Por: Mcs Gerardo Gómez Moreno.
También he estudiado con atención un texto publicado por el profesor Pedro Monreal titulado “Política económica en Cuba: intento de un diálogo de invierno” en el que contesta críticamente mi artículo Sueños de una noche de verano. De igual manera se agradece la atención prestada.
En primer lugar usted califica de intento de diálogo mi trabajo, pero primero debe mirarse por dentro, pues realmente es muy difícil dialogar con alguien que adopta poses de infalibilidad académica y política, aunque si es verdad que fue en invierno. Sería más claro, calificar los intercambios como polémica de carácter político y académico. Así mismo se crean ruidos en la comunicación por sus posiciones socialdemócratas y neoliberales, no estamos en el mismo bando.
En efecto califico el llamado programa de lacónico, pragmático, sin referencias teóricas explícitas y sin menciones a experiencias internacionales. Como compruebo que sigue sin ofrecer nada al respecto lo ratifico y me pregunto cómo puede alguien de su calificación eludir estas exigencias científicas básicas.
Al afirmar que usted es un enigma, tal vez cometí un error y lo reconozco de cierta manera. Incluso en un comentario me han criticado por eso. Por ello lo reproduzco: “No hay que descifrarlo sus propuestas son neoliberales, no sé si usted sabe que hasta Jeffrey Sachs el "eminente" alumno de la escuela de Friedman, negaba diciendo que él estaba en contra de las terapias de shock, cuando fue él quien las introdujo en Bolivia, Polonia y Rusia. ¿Quién puede hoy decir que abraza las teorías neoliberales? Absolutamente nadie.
Como la reforma "progresista" del capitalismo sólo puede prosperar en aquellos lugares en que la misma sea compatible con el proceso de reproducción del capital y esa compatibilidad no existe hoy en ninguna parte, no hay otra propuesta que no sea capitalismo puro y duro, pero disfrazado con otra envoltura, recuerde que el éxito que ha tenido el capitalismo hasta hoy ha sido porque ha predicado lo que no ha cumplido. No creo en la estabilidad que propone Monreal, y no es un enigma tan difícil de descifrar.” (Correo enviado por Narciso Matías desde mailto: noreply-commet@blogger.com), el miércoles, 27 de diciembre de 2017, para cgv@espnl.co.cu)
Cómodamente Monreal se quita de encima este problema aludiendo al manido argumento de etiquetas descalificadoras respecto a todo eso del “neoliberalismo” y la “tercera vía”. No son etiquetas, son calificativos merecidos.
Paso a tratar lo que usted califica de las falsedades, las simplezas, y las confusiones.
Las llamadas falsedades.
Señor Monreal:
Falsedad # 1:
Usted afirma que parte alguna del programa se propone que “la mayor parte” de las empresas estatales pasen al sector privado nacional y extranjero. En mi texto no afirmo esto, sino que se trata de una estructura de propiedad, que muy bien el Dr. Carlos García ha sintetizado, en la que el protagonismo recae en el establecimiento de un dinámico sector cooperativo y privado y el saneamiento de la empresa estatal, traspasando la mayor parte de estas al sector privado nacional y extranjero. Y no me eximo de responsabilidad, sino que la sigo asumiendo.
Falsedad # 2:
En parte alguna del programa existe un planteamiento que “da por hecho la quiebra del sistema empresarial estatal al devaluarse el CUP”.
En verdad he afirmado que este economista, como señala el Dr. Carlos García, da por hecho, la quiebra del sistema empresarial estatal al devaluarse el CUP, lo que constituye un verdadero dogma es buscar la solución fuera de este sistema acudiendo a la privatización por dos vías: el incremento del sector privado y cooperativo y la transferencia de la mayor parte de las empresas estatales al capital nacional privado y al extranjero. En lugar de proponer el fortalecimiento del sector principal de la economía lo que propugna es su casi total desmantelamiento. Vuelvo a asumir la responsabilidad que me toca y le pregunto: ¿Es falsa esta apreciación? Si fuera así, usted estaría de acuerdo con el fortalecimiento del sector estatal de la economía sobre los medios fundamentales de producción, lo que sería magnífico.
