INTRODUCCION
Ser líder de una organización implica tener capacidades para poder influir en las conductas de las personas y que trabajen con entusiasmo en el alcance de los objetivos previamente definidos. Ser líder es lo mismo que dirigir a las personas y colectivos para lograr los mejores resultados con entusiasmo y dedicación. Lograr que las personas se muevan desde sus fuerzas internas, no como piezas de ajedrez, que dichos movimientos los hagan con amor y sentido del trabajo que realizan, que piensen y tengan en cuenta que su trabajo tiene un sentido y que tienen algo por qué trabajar.
Estos factores dan cierta complejidad a la dirección por lo que ello deriva la imperiosa necesidad de que el líder al desarrollar sus funciones directivas tiene que buscar operar con ciencia y con arte. Como un director de orquesta, tiene que combinar la ciencia de la música con el arte de la interpretación. Es decir, tiene que trabajar con la ciencia de la dirección y el arte de su ejecución en la conducción de colectivos de trabajo.
Luego, dirigir combina ciencia y arte, por lo que tiene que conjugar el conocimiento estructurado mediante la observación, la experimentación y el razonamiento para entender los fenómenos sociales y utilizar diferentes herramientas para comunicar ideas, emociones, percepciones y visiones del mundo empresarial. Pero, además, hacerlo con armonía, sonido, ritmo, melodía y alineación.
Estos elementos nos dan la idea que un líder para ser competente tiene que ser consciente de la necesidad de operar con conocimientos y aplicar esos conocimientos con determinado arte. Para ser consciente de ello requiere de dos aspectos clave, saber el valor y la importancia que requiere una buena dirección para alcanzar los objetivos con éxito y con ello aumentar el valor de su organización.
Bajo esta óptica es objetivo de este trabajo el de mostrar el valor y la importancia del liderazgo en el mundo organizacional, para con ello lograr bienestar tanto organizacional como en el personal con el que trabaja.
DESARROLLO
La ciencia y el arte en el liderazgo
Como se sabe, la ciencia parte de un sistema de conocimiento que se estructura y regulariza a partir de la observación, la experimentación y el razonamiento lógico, para entender, explicar y predecir los fenómenos naturales, sociales o artificiales.
Es un rasgo característico de la ciencia que se basa en la observación del mundo que evidencia con la verificación. Por ello utiliza un método científico de observación, elaboración de hipótesis, experimentación y análisis para sacar determinadas conclusiones.
A partir de aquí se organiza el conocimiento en teorías y leyes que buscan minimizar los sesgos y opiniones personales que pueden ser puestas a pruebas o refutadas.
La dirección como ciencia se regulariza a partir de su objeto de estudio, el método científico, sus principios y teorías, su sistema de conocimientos, su interdisciplinaridad y su aplicabilidad práctica. Un mapa conceptual de la Dirección como Ciencia puede verse en la gráfica siguiente.
En conclusión, se puede decir que la ciencia es una herramienta poderosa para entender el mundo y mejorar nuestras vidas, siempre con una actitud crítica, abierta y basada en evidencias.
En un trabajo de investigación realizado en el año 2017 se puso en evidencia que el pensamiento científico requiere conocer cuáles son las regularidades que ayudan a la formación de competencias en el orden científico.
En ese trabajo se destacó que contrariamente a lo que se piensa, para hacer ciencia o escribir sobre ella no necesariamente se tiene que haber estudiado en una universidad. Trabajar sobre la ciencia o con la ciencia es, en principio, un estado de ánimo, una disposición a observar y buscar regularidades en determinados fenómenos. Es formarse ideas o lo que es lo mismo, pensar.
En una oportunidad hubo un hecho en una granja ganadera donde se les injertaban a las vacas semen de animales de alto rendimiento y sin embargo las mismas presentaban abortos de manera continua. Se desconocía cuáles eran las razones y trajeron a dicha granja cualquier cantidad de científicos para investigar las razones y no la encontraban.
Un día llegó un ingenuo, que había visitado muchas granjas ganaderas y se dio cuenta que la diferencia de esa granja con otras que él conocía radicaba que estaba rodeada de una cortina rompe vientos con pinos sembrados. Resultaba que las vacas comían de la piña fruto de los pinos y eso era lo que las hacía abortar.
