En una cola se vive la
“ideología” “más pura y dura”. Los diálogos entre desconocidos media hora antes,
abordan los temas que más golpean, por muy complejos que sean, guiados por la
visión política del que “suda la camisa” y espera ansioso que le toque el
“módulo” en la antes tienda de divisas mientras “estira” lo que le queda en sus
reservas… Y, afortunadamente, aún en buena parte de los casos, estos ciudadanos
de “a pie”, siguen siendo compañero sin “perder el rumbo”.
Así el “nuevo” compañero recién
conocido en la cola, me disparó sin protocolos innecesarios una sorprendente y lapidaria
afirmación: “las MIPyMES nos van a pasar la cuenta, ya nos están explotando, y
se están promoviendo intereses que van a pedir sus espacios, y puede pasar
cualquier cosa”.
Es una lapidaria afirmación,
porque irremediablemente avizora un futuro incierto y en buena medida trágico;
sorprendente, porque viene de alguien que a todas luces tiene como labor
cotidiana una especialidad no cercana a
las investigaciones científicas de la sociedad, y sin embargo identifica la
necesidad de atender algo que algunos ocupados en este campo, hemos venido planteando con insistencia hace tiempo,
y otros ignoran “por ignorancia o mala intención”:
En esta transformación socialista, “cambiar todo lo
que deba ser cambiado” exige en primer lugar anticiparnos rigurosamente al
potencial alcance en la sociedad como un todo de los cambios que hagamos en
cualquiera de las actividades.
No promuevo una cruzada contra
las MIPyME. Como nunca hemos promovido en las investigaciones de nuestro equipo
rechazar “a priori” una u otra forma de propiedad…. siempre que sea concebida,
diseñada, contextualizada y en consecuencia implementada, guiados por una visión coherente y consecuente con un
sistema de propiedad socialista[1].
Pero no cerremos los ojos: las
MIPyME traen una vez más a la discusión temas importantes como el de la
distinción entre funciones estatales y empresariales, la relación entre
“gestión y propiedad” en lo concerniente a las “estatales” y en lo concerniente
a las privadas, plantean un “refuerzo legal” al papel que, -contrariamente a
las buenas intenciones de algunos,- objetivamente puede desempeñar esta forma empresarial
en contra de la consolidación necesaria de las nuevas relaciones sociales de
producción, entre otros temas no solo “económicos”.
Como hemos planteado en otros resultados:
a casi
treinta años de iniciada la recuperación del Periodo Especial, se mantiene una
situación caracterizada por un insuficiente grado de desarrollo del sistema de
las fuerzas productivas, manifiesto en la no aptitud de dicho sistema para su
función como fuente del autodesarrollo de nuestro organismo social, en primer
lugar, en sectores esenciales por su acción multiplicadora autosustentable como
los que comprenden las actividades industriales y las vinculadas a la
producción agropecuaria[2].
Identificamos un status dinámico actual que no garantiza de forma absoluta la imposibilidad
de retrocesos en el proceso de recuperación que mostró señales de inicio desde
1994, pero sobre todo, marcado por los retos en el posible carácter del
ulterior desarrollo de la salida social y política recuperación en lo económico[3].
El proceso de transformación socialista se encuentra en un “punto de
inflexión”:
son
indispensables niveles superiores de salida del sistema de las fuerzas
productivas. Se trata, como se ha reiterado por la dirección del país, de
“desatar los nudos” que las “atan”; cambiar “todo lo que deba ser cambiado”
para eliminar los obstáculos internos que frenan el necesario aumento en la generación
de bienes y servicios, en un complejo contexto interno.
No olvidemos que en el
funcionamiento del sistema de las fuerzas productivas, en el “proceso del
trabajo”, a partir de la interacción hombre –naturaleza, como momento
primigenio de un complejo juego de acciones y reacciones, se “producen”, no
solo las condiciones objetuales indispensables para la existencia humana – los
“bienes y servicios”- sino se genera al
individuo productor- consumidor, que, siguiendo a Marx, es el elemento
fundamental del sistema de las fuerzas productivas.
No olvidemos a Marx, Engels,
Lenin, y el Ché al enfrentar la aguda situación económica: y no solo con
relación a las MIPyME…..
En el momento actual se pone a
prueba una vez más, nuestra capacidad de conducción del proceso de
transformaciones.
La empresa moderna ha sufrido importantes transformaciones desde sus
orígenes a fines del feudalismo, conservando una esencia: es la célula básica
productiva de la economía de mercado,
del sistema de propiedad privada adversarial del capital como metabolismo
reproductivo.