Falsedad # 3:
En parte alguna del programa se propone que las modalidades empresariales privadas nacionales deben ser “una suerte de motor que impulsaría el desarrollo”. ¿Tendría la amabilidad el profesor de citar exactamente esa supuesta proposición?
Con mucho gusto cito de nuevo de donde procede esta proposición en mi artículo Sueños de una noche de verano:
Por cierto debe considerarse que Monreal en su artículo del 19-12-2017 continúa proponiendo la transformación radical del actual esquema del Trabajo por Cuenta Propia (TCP), sobre lo que puede estimarse que la transformación esta prevista en los documentos del VII Congreso del PCC, pero no es la que él señala.
Para Monreal el propósito sería facilitar el establecimiento de modalidades empresariales privadas nacionales que permitan colocar una fuerza laboral que ya supera el medio millón de trabajadores en unidades productivas (empresas) que tengan mayores posibilidades de generar eslabonamientos productivos, aumentar la inversión, facilitar el aprendizaje tecnológico y organizativo, hacer avanzar la productividad y generar mayor valor.
Se hace notar que, para este economista, no es el Estado socialista, su planificación y regulación, quién propicia los encadenamientos productivos, sino las modalidades empresariales privadas nacionales, de forma fortuita, supuestamente una suerte de motor que impulsaría el desarrollo.
Supongo que el Pedro Monreal del llamado Programa es el mismo que el este artículo del 19-12-2017.
Falsedad # 4:
La idea expresada respecto a mí de que “su obsesión por la propiedad privada y su rechazo a la estatal tienen como testigos oculares sus artículos”, es falsa y para ello puede llamarse a “declarar” como “testigo ocular” al propio programa que el profesor está criticando.
En Sueños de una noche de verano expreso: el Dr. Carlos García ha sintetizado …También destaca que el favoritismo de este economista por los empresarios privados no es nuevo, lo viene manifestando y argumentando desde hace tiempo. Su obsesión por la propiedad privada y su rechazo a la estatal tienen como testigos oculares sus artículos.
En efecto, parecería comprobarse que hay dos Pedro Monreal, uno en el llamado Programa y otro en sus artículos. En mi breve trabajo no quise citar en extenso al Dr. Carlos M. García, pero su insistencia, su rígido apego a lo textual y sus manipulaciones al citar me han obligado a recomendarle que relea sus propios artículos sobre la propiedad privada.
Por sus habituales formas de expresión, me siento, lamentablemente, en la necesidad de devolverle sus palabras: si va a dedicarse a la crítica académica, que entonces trate de leer con más detenimiento.
Las supuestas simplezas.
Simpleza # 1:
1.1-Creo entender que el profesor equipara las transformaciones económicas y sociales exitosas que han hecho otros países al término de reformas “imposibles”, supongo que más en el sentido de formidables, que es el término que utiliza para referirse a las reformas de China y Vietnam.
Como dijo, creyó entender. No utilicé el término reformas “imposibles”, sino “reformas, al parecer imposibles”. Sí refiero, que lo están haciendo formidablemente los chinos y vietnamitas. Por favor, no descontextualice.
1.2- Dice usted que, sin embargo, ello se explicaría por “circunstancias histórico concretas muy diferentes” que, al ser distintas a las de Cuba, afectarían la “batalla económica” de la isla. Aquí hay por lo menos dos notables simplificaciones. En primer lugar, eso de la “batalla económica” tiende a descarriar la discusión. En ese plano, la “batalla” es muy concreta: el desarrollo. Si en el discurso se hace nebuloso ese aspecto, pudiera olvidarse o minimizarse la dimensión y la naturaleza del reto. Es el tipo de simpleza que lleva a asumir que Cuba pudiera avanzar hacia el desarrollo con una tasa de inversión baja y con una moneda nacional sobrevaluada. Eso no se resuelve hablando de la “batalla económica” ni diciendo que se reconoce el problema en algún documento.