La teoría del ingenuo es una forma de hacer ciencia sin ser un científico, su único fundamento fue la observación y ver las regularidades de los fenómenos. Se formuló ideas y activó el pensamiento. Hizo ciencia, sin ser científico.
Le hicieron un sinnúmero de regalos y reconocimientos por haber descubierto las razones de los abortos en las vacas, a pesar de no ser científico de la rama.
La ciencia deviene en un acto de creación de la mente y es propia del uso del intelecto, que obedeciendo a la voz interior del pensamiento trae a la realidad procesos racionales. En tal sentido, hacer ciencia es enfocar el pensamiento hacia determinados fenómenos y abrirlos buscando la esencia del mismo para poner de manifiesto un nuevo conocimiento a partir de sus regularidades.
Más adelante en la investigación se expresó que hacer ciencia es una “facultad de personas”, por tanto es una actividad humana, que requiere “observaciones y experimentos”, que “mediante ideas” se generan “preguntas y razonamientos” y con ellas se construye un “nuevo conocimiento”.
La ciencia tiene como principal fuente el tener ideas y enfocar la mente hacia esas ideas. Es decir, la ciencia requiere del pensamiento científico, que se diferencia de los pensamientos cotidianos. Así, el pensamiento científico es la capacidad que tienen las personas de formular ideas y representaciones mentales de forma racional y objetiva.
Muy unido a la ciencia en la dirección está el arte, que es por igual una actividad humana donde actúan personas visionarias que utilizan diversos medios para comunicar ideas, emociones, percepciones o visiones del mundo.
En el arte existen también personascon capacidades para lograr transformar las propiedades de un fenómeno en una nueva cualidad resultante, que no es la simple suma de las partes. Estas transformaciones pueden derivar como resultado de nuevas ideas y conceptos en nuevos estados de ánimo.
El arte se caracteriza por reflejar sentimientos, pensamientos y visiones. Su interpretación depende tanto del emisor como del receptor e involucra imaginación, innovación y originalidad. Busca producir una experiencia sensorial asociada al impacto de cómo se reciba y moldea las creencias que se tengan.
El arte comunica ideas y emociones de la realidad o las representa de manera simbólica, por lo que llama a la reflexión y al cambio. Con el arte se busca un determinado disfrute y una preservación de la identidad.
Se puede resumir que el arte es una manifestación profunda de la humanidad, que va más allá de lo útil o racional, conectando con lo simbólico, lo emocional y lo trascendental.
Aunque la ciencia y el arte, parecen disciplinas diferentes, se combinan de manera profunda y enriquecedora. Ambas buscan entender, representar y transformar el mundo, pero lo hacen desde enfoques distintos: la ciencia con base en la razón y la evidencia, y el arte desde la emoción, la intuición y la estética. Cuando se unen, generan formas potentes de comunicación, innovación y exploración.
Si se habla de la ciencia de la dirección como actividad humana, donde “las personas actúan” y el arte es por igual una actividad humana “dónde actúan personas visionarias”, hay un elemento común que es el proceso de “actuación de las personas” y por esa ruta se llega a los valores.
Así, los valores como forma de actuación están en los procesos cotidianos y de igual manera lo están la ciencia y el arte. Pero, la ciencia y el arte no son formas de actuaciones cualesquiera o clásicas, sino son formas de actuación con una intencionalidad, transformar la realidad sobre la base de las regularidades que sistematizan el conocimiento de las realidades sobre el fenómeno sometido a observación.
Cabe entonces preguntar ¿cuáles son los valores particulares que determinan una forma de actuación científica? Dicho de otra manera ¿cuáles son las formas de actuación dirigidas a lograr el pensamiento científico?
La investigación realizada estuvo dirigida por una muestra intencional de 50 profesores de 5 países, con una edad promedio de 55 años, lo que refleja experiencia, y donde 26 eran hombres y 24 mujeres, lo que da muestra de diversidad de criterios. El problema planteado por la investigación era: ¿cuáles son los valores que se corresponden con un pensamiento científico?
La investigación emprendida por un período de 4 meses permitió identificar los 10 principales valores que caracterizan el pensamiento científico y que son válidos para identificar el valor e importancia de este pensamiento en el liderazgo y la conducción de personas. Estos valores son:
- Compromiso social.