La transformación socialista necesita trascender ese sistema como totalidad, desde sus fundamentos en el proceso del trabajo - como actividad
para la obtención de los bienes y servicios indispensables para la existencia
humana en interacción con la naturaleza-
hasta los elementos de la subjetividad como componente activo del
sistema de propiedad, que ha de tener un papel decisivo en esta transformación:
como producción y reproducción de
individuos socializados.
Se necesita una actividad
empresarial nueva: no se pueden asumir acríticamente los rasgos de la
empresa capitalista a la hora de pensar en las empresas para la transformación socialista.
Si queremos mantener el uso del “termino” empresa
para nuestro proceso de transformaciones, debemos elaborar y explicitar en
nuestras normas y en el discurso cotidiano, nuestro concepto de empresa para la transformación socialista, pensarla como
parte del sistema de propiedad socialista en establecimiento, sin descuidar la
consecuente conceptualización de sus interrelaciones con las actividades
económicas no empresariales.
Proponemos concebir la empresa para este inédito proceso, como una unidad dentro del sistema reproductivo. conformada
por un colectivo laboral y un conjunto de
medios de producción, con la misión
de generar bienes, servicios o valores intangibles, en función de satisfacer
los intereses de la transformación socialista y la autoreproducción ampliada
sostenible de esta entidad de nueva naturaleza social.
La empresa para la transformación socialista debe ser concebida, diseñada e implementada como un
sistema de nuevo tipo, desde las relaciones entre los individuos de su
colectivo al interior y con el entorno, que funcione y se desarrolle con eficiencia (capacidad para lograr una
relación óptima en el ciclo recursos o factores humanos y objetuales- proceso-
resultado), eficacia (capacidad para
cumplir su misión, que abarca desde la satisfacción del destinatario de sus
resultados con calidad, hasta la adaptabilidad a los cambios y el desarrollo de
la entidad), y competitividad sostenible
(creciente y sistemática innovación e incorporación orgánica de conocimientos
para responder eficazmente al entorno externo e interno de la entidad y la
sociedad en general ) en armonía con el
medio ambiente.
El colectivo laboral - conformado por todos los individuos que intervienen en el
proceso del trabajo, unidos por intereses laborales y sociales comunes, en las
unidades productivas y de servicios- debe ser elemento determinante dentro del desenvolvimiento de esta
unidad de nuevo tipo, como sujeto y objeto de una cultura de trabajo socialista que, partiendo de un protagonismo
efectivo en la actividad empresarial, promueva valores solidarios, de equidad,
respeto a la diversidad humana y una articulación de colaboración efectiva con
la sociedad como totalidad desde el territorio en que se encuentra enclavada,
mediante el Estado en sus dos proyecciones:
como organización de la sociedad y en particular el Sistema del Poder Popular.
En el desempeño de su misión
general, y atendiendo a su objeto social específico, para la consolidación del
sistema de propiedad socialista en establecimiento, son muy importantes los
encadenamientos entre diferentes
empresas y de ellas con otros actores
del proceso reproductivo social (centros de investigación, universidades,
entidades no empresariales en general….etc.), que se regulan por elementos
jurídicos específicos y en particular contractualmente.
La
empresa constituye un subsistema dentro del sistema de propiedad socialista en establecimiento: una entidad empresarial como subsistema debe funcionar y
desarrollarse con la visión de
propiciar relaciones emancipatorias entre los individuos productores-
consumidores que conforman el colectivo y de este con el entorno, de eficiencia
y eficacia sociales en el sentido más amplio, con la creciente y sistemática
incorporación de métodos y estilos participativos de dirección en su
funcionamiento interno y en su articulación en el proceso de planificación
social.
La empresa puede adoptar
cualquiera de las formas de nuestro
sistema de propiedad socialista en establecimiento. Todas, a partir de los
principios planteados en la Constitución, deben ser concebidas, diseñadas
conscientemente e implementadas y ser articuladas en un sistema empresarial, como formas para la consolidación sostenible del proceso de transformación
socialista en nuestras condiciones: empresa estatal (la llamada “propiedad de todo el
pueblo”), cooperativa; empresa privada (que incluye el trabajo individual
dentro del hasta hoy llamado “trabajo por cuenta propia”), empresas mixtas, y
otras
Por el número de trabajadores,
volumen material, financiero o alcance del valor agregado de sus salidas, independientemente de la forma de propiedad,
se pueden clasificar en micro, pequeñas, medianas o grandes.