Lo que dije fue que “otros países han realizado “reformas”, al parecer imposibles, al disponer de circunstancias histórico concretas muy diferentes. No debemos olvidar “ni por un tantico así” a quien tenemos delante y que pretende”.
Antes de este párrafo exprese que “por supuesto que la problemática de la unificación monetaria y de las tasas de cambio está en el orden del día de la situación nacional e internacional de nuestro país pues afecta la batalla económica y es algo previsto en los Lineamientos, pero en cuanto al cómo y al cuándo, los caminos divergen dada la gran complejidad de esta región y en el mundo, pues no se trata sólo de la envergadura de los riesgos y peligros que Cuba podría o no asumir con sus propias fuerzas, que materialmente y financieramente no son muchas”.
Usted gratuitamente afirma que el término batalla económica tiende a descarriar la discusión y que la batalla es por el desarrollo, pero parece que tiene un problema político con “batalla” y “Lineamientos”. No establezco ningún tipo de relación de causa y efecto entre la batalla económica o batalla por el desarrollo y las reformas de China y Vietnam. Si quiere saber si conozco de esto último, investigue, ubíquese y vuelva a meditar su conjetura de simplificación. No le receto literatura y testigos presenciales altamente calificados para no caer en la petulancia académica.
En un burdo reduccionismo me atribuye falsamente que “es el tipo de simpleza que lleva a asumir que Cuba pudiera avanzar hacia el desarrollo con una tasa de inversión baja y con una moneda nacional sobrevaluada”. ¿Quién con dos dedos de frente puede afirmar o deducir tal cosa?
Por cierto usted no dice nada sobre la envergadura de los riesgos y peligros que Cuba podría o no asumir con sus propias fuerzas, que materialmente y financieramente no son muchas, ni tampoco que acerca de que no debemos olvidar “ni por un tantico así” a quien tenemos delante y que pretende.
¿Por qué será? ¿Por qué se abstrae de estas crudas realidades y, sin embargo, se recrea en otras terribles?
1.3-Dice el Señor Monreal: En segundo lugar, a pesar de los diferentes contextos, respecto a otros países que han hecho reformas, es posible extraer lecciones analíticas útiles de esas experiencias para la reforma de la economía cubana. Aquí estaríamos ubicados en la famosa, pero insuficientemente discutida cuestión de los “modelos” (la discusión es insuficiente en Cuba, no en otras partes).
No quiero explayarme, por lo que hago un gran esfuerzo de síntesis. Espero no ser acusado de nuevo de simpleza.
Tengo que decir esta vez, estoy de acuerdo parcialmente con usted, pero añadiendo algo: todas las reformas deben ser profundamente estudiadas, especialmente las chinas y vietnamitas, lo vengo haciendo hace años tanto en la docencia como en la investigación, también otras instituciones e investigadores lo hacen.
Claro, en mi caso y para Cuba me refiero a la Reforma Económica Cubana de inspiración leninista que primero fue limitada y ahora ampliada, pero usted, como siempre, la quiere aún más ampliada, además al abordar el tema de las lecciones analíticas útiles para la economía cubana, debemos considerar tanto las positivas como las negativas. Sobre las positivas que ya aprovechamos y las que podríamos aprovechar no me expreso “por ahora”.
Entre las negativas exhaustivamente analizadas por el PCCH, está aquella gran crisis en la Plaza de Tiananmén que tuvo como contexto económico el estallido de inflación para las condiciones de China y el “mareo” de un tristemente célebre Secretario General del PCCH que al contemplar, maravillado, deslumbrado, por el real crecimiento acelerado del sector no estatal, incluido el privado que tanto divulga usted, decidió no aplicar la regulación macroeconómica desde un Estado socialista. En fin, el neoliberalismo también ha tenido una presencia en China, aunque por supuesto, no ha predominado, ni predomina.
Al final, qué pasó en China, nada sólo muchas condenas por violaciones de los derechos humanos, pero la clausula de EE.UU. de nación más favorecida se mantuvo, tampoco los europeos cambiaron su posición económica respecto a China, debido al enorme mercado interno, a las grandes inversiones y comercio internacional. Usted lo sabe muy bien: The money is money. Aquí cabe preguntar: ¿Qué pasaría en Cuba con un estallido inflacionario en Cuba? O si aplicamos aquello de dejar hacer, dejar pasar. ¿Qué pasaría si los tanques aparecen en la Plaza de la Revolución en Cuba? Monreal, no sé si sabe de la cautela frente al monstruo que conoció Martí en sus entrañas.