- Apertura mental
- Creatividad
- Perseverancia
- Calidad
- Cooperación
- Disciplina
- Respeto
- Autocrítica
- Humildad
Es evidente que cualquier líder que tiene que combinar la ciencia y el arte de la dirección debe, ante todo, tener compromiso social, con la organización y con la sociedad. Para ello requiere apertura mental, no puede estar circunscrito a un guion donde repite los mismos gestos y las mismas palabras.
Además, tiene que ser creativo, perseverante y trabajar por la calidad en cualquier acto que practique y en el colectivo tiene que desarrollar la cooperación, la disciplina y el respeto. Finalmente, tiene que ser consciente que es necesario trabajar con la crítica y la autocrítica, así como ser humilde en su actividad cotidiana.
Obviamente, la combinación de ciencia y arte rompe barreras entre pensamiento racional y emocional. Juntas, crean nuevas formas de ver el mundo, generar conocimiento, y conectar con los demás. Ambas son expresiones complementarias de la curiosidad y creatividad humana.
Valor e importancia del liderazgo
Si se parte de que el liderazgo es la capacidad de una persona para influir, motivar, guiar y coordinar a un grupo de individuos hacia la consecución de objetivos comunes, debe tenerse en cuenta que no se trata solo de tener autoridad o poder formal, sino de inspirar confianza, generar compromiso y facilitar el desarrollo de otros.
Desde esta óptica resulta clave la posibilidad que deben tener los líderes de persuadir e inspirar a otros, más allá de las órdenes. Es condición sine qua non por igual el tener una idea clara del rumbo a seguir y tener competencias para comunicarlas.
No menos importantes es que los líderes sepan estimular entusiasmo y compromiso a los equipos de trabajo, así como comprender y considerar las emociones y necesidades que tienen, es decir, ser empático.
Finalmente, tener claro que tener poder no es sólo considerar la autoridad de mandar y hacerse obedecer, sino que tiene que tomar decisiones considerando las causas principales de las situaciones, evaluando opciones y actuando con responsabilidad.
En resumen, el liderazgo no se basa únicamente en el cargo, sino en la capacidad de movilizar a otros con propósito y coherencia.
Teniendo estos criterios el valor del liderazgo radica en su capacidad para generar cambios positivos, coordinar esfuerzos y potenciar el talento dentro de un grupo, organización o sociedad.
Así un buen líder da claridad sobre hacia dónde se va y por qué, por lo que motiva y alinea al grupo detrás de una meta común. Fortalece el trabajo en equipo y crea cohesión, promueve la colaboración y ayuda a resolver conflictos, lo que mejora el clima organizacional o grupal.
Los líderes efectivos inspiran y elevan a los demás, ayudándolos a crecer, asumir retos y descubrir su potencial. Un líder sabe cuándo actuar, cómo manejar la incertidumbre y cómo involucrar a otros en decisiones clave.
El liderazgo es crucial para impulsar transformaciones, adaptarse a contextos nuevos y fomentar ideas frescas.
Luego el valor del liderazgo está en su capacidad para transformar la intención en acción, la división en unidad, y el potencial en resultados.
La importancia del liderazgo radica en que es un elemento clave para el éxito de cualquier grupo, organización o sociedad. Sin liderazgo, es difícil coordinar esfuerzos, mantener la motivación y alcanzar metas significativas.
Un líder establece una visión clara y guía al grupo hacia metas concretas. Sin liderazgo, las acciones pueden volverse desorganizadas o sin sentido. El liderazgo no solo dirige, sino que también estimula la confianza y el entusiasmo, especialmente en momentos difíciles.
Los líderes ayudan a evaluar opciones, asumir riesgos y resolver problemas de manera estratégica. Un líder asegura que cada miembro sepa su rol, se comunique con los demás y trabaje de forma eficiente. Un buen liderazgo ayuda a otros a crecer profesional y personalmente, generando más líderes y equipos más fuertes.
En un mundo cambiante, los líderes son esenciales para guiar procesos de transformación y enfrentar nuevos desafíos. El liderazgo es fundamental porque convierte una idea en acción, un grupo en equipo, y una meta en realidad.
El enfoque en sistema del liderazgo
Una pregunta a formularse es: ¿el liderazgo es necesario para el desarrollo de las organizaciones? Es evidente de que es necesario porque sin líderes, los grupos y organizaciones carecen de planificación, organización, mando y control. Es decir, carecerían de dirección y coordinación, así como faltaría motivación, lo que puede llevar al estancamiento, al caos o a la falta de lograr resultados eficientes y eficaces.
