La peor calamidad climática registrada en la historia de la provincia cubana de Guantánamo también desató una oleada de iniciativas para recuperar lo perdido.
ECONOMÍA Ivet González 18 Marzo, 2017
Galería exterior de la casona que cobija a cuatro familias, entre ellas las de la jubilada Dania de la Cruz. En el municipio de Baracoa restan 167 personas damnificadas por el huracán Matthew en octubre de 2016, que siguen acogidas en albergues en esta localidad del oriente cubano.Foto: Jorge Luis Baños/IPS
BARACOA, Cuba, 18 mar 2017 (IPS) – Claros en los montes circundantes con árboles caídos, casas todavía techadas con lonas y obreros que arreglan daños en el empinado viaducto La Farola atestiguan el embate hace cuatro meses del huracán Matthew en la primera villa establecida por los conquistadores españoles en Cuba.
Con 505 años, Baracoa, ciudad patrimonial del oriente cubano, ubicada en una zona vulnerable entre la costa, montañas y ríos que la atraviesan, muestra signos de rápida recuperación de las infraestructuras, gracias en parte a la aplicación de fórmulas propias para afrontar el desastre natural ocurrido el 4 y 5 de octubre de 2016.
“La forma que se ha buscado para paliar la situación ha sido diferente, novedosa. La necesidad nos llevó a involucrar a la población en la respuesta a un fenómeno que afectó a más de 90 por ciento de las viviendas”, contó Esmeralda Cuza, presidenta de la oficina encargada de la recuperación en el consejo popular de Majubabo, un barrio suburbano y costero.
Frente a un mural que anuncia la entrega de envases para agua donados a las familias damnificadas, esta funcionaria de 64 años y con experiencia en el enfrentamiento a desastres desde 1982, sostuvo a IPS que “se buscaron soluciones más locales” antes, durante y después del paso de Matthew por parte de la provincia de Guantánamo.
Reconocido internacionalmente por su efectividad en proteger vidas humanas durante calamidades climáticas, el sistema cubano de enfrentamiento y recuperación de desastres también vive cambios dentro de la reforma actual del gobierno de Raúl Castro, que incluyen respuestas locales en la evacuación y posterior restauración de los daños.
“Tuvimos experiencias, pero nunca con la magnitud ni organización de ahora”, valoró Cuza, sobre el significado para el municipio del huracán más fuerte registrado en Guantánamo en su historia.
Trabajadores descargan materiales para la reconstrucción de un edificio afectado por el huracán Matthew, en el malecón de la histórica ciudad de Baracoa, en la oriental provincia Guantánamo, en Cuba.Foto: Jorge Luis Baños/IPS
En una localidad donde son abundantes las casas con techos ligeros, el ciclón causó estragos en 24.104 de las 27.000 viviendas de toda el área municipal de Baracoa, con 81.700 habitantes.
El gobierno local asegura que del fondo habitacional afectado, 3.529 sufrieron derrumbes totales, 3.764 afectaciones parciales, 10.126 perdieron los techos y 6.685 padecieron daños parciales en las cubiertas.
La cifra no incluye los edificios multifamiliares, que también fueron dañados y uno ubicado en el paseo marítimo espera su eventual demolición. También 525 instalaciones de organismos estatales quedaron afectadas junto a la red de servicio eléctrico, comunicaciones, los acueductos, viales y puentes.
Las autoridades sostienen que la ciudad está restaurada en 85 por ciento, con 17.391 viviendas reparadas.
“Por lo menos aquí están techadas todas”, aseguró Cuza sobre la recuperación de las 1.153 casas dañadas en Majubabo. Aunque en el resto de Baracoa se atendió 90 por ciento de la necesidad de cubiertas, de ahí que aún asomen viviendas al descubierto o con lonas en un recorrido por la ciudad.
Como el resto, la oficina dirigida por Cuza espera por el abastecimiento de más materiales para terminar de restaurar el interior dañado de los domicilios.
En el caso de las viviendas con derrumbe total, las autoridades entregaron la llamada “facilidad temporal”, que es un módulo básico de materiales de la construcción. Con restos rescatados y esta ayuda, unas 3.466 familias reconstruyeron parte de sus hogares para dejar los albergues y casas solidarias donde se las ubicó inicialmente.
Restos de embarcaciones y arbustos destruidos por el paso del huracán Matthew esparcidos por una playa de Baracoa, recuerdan la violencia del mayor desastre climático ocurrido en la provincia de Guantánamo, en el oriente de Cuba.
Foto: Jorge Luis Baños/IPS
Este cóctel de medidas parece ser la causa de la rápida mejoría del paisaje de la ciudad, por donde pasean turistas internacionales. Con fachadas pintadas y grandes carteles, las 283 casas privadas de renta y las instalaciones turísticas estatales operan desde inicios de noviembre, cuando comenzó la temporada alta de visitantes.
