia de los aparatos burocráticos; producir a toda costa y a todo costo, etc, etc, etc.
En la medida que se vaya logrando
un mayor reconocimiento a la actuación de la Ley del Valor en el tránsito al socialismo, va cobrando mayor importancia la Planificación estratégica (a mediano y largo plazo)
y la Planificación financiera (a corto y mediano plazo)
como formas de intervención del Estado. Contrariamente, en la medida en que se
incrementen las regulaciones al funcionamiento de la oferta y la demanda, los precios,
al mercado cambiario
mayor, y otros
mecanismos de actuación
de la Ley del Valor,
adquiere mayor protagonismo el Control Administrativo.
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