Además de equipamiento, los beneficiarios reciben capacitación en gestión.
La Habana, 28 may.- Hacer sostenibles e inocuas producciones agrícolas seleccionadas que propicien la calidad de vida de los agricultores y beneficien a sus localidades con alimentos orgánicos, persigue el Proyecto de Apoyo a la Agricultura Sostenible (PAAS), con incidencia en varias provincias cubanas.
Coordinado por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF) y financiado por la Oficina de Cooperación del gobierno suizo y la organización no gubernamental HIVOS, de Holanda, la iniciativa desarrolla acciones en cuatro cadenas de valor: miel de abeja, oleaginosas, hortalizas y frutales.
El objetivo esencial es contribuir a mejorar la vida de las personas, a partir de un incremento de las producciones y el valor agregado, al ser obtenidos por métodos orgánicos, explica Pedro Gavilanes Díaz, especialista en gestión de PAAS.
Por años, el mango de campesinos vinculados a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Manolito Domínguez, en San Miguel del Padrón y otras adyacentes, en La Habana, se perdía. PAAS pretende cambiar la situación. En la finca La Ignacita, del productor Luis Enrique Vivanco, se construye una minindustria para el procesamiento de frutas propias, de la CCS y otras vecinas.
La primera parte –construcción civil-, asumida por Vivanco y con el apoyo de la cooperativa y autoridades municipales, ya concluyó. El segundo escalón, la importación de equipamiento (despulpadora-deshuesadora, marmita eléctrica, dosificador volumétrico, envasadora y etiquetadora) está en marcha.
Según Gavilanes, se ha trabajado también en crear capacidades en las personas y la finca, con la diversificación y el desarrollo de tecnologías de producción de humus, compost. Una vez recibidos los equipos y concluido su montaje, se espera comenzar la producción en el segundo semestre de 2016.
Desde que fue seleccionado para trabajar con PAAS, Vivanco aprovechó los conocimientos adquiridos para desarrollar nuevas siembras, intercalar cultivos e introducir nuevas variedades que tributarán a la planta.
La minindustria, con tecnología de punta, tiene capacidad para procesar una tonelada cada ocho horas y podrá asumir frutas y hortalizas de campesinos de esta y otras cooperativa, lo que multiplica los beneficios, considera Santos Gárciga, presidente de la CCS.
A su juicio, lo principal es que el proyecto contribuye a disminuir las pérdidas de postcosecha, permitiendo mayor aprovechamiento de frutas y hortalizas sin cualidades para ser comercializadas frescas.
En La Ignacita, Vivanco cultiva 22 especies y, motivado por las perspectivas, proyecta ampliar sus siembras.
“Cuando otros vean el beneficio, sembrarán en espacios hoy baldíos y con especies de mayores posibilidades, aunque no debemos perder nunca el mango criollo”, dice el productor.
De acuerdo con Gavilanes, no menos importante es la creación de diez nuevos empleos en la industria, dando prioridad a mujeres, en una zona periférica de la capital cubana.
En La Habana la Unidad Básica de Producción cooperativa Organológico Vivero de Alamar, también ha sido beneficiada por PAAS, con la creación de un centro de beneficio para las hortalizas frescas.
Según Gavilanes, allí existen buenas cosechas, a partir de ahora tendrán todas las condiciones necesarias en equipamiento para eliminar la suciedad, lavar las hortalizas con hipoclorito de sodio y posteriormente envasarlas, etiquetarlas y comercializarlas, con total inocuidad.
Fuera de La Habana
PAAS traspasó las fronteras provinciales y llegó al municipio de Rodas, en la centro sureña Cienfuegos para aportar nuevos modos de trabajar la miel.
“Se adquirió una sala de castra móvil que puede recibir la miel de unas 500 colmenas, fundamentalmente en la Ciénaga de Zapata, de modo que pueda recolectarse de esa zona específica, donde no hay aplicación de productos químicos ni agentes contaminantes, lo que garantiza un producto orgánico”, indica el especialista en gestión.
Después de la colecta y el almacenamiento, se lleva en bidones a un centro de beneficio que cuenta con toda la tecnología para garantizar que se verifiquen todos los parámetros de humedad, color, y ausencia de antibióticos, que exigen los diferentes mercados.
El objetivo, sostiene, es procesar la miel en la cooperativa, beneficiarla, envasarla en pequeños formatos y comercializarla en el mercado nacional, y dependiendo de la aceptación por su calidad, incluirla en la cartera de exportaciones. (2016)
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