El líder es el que define una meta común y guía a las personas para alcanzarla, evitando que cada quien actúe por separado o sin propósito. Es el que marca el rumbo a seguir. Los líderes aseguran que cada persona sepa qué hacer, cuándo hacerlo y cómo contribuir al objetivo general.
Un líder es el que mantiene la motivación y en momentos de duda, cansancio o conflicto, es el que anima, apoya y mantiene el ánimo y el compromiso del equipo. Por igual, cuando hay muchas situaciones o problemas, es el que toma decisiones firmes y oportunas.
Por otro lado, un buen líder es el que impulsa la capacitación, la innovación y la mejora continua, tanto en las personas como en la organización y maneja el cambio en momentos de crisis o transformación, el liderazgo es necesario y fundamental para adaptar y guiar a otros con confianza y claridad.
O sea, que el liderazgo es necesario porque convierte la intención en acción, une a las personas y guía el camino hacia el éxito.
Despejada esta interrogante, siempre es necesario hacer otra a continuación. ¿Para qué se requiere el liderazgo, qué beneficios aporta?
Ante todo, un líder sirve para guiar la acción, así como motivar y organizar a un grupo de personas hacia un objetivo común. Sin liderazgo, muchas veces los esfuerzos se dispersan, se pierde la motivación y no se logran los resultados esperados.
Un líder sirve para establecer una visión clara un camino a seguir. Además, motiva y moviliza a las personas para que den lo mejor de sí. Pero, un líder también resuelve conflictos y mantiene la armonía del grupo. Busca tomar decisiones efectivas incluso en situaciones difíciles y asegura la adaptación al cambio y las transformaciones de los procesos.
Luego sus beneficios se reflejan en los resultados alcanzados, para lo cual alinea los equipos con los objetivos y aumenta la productividad y eficacia. Por otro lado, fomenta el trabajo en equipo, creando un ambiente de colaboración, respeto y compromiso.
El beneficio del liderazgo también se pone de manifiesto en el desarrollo del talento humano, porque inspiran y ayudan a otros a crecer personal y profesionalmente. Esto hace que aumenten la motivación al darle sentido positivo al trabajo y que las personas sientan que tienen algo por qué trabajar y que su trabajo tiene sentido en el conjunto de las operaciones de la organización. El lograr sientan el valor de su trabajo es un beneficio directo del trabajo del líder
Finalmente, un buen líder impulsa el pensamiento creativo y apoya las nuevas ideas, que es lo mismo, promueve la motivación. Además, el buen líder analiza las situaciones con visión y actúa con firmeza, siendo siempre un representante del grupo que dirige.
Es decir, que los beneficios de un buen liderazgo muestran que es una herramienta esencial para lograr metas, fortalecer equipos y generar impacto positivo en cualquier contexto.
La última interrogante a despejar es ¿cómo desarrollar un buen liderazgo? Esta tal vez sea la pregunta más difícil. Aquí es donde los líderes se juegan el camino al éxito. Aquí es donde muestran realmente quiénes son y sus principales cualidades como líderes.
Desarrollar el liderazgo no es algo exclusivo de personas con un «don natural»; es una habilidad que se puede aprender, practicar y mejorar con el tiempo. Requiere autoconocimiento, experiencia y disposición para crecer.
Lo primero que un líder tiene que hacer es conocerse a sí mismo, no ser ni hipócrita ni oportunista consigo mismo. Tiene que ser abierto mentalmente y tener conciencia de su compromiso social. Siempre es válida la analogía de que un médico puede equivocarse en su trabajo y trauma a un paciente, un líder de cualquier nivel no puede equivocarse porque trauma a un conjunto de personas, que puede ir de dos a infinito.
Un ejemplo de esto lo percibimos en la situación mundial actual. Hace poco nos preguntábamos si las computadoras asimilarían el cambio de milenio y un cuarto de siglo después estamos al borde de un holocausto o la Armagedón o de una apocalipsis con una posible tercera guerra mundial.
¿Cuál son las causales de esto? A simple vista se ven líderes que no aceptan determinadas situaciones y otros que buscan la agresión. Otros nos muestran hasta donde se puede ir por incapacidades o incompetencias de personas que ejercen posiciones de liderazgos y muestran los matices de quienes son. Hoy muchos de a pie destacan la incompetencia de los líderes que tienen, piensan no ven más allá de sus narices.
Estas son razones de peso para tener conciencia de conocerse a sí mismo antes de asumir cualquier función de liderazgo. Hay que conocer que fortalezas se tienen y cuáles son las debilidades. Además cuál es su sistema de valores y su forma o estilo de actuación personal. Hay que tener claro cuál es el grado de autoconciencia emocional que se tiene para tener claridad de como las emociones pueden influir en la forma de liderar.
Para llegar a ser un buen dirigente un aspecto vital es desarrollar la escucha activa, es decir, oír activamente, poniendo atención a los mensajes de las personas con las que el líder se comunica. Tiene que demostrar interés y desarrollar la empatía para comprender lo que le comunican. Saber interpretar el lenguaje no verbal y las emociones en el contexto de la conversación.
Un buen líder, por igual, siempre toma la iniciativa, da el primer paso en la búsqueda de soluciones y las asume con toda responsabilidad, no puede estar esperando le digan de arriba lo que tiene que hacer, tiene que actuar en función del propósito definido.
Vital es trabajar en equipo, un líder dirige personas y estas personas forman grupos ya sean formales o informales. El líder tiene que saber balancear tanto lo formal como lo informal y buscar empoderar al equipo, no imponerse a él. Por eso debe fomentar la colaboración y la confianza, así como el respeto y la participación.
El líder se desarrolla básicamente teniendo criterios y tomando las decisiones necesarias. Tiene que ser consciente que no siempre toda acción requiere una reacción, tiene que buscar las causales de las diferentes situaciones a enfrentar y evaluar las opciones posibles para una buena decisión. Pero, tiene que ser consciente también que en cada decisión hay un riesgo que hay que asumir y aprender de sus errores.
En esa toma de decisiones debe ser coherente con sus valores y mostrar que cuenta con la capacidad y humildad necesaria si es necesario ajustar el rumbo para orientar al grupo al mejor camino para el cumplimiento de los objetivos.
El desarrollo de un buen liderazgo está en relación directa con el desarrollo de los componentes de la inteligencia emocional. Es decir, con la capacidad de aprender a conocerse a sí mismo y autorregularse a sí mismo gestionando sus emociones; comprendiendo la necesidad de automotivarse para tomar iniciativas y poder orientarse al logro de los objetivos.
Un componente fundamental es de tener empatía o lo que es lo mismo, percibir lo que sienten los demás para cultivar la afinidad con diferentes tipos de personas y finalmente, desarrollar habilidades sociales para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas para garantizar la cooperación y el trabajo en equipo.
Para desarrollar un buen liderazgo es básico también el buscar formas de formación y aprender de las experiencias y los errores. Un buen líder tiene que aprender a aprender y buscar diferentes formas de aumentar sus competencias.
Tiene que leer y buscar vías de autodesarrollo, participar en debates, formarse criterios no sólo de la actividad en la que se desempeña, sino evaluar qué puede aprender de otras actividades. Si es necesario participa en cursos, maestría o doctorados. Debe ser coparticipe de proyectos y actividades donde ponga en prácticas sus experiencias como líder.
Finalmente, tiene que ser consciente de recibir permanente retroalimentación de sus actividades, ya sea de su equipo directivo o de trabajadores de base. Tiene que saber qué se piensa de él y cómo evalúan su actuación. Nadie es perfecto y siempre esta es una información que sirve para el desarrollo de su mejora continua.
Se puede concluir que el buen liderazgo se desarrolla con práctica, reflexión y compromiso. No se trata de mandar, sino de influir con propósito y ejemplo.
Otros criterios sobre el liderazgo
El liderazgo, aunque es esencial y muy beneficioso, también presenta inconvenientes o desafíos, especialmente si no se ejerce de forma equilibrada, ética o consciente.
Uno de los inconvenientes es la sobrecarga de responsabilidades. El líder es responsable de todo, junto con la autoridad delegada está la responsabilidad que tiene que asumir por lo que haga, sobre todo en aspectos que derivan cierto riesgo. Aunque no deja de ser un trabajo bello, no deja de generar estrés y un constante agotamiento.