Se crearán siempre con la
aprobación del órgano estatal facultado para ello en la instancia
correspondiente, por iniciativa de un órgano estatal, un colectivo de
trabajadores asociados según los principios del cooperativismo, o un sujeto
(natural o jurídico) particular que aporte los medios de producción y de
financiamiento iniciales. Cesan en su funcionamiento por iniciativa de su
promotor, previa coordinación con el órgano estatal, o por decisión resultado
de un proceso legal.
Responden a un principio general:
cubrir sus gastos con sus ingresos obteniendo una relación positiva entre los
costos de producción y los ingresos obtenidos por la realización de los bienes
o servicios que presta, lo cual permita tributar a su reproducción ampliada
sostenible como subsistema y cumplir con su lugar en la planificación social como proceso desde los individuos productores
–consumidores, en los colectivos laborales y las estructuras territoriales del
Estado para el gobierno de la sociedad.
Para su desempeño las empresas gozan de autonomía
que se regula dentro de su funcionamiento en general, como parte de su articulación al sistema de propiedad socialista en
establecimiento según los principios jurídicos que definen la forma de
propiedad correspondiente.
Para evaluar su desempeño como parte del sistema de propiedad, se debe contar con un Sistema Integral de
Indicadores desarrollado en correspondencia con las especificidades de nuestro
proceso de transformación socialista.
Necesitamos la transformación radical del sistema
empresarial, como parte del sistema de propiedad socialista en construcción. Y
en esta transformación es decisivo el
perfeccionamiento del contenido socialista de nuestro Estado en sus dos
proyecciones.
Necesariamente recordamos las
palabras de Lenin, cuando repetía que “la
política es expresión concentrada de la economía”, para criticar la “ flagrante inexactitud teórica” de los que “le reprochaban” de modo “absurdo y absolutamente inadmisible en
labios de un marxista” por su “enfoque
¨político¨”, ignorando la riqueza de su visión consecuentemente dialéctica
al afirmar que “La política no puede
dejar de tener supremacía sobre la economía. Pensar de otro modo significa
olvidar el abecé del marxismo” :[4]
Seguiremos reflexionando, ! tenemos que lograr que resolver lo urgente no obstaculice ni mucho menos revierta los avances estratégicos con la necesaria visión de la transformación comunista: la “Utopia” que nos haga movernos, según Galeano!.
[1] Ver: “Cuba: propiedad social y construcción socialista”,
García Brigos, Jesús P,; Alhama Belamaric, Rafael; Lima Ferrer, Roberto Jesús;
Rafuls Pineda, Daniel, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2012.
[2] Sin desconocer la labor indiscutiblemente
multiplicadora de la actividad turística, tampoco se puede ignorar que
precisamente su materialización como elemento sustentable depende de estos
sectores en primer orden, además de estar muy condicionada en su
desenvolvimiento por las coyunturas ajenas al desarrollo interno del sistema.
[3] García Brigos,
Jesús P., Política y economía o economía y política: ¿Cuál es la cuestión? Breves
notas para invitar a la reflexión, www.nodo50.org/cubasigloXXI/
[4] - Lenin, V.I., “De nuevo acerca de los sindicatos,
el momento actual y los errores de los camaradas Trotski y Bujarin,.Obras Completas,
t. 42, p278, Quinta Edición, Ed. De Literatura Política, Moscú. 1981 (en ruso,
traducción nuestra).
Humberto, por favor, tienes alguna versión de este trabajo en español o tal vez al inglés. De verdad que está críptico.
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ResponderEliminarSi la empresa estatal hubiera sido eficiente, eficaz y competitiva, si el trabajador más allá de ser un asalariado e históricamente mal pagado, hubiera sido dueño de verdad y se hubiera logrado el sentimiento y el movimiento de dueño, si no hubiéramos dilapidado tantos recursos, si nos hubiéramos tomado la economía en serio y en correspondencia con sus leyes, no para cumplirlas ciegamente y si atemperadas a tiempos y circunstancias, entonces si pudiéramos decir con total conciencia, al carajo las pymes. Así que a llorar a casa de Papá Montero.
ResponderEliminarDisculpen mi ignorancia, pero no entendí ni papa de este artículo. Parece que está dando una clase de qué son las empresas pero mezcla términos y al final... qué concluye? Parece escrito hace 20 años. Por lo demás muy buen blog. Saludos, PC
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