Simpleza # 2:
Al colocar “la contradicción cautela-urgencia en que se encuentra nuestra patria” en el plano de “las relaciones económicas y políticas internacionales” y remitirla a la complejidad de los procesos de la reforma, se incurre de nuevo en dos simplezas. Primero, se soslaya la dimensión política interna de la llamada “cautela” del proceso, algo que se ubica en el plano de la política nacional y de los intereses de grupos. En segundo lugar, lo complejo no requiere necesariamente un enfoque cauteloso para poder ser resuelto. La dinámica de los procesos sociales complejos y sus “soluciones” generalmente siguen patrones impredecibles. A veces la solución pasa por la modificación incremental y otras veces es una solución súbita.
Lo que he sostenido es que “el autor de marras, siendo un conocedor de las relaciones económicas y políticas internacionales, en sus propuestas estabilizadoras hace abstracción de las mismas, consistiendo este un factor importante a considerar. Tal vez sea esta una de las condicionantes que le impida aquilatar el verdadero peso de la contradicción cautela-urgencia en que se encuentra nuestra patria y lo que lo impulse a querer acelerar –24 meses para estabilidad económica de Cuba en tres etapas- los profundos y complejos procesos la Actualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista.
No coloco la contradicción cautela-urgencia en que se encuentra nuestra patria en el plano de las relaciones económicas y políticas internacionales, sino que subrayo que usted hace abstracción de la misma, consistiendo ésta un factor importante a considerar. ¿Acaso no lo es? De nuevo un burdo reduccionismo, metafísica, abstraccionismo, ignora la contradicción cautela-urgencia, situada como una contradicción interna de nuestra sociedad, sobre la que influyen las contradicciones externas. Tampoco remito, esta contradicción, a la complejidad de los procesos de la reforma económica cubana, de inspiración leninista, que oficialmente denominamos la Actualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, no las neoliberales que usted propone.
Tal vez, estas últimas, sean las que responden, a “la dinámica de los procesos sociales complejos y sus “soluciones” generalmente siguen patrones impredecibles. A veces la solución pasa por la modificación incremental y otras veces es una solución súbita”. Recuerde que José Martí, nuestro apóstol, decía que la política es el arte de prever.
Tampoco soslayo “la dimensión política interna de “la llamada” cautela” del proceso, algo que se ubica en el plano de la política nacional y de los intereses de grupos”. El proceso de Actualización es enteramente un asunto soberano de política interna que se refleja en la política exterior de Cuba y si los intereses de grupo a los que se refiere son las capas burocráticas y los elementos corruptos, tenga la dignidad de reconocer que el Gobierno Revolucionario y el Partido Comunista de Cuba es implacable con ellos, realiza transformaciones institucionales enfiladas a reducir gradualmente el burocratismo e impiden que impongan el rumbo fundamental de las transformaciones.
Algo más, cuando hablamos de cautela no tiene que ver con las tardanzas, lentitudes, meteduras de patas, frenos de determinados funcionarios que no cambian la mentalidad o no se colocan a la altura de las circunstancias y, además, usted no aquilata el otro polo de la contradicción, o sea, la urgencia la que usted ni menciona. Más de una vez nuestro Presidente y Primer Secretario del Partido ha realizado severas críticas públicas respecto a las lentitudes y errores.
Simpleza # 3:
Una afirmación como “lo que están haciendo formidablemente los chinos y vietnamitas” tiende a dejar fuera del análisis el hecho de que esas reformas también incluyen procesos contradictorios. Por cierto, no es lo mismo decir, como afirma el profesor refiriéndose a mí, que “rechaza tener influencia de la reforma y apertura en China”, que decir -como afirmo yo- que debe estudiarse la reforma en China (y la de Vietnam) para sacar las lecciones que pudieran ser útiles para Cuba. Son dos cosas bien distintas.