Por otro lado, si no empodera al o a los grupos que dirige, estos pueden convertirse demasiado dependientes y por tanto no crecen y dificulta su autonomía. Lo que implica un riesgo al autoritarismo, lo impositivo y ser controlador. Situaciones estas que generarían un clima inadecuado, de desmotivación, pasividad y conflictos.
No todas las decisiones que toman los líderes son bien recibidas. Es obvio que esto puede generar críticas, desacuerdos y oposición. Los líderes deben ser consciente de ello y por tanto deben obrar con madurez emocional y crear un clima favorable al diálogo, así como buscar equilibrar las relaciones.
Liderar implica mantener un equilibrio entre cercanía y autoridad, lo cual puede ser complejo. Si se es muy distante, se pierde conexión; si se es muy cercano, puede perderse el respeto.
Es obvio que el liderazgo no es blanco ni negro, sino que como todo en la vida real presenta matices. Lo que distingue a los líderes de otros trabajadores es la capacidad para mandar y hacerse obedecer o lo que es lo mismo, decidir. Sin embargo, a veces las situaciones tienen ciertas implicaciones y al evaluar opciones hay que tomar decisiones impopulares. Obviamente, esto hace que se generen tensiones internas que hay que saber manejar.
Debe ser consciente que cualquier error se nota más que los aciertos porque suelen tener un gran impacto. Es humano equivocarse pero hay que buscar formas de reducir los riesgos. Todo director de orquesta ensaya más de un vez para tomar las correcciones a tiempo, un buen líder de cualquier esfera tiene que cuidar la partitura que dirige para que no haya trompetazos fuera de lugar.
Todos estos aspectos hacen que el líder esté en constante observación, por lo que debe cuidar su conducta, sus palabras y buscar siempre la coherencia y la consistencia de su liderazgo. Tiene que tener en cuenta que los errores se notan más y tienen mayor impacto, y estos son de su responsabilidad.
El liderazgo es una herramienta poderosa, pero conlleva desafíos que requieren madurez, humildad y autogestión. No se trata solo de dirigir, sino de hacerlo con responsabilidad y conciencia.
En la otra cara de los inconvenientes están las implicaciones que se derivan de un liderazgo efectivo. Estas se refieren a los efectos, compromisos y consecuencias que conlleva asumir un rol de liderazgo, tanto para el líder como para su entorno (equipo, organización o comunidad).
Por un lado está la responsabilidad ampliada, que se refiere a que el líder no sólo responde por sus actos, sino por igual al rendimiento, el bienestar y la conducción del grupo de trabajo. Esto implica tomar decisiones que afectan a otros, y hacerlo con ética y claridad.
En otro orden de cosas está que su influencia tiene que ser constante porque toda palabra del líder influye en los demás. Aspecto que implica actuar con coherencia, ejemplo y credibilidad, ya que es observado de forma continua.
Liderar requiere saber tratar con diferentes personalidades, emociones y talentos. Implica tener habilidades de comunicación, empatía, resolución de conflictos y motivación.
Otra implicación está asociada a su compromiso con la mejora continua. Esto exige aprender, adaptarse y evolucionar constantemente. Debe estar dispuesto a recibir críticas, capacitarse y salir de su zona de confort.
Obviamente, el estilo de liderazgo influye en el ambiente de trabajo o convivencia, por lo que impacta en la cultura del grupo, aspecto que puede fomentar la confianza, la creatividad y el compromiso. Pero, una inadecuada influencia ejercerá en el sentido contrario. La cultura alimenta la confianza pero, esta es como un banco, mientras ingresas aumentas el crédito pero, un fallo puede dejarte sin saldo.
Otro aspecto de gran implicación en el desarrollo del liderazgo está asociado a la carga emocional y mental del líder. Un líder, en situación de crisis debe mantener la calma y apoyar emocionalmente a su grupo y por otro lado debe saber gestionar la incertidumbre. Evidentemente, esto implica actuar con todos los elementos de la inteligencia emocional y particularmente con el autocuidado.
Finalmente, hay que considerar que las decisiones de un líder, tienen una alta implicación ética y social. El líder requiere de actuar con equilibrio ético e integridad. Además, de estar permeado de actuar con justicia y conciencia del impacto de su poder.
Asumir el liderazgo implica algo más que dirigir: es comprometerse con el bienestar, el crecimiento y los resultados de un grupo, sabiendo que sus acciones tienen peso e impacto.

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