Ayuda internacional
Aportes del resto de las provincias cubanas, los residentes cubanos en el exterior y la cooperación internacional, llegan desde octubre a las comunidades afectadas por Matthew en el oriente cubano.
Solo la Organización de Naciones Unidas (ONU) ejecuta un plan que aspira movilizar 26,5 millones de dólares para enfrentar las necesidades urgentes de 637.608 personas en Guantánamo y la vecina provincia de Holguín.
Al programa de la ONU han contribuido los gobiernos de Canadá, Suiza, Italia y Corea del Sur. Y el gobierno cubano recibió aportes directos de Japón, Paquistán y Venezuela, además de empresas de China y Estados Unidos y organizaciones de cooperación internacional como la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Partes del emblemático paseo marítimo aún resultan intransitables mientras constructores arreglan el muro de dos kilómetros, que apenas defendió a la ciudad de las olas. Por su exposición al mar, existe un plan hasta 2030 para trasladar 21 comunidades costeras, entre ellas la misma ciudad de Baracoa.
“El programa territorial de materiales de la construcción se impulsó para dar respuesta a la demanda”, explicó Rodolfo Frómeta, responsable de la empresa estatal que aglutina 12 pequeñas fábricas de “áridos (materiales rocosos naturales)” y bloques, que prevén producir este mes losas de hormigón antisísmicas para techos.
Baracoa acapara la mayor cantidad de estas fábricas, que también operan en los municipios vecinos damnificados de Imías y Maisí. Hasta febrero, las 22 industrias elaboraron 227.500 bloques, en moldes artesanales y con base en rocas recolectadas por las fincas y canteras superficiales.
“Solo importamos el cemento y el acero”, detalló Frómeta sobre las fábricas, de las cuales tres son estatales y el resto privadas. “Aunque todas reciben apoyo estatal, como estos molinos para triturar las rocas”, indicó a IPS en las instalaciones de Áridos Viera, en Mabubabo.
Psicólogo de profesión, Amaury Viera fundó en 2015 este proyecto privado, que aspira a convertirse en cooperativa. Ocho trabajadores obtienen arena, granito, grava y polvo de piedra. “Ahora lo que más hacemos son bloques, unos 800 diarios, aunque queremos llegar a 1.200”, compartió Viera.
Con una bolsa cargada de herramientas, el joven albañil y carpintero Diolnis Silot regresa a su casa para el almuerzo. “He trabajado en la construcción de 35 casas desde Matthew para acá, dos fueron construcción total y el resto lo referido a las cubiertas ligeras. La mayoría recibieron subsidios del Estado”, explicó a IPS.
Rodolfo Frómeta, responsable de la empresa local que aglutina 12 pequeñas fábricas locales de áridos y bloques, junto a un molino de piedras, en las inmediaciones de la ciudad de Baracoa, en el oriente de Cuba.
Foto: Jorge Luis Baños/IPS
A pocos metros, el dueño de una cafetería privada, Yudelmis Navarro, coloca una ventana nueva y realiza otras mejoras en su vivienda. “El huracán se llevó el techo, además de algunas cosas adentro. El Estado la techó de gratis y ahora estoy haciendo los arreglos menores con mis propios medios”, detalló.
“La persona que espere a que se lo den todo va a resolver poco”, opinó Navarro.
Apoyada en muletas, la jubilada Dania de la Cruz, una de las 167 personas que aún permanecen en albergues en el municipio, mira a los viandantes pasar desde el portal de la casona donde vive y que cobija a cuatro familias. “Vivía con mi hija al lado del río Duaba, en una finca, donde lo perdí casi todo. Allí no vuelvo. No sabemos cuándo y dónde tendremos la nueva vivienda”, relató.
“La agricultura y el fondo habitacional serán las afectaciones que perdurarán por más tiempo”, apuntó Luis Sánchez, el alcalde de Baracoa. Resaltó que la estrategia de recuperación incluyó modernizar y hacer más resistente la nueva infraestructura, por ejemplo en las comunicaciones.
Hasta el momento, resumió, se aprobaron 3.900 créditos bancarios con bajas tasas de interés para que las personas restauren sus viviendas, además de 700 subsidios y más de 10.000 bonificaciones para familias de bajos recursos. Aunque escasas, varias familias usaron recursos propios.
“Y ganamos en experiencia de evacuación”, resaltó el funcionario sobre el uso de refugios tradicionales en cuevas y en las llamadas varas en tierra, construcciones campesinas de techo a dos aguas de guano (hoja de palma seca) y madera a ras del suelo.
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