Opino que ya me expresé sobre este punto, no quiero y no me gusta repetirme. Sí existen contradicciones en China, en Vietnam y en Cuba, pero lo importante es cómo las conjugamos y, sobre todo, cómo evitamos que sean antagónicas e insalvables, algo que usted no parece preocuparle en lo más mínimo.
Simpleza # 4:
Se ha comentado antes la expresión de que “el favoritismo de este economista por los empresarios privados no es nuevo, lo viene manifestando y argumentando desde hace tiempo. Su obsesión por la propiedad privada y su rechazo a la estatal”. Se hizo referencia a ella como una falsedad, pero también revela una simpleza.
Da la impresión de que el profesor solamente mira hacia donde le conviene, para tratar de descalificar políticamente a quien está criticando. Para ser coherente con esa lógica, la opinión que tiene el profesor sobre las actividad privada debería llevarlo a hacerse preguntas como las siguientes: ¿Cómo es posible que el gobierno cubano haya traspasado a la propiedad privada la mayor parte de la producción nacional de dos alimentos esenciales como el arroz (77,6%) y los frijoles (71,2%)?, ¿Cómo es posible que el gobierno cubano haya eliminado más de 600 mil empleos netos en el sector estatal, desde que se aprobaron los Lineamientos en 2011?, ¿Cómo es posible que se haya exonerado de una buena parte de los impuestos al capital transnacional que invierte en el país?, pero en su crítica a la actividad privada, el profesor prefiere mirar para otra parte.
Muy bien Monreal, no prefiero mirar a otra parte, pero usted sí reconoce que el Gobierno Revolucionario Cubano y el Partido Comunista de Cuba ha cruzado más de una vez el Rubicron, una con Fidel Castro y otra con Raúl Castro y ha llevado las cosas hasta el punto en que haya traspasado a la propiedad privada la mayor parte de la producción nacional de dos alimentos esenciales como el arroz (77,6%) y los frijoles (71,2%), que así mismo haya eliminado más de 600 mil empleos netos en el sector estatal, desde que se aprobaron los Lineamientos en 2011, y se haya exonerado de una buena parte de los impuestos al capital transnacional que invierte en el país.
Además, le falta la extensión de la propiedad privada entre los cuenta propistas y los que utilizan el trabajo ajeno, todo sin privatizaciones masivas, sino mediante alquileres de locales, licencia a particulares y la entrega de tierra en usufructo.
Con la pupila asombrada, observo esto que dice en su texto, para decir que sí pueden ampliarse más las propiedades privadas, cooperativas y mixtas, siempre que predominen las formas socialistas estatal y cooperativa y se cumplan los límites sistémicos. ¿Qué más quiere usted? ¿Quiere capitalismo al duro y sin guante? ¿Quiere economía social de mercado, casi inexistente en el mundo, en Cuba? No, nunca la tendrá. Además, usted dice que crítico a la actividad privada. ¿Cuál es mi crítica a la actividad privada, como no sea a la exageración que usted hace sobre la misma y sus exuberantes divulgaciones?
Las nombradas confusiones.
Confusión # 1:
El programa no se ha propuesto -como dice el profesor- para “acelerar”, en 24 meses, “los profundos y complejos procesos la Actualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista”. Los objetivos específicos del programa, su contenido concreto y el alcance limitado de sus acciones están bien delimitados en la sección del programa titulada “Lo primero es lo primero”. Se aclara que el programa “No debe tratar de proveer, por sí mismo, soluciones de largo plazo, sino concentrarse en establecer -en plazos inmediatos- las condiciones iniciales que facilitarían el funcionamiento de otras acciones de política económica y social, con efectos a más largo plazo”. ¿Dónde se habrá confundido el profesor con eso de la “aceleración”?
Usted de verdad se cree que en 24 meses es posible cumplir su llamado programa de estabilización económica. No estoy confundido, sino muy claro. No me extraña que no acepte nada, para usted todo es fácil, nada es imposible y todo saldrá bien y rápido, parece ser su lema. Recuerde que la Perestroika comenzó como una aceleración y terminó como un gran desastre.
Confusión # 2:
Afirmar, como hace el profesor, que “en su programa de estabilidad económica, con matices, todo parece transcurrir idealmente, perfecto, previsto y sobre todo preservando y garantizando la esfera social”, parece indicar que o bien se hizo una lectura superficial y sesgada de la propuesta, o bien el comentarista tiene una gran confusión acerca de cómo funcionan las políticas públicas. El texto del programa aclara, también en la sección titulada “Lo primero es lo primero”, que “es preferible trazar una serie de programas modestos, con objetivos y plazos precisos, que puedan adaptarse -sobre la marcha- a la compleja, cambiante, e impredecible realidad que debe ser transformada”. ¿De dónde ha inferido el profesor eso de que el programa se propone “transcurrir idealmente, perfecto, previsto”?
De repente me queda la duda sobre si el profesor leyó su programa o no aprecia en el que es ideal, perfecto, previsto y sobre todo preservando y garantizando la esfera social.
En verdad, no entiendo bien la redacción, pero no importa.
Lacónicamente le digo que lo trasluce en todo su llamado programa. ¿Donde prevé la necesidad de reforzar las reservas internacionales de divisas? ¿Cómo refleja y calcula los problemas de nuestra deuda externa? ¿Qué cálculos o estimaciones realiza sobre los procesos que analiza? ¿Qué nivel de desempleo podría existir? ¿Podría surgir procesos inflacionarios superiores a los actuales? Digo que es ideal, perfecto y sobre todo preservando y garantizando la esfera social dado que sencillamente nunca dice tan siquiera que podría haber fallos, salvo vagas referencias a la cambiante e impredecible realidad que debe ser cambiada.
Confusión # 3:
La idea de que un programa de política económica, sobre todo uno de alcance limitado como el propuesto, debe hacer explicitas “las fuentes teóricas en las que se inspiran estas proposiciones” revela un embrollo intelectual acerca de la manera en que se diseñan y se presentan ese tipo de propuestas.
Lo destacado por mí es que en su llamado programa, no se observan cuáles son las fuentes teóricas en las que se inspiran estas proposiciones, ni tampoco cuales son los referentes de las experiencias internacionales que tiene en cuenta.
Usted arguye que no hace falta, pues esta es la manera en que se diseñan y se presentan ese tipo de propuestas. No sé de dónde saca esas reglas. Lo que he estado promoviendo es mejorar la fundamentación científica y confiabilidad de lo que propone. También podría contribuir a la polémica y la transparencia de su trabajo, al exponerse usted con todas las de ley ante los lectores de la red. Así que no veo ningún embrollo ni confusión de mi parte, sólo constato sus argumentos evasivos, formales y poco transparentes.
Confusión # 4:
Tratar de vaticinar de manera libresca el eventual efecto político que pudieran tener los cambios “en la estructura de propiedad de la sociedad cubana” es una lamentable confusión. Acudir a una frase manida como esa de que “cuando los cambios cuantitativos rebasan la medida producen cambios cualitativos, incluso el sistema socioeconómico” no es la forma de abordar un análisis económico, ni social, ni político. Si se desea hacer un estudio sobre la importante dimensión política de la reforma económica, deberá acudirse a datos de la realidad sobre los grupos sociales y el poder. Habrá que utilizar la sociología, la psicología política y la Economía Política. Pero con una abstracción como esa de lo cuantitativo y lo cualitativo no se llega muy lejos. Eso pudiera tener otro “público”, pero no funciona entre analistas.
Señor Monreal: Reitero que con cambios de tal amplitud y naturaleza en la estructura de propiedad de la sociedad cubana, es previsible, que los segmentos en formación de la pequeña burguesía y burgueses, que ya existen en nuestra sociedad, tolerados y que se pretende organizar mejor, se hagan predominantes con el tiempo. Cuando los cambios cuantitativos rebasan la medida producen cambios cualitativos, incluso el sistema socioeconómico. Hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado, pero seguramente no es exactamente lo que usted propone. Puedo aceptar que también hacen falta otros estudios multidisciplinarios, pero insisto en ya es esencialmente predecible.
Confusión # 5:
Asumir que puede hacerse pasar como un ejercicio de prospectiva una pieza oratoria ideológica como la que dice que “la sociedad cubana, por este infernal camino, no alcanzaría el anhelado y buscado desarrollo económico y social, ni sería soberana, independiente, socialista, próspera y sostenible. Se convertiría en un apéndice, anexado a EE.UU. y por supuesto las monedas nacionales desaparecerían para dar paso al dólar estadounidense”, pudiera expresar no solamente una confusión sino una pérdida total de la “medida” de lo que es aceptable y de lo que no es aceptable en un análisis. Haber dejado eso del dólar como último punto, en el contexto de la discusión de un programa que se propone esencialmente con vistas a acometer la unificación monetaria y cambiaria, pudiera ser interpretado como un intento de “golpe bajo”, pero es -sobre todo- una cursilería.
He dicho y reitero que con tales transformaciones o involuciones se agudizarían al máximo las contradicciones sociales internas de la sociedad cubana, crecería el papel e influencia económica, política, ideológica, cultural y social de los enemigos internos y externos de la Revolución Cubana hasta destruirla en algún momento y seguro que no sería sin resistencia. La sociedad cubana, por este infernal camino, no alcanzaría el anhelado y buscado desarrollo económico y social, ni sería soberana, independiente, socialista, próspera y sostenible. Se convertiría en un apéndice, anexado a EE.UU. y por supuesto las monedas nacionales desaparecerían para dar paso al dólar estadounidense.
Desde su cosmovisión usted puede calificarlo de una pieza oratoria ideológica, un falso ejercicio de prospectiva, una pérdida total de la “medida” de lo que es aceptable y de lo que no es aceptable en un análisis o como quiera, pero le aseguro que es fruto años de experiencia, de análisis de la práctica social, de percepción cotidiana de la realidad, de tendencias objetivas, de estudios profundos sobre el derrumbe del campo socialista y las experiencias positivas y negativas de China y Vietnam, las relaciones de EEUU con Cuba y América Latina y especialmente de sus actividades subversivas en nuestra patria.
Lo del dólar no es un “golpe bajo” o una “cursilería”, simplemente que Cuba, como parte de la renovada Doctrina Monroe ya sería supuestamente una colonia, con el Gobernador previsto en la Ley Helms-Burton y no tendría una moneda nacional. En cuanto a la medida, como concepto filosófico marxista, es la categoría que permite tener en cuenta los límites sistémicos entre la transición y construcción socialista y el capitalismo.
Una acotación final.
Usted señala que hay un factor adicional que dificulta el diálogo: la práctica del comentarista de escudarse tras una conjeturada capacidad de previsión plasmada en determinados documentos donde “la transformación esta prevista” y una medida como la unificación monetaria y cambiaria “es algo previsto”.
Una cosa es que existan determinados anhelos de política económica u objetivos generales –reflejados en documentos políticos-, y otra cosa bien distinta es que se disponga de planes y de programas específicos para llevarlos a cabo.
Respondo con una simpleza: aunque entiendo lo que dice, se nota determinado rechazo suyo al uso de los documentos partidistas, no sé y no me corresponde saber si hay planes y programas específicos, me parece que deben estarse actualizando ciertos estudios realizados con anterioridad.
Las demás críticas que usted realiza a la política económica y su realización en la práctica en nuestro país, no corresponden directamente con la naturaleza de la polémica que estamos sosteniendo, así que en esta réplica no haré referencia a ellas.
Si tomo como alusión a cosas que le planteado lo siguiente: “Las soluciones no van a salir directamente de “fuentes teóricas”, ni van a aparecer porque se repitan como un mantra algunos términos como “construcción del socialismo” o “transición socialista”. Si alguien desea pensar que la transformación social ocurre de esa manera, está en su derecho de hacerlo, pero supongo que pierde su tiempo”.
Lo de “cómo un mantra” merece un comentario especial en otro momento, ahora no quiero desviar la atención. Cuando menos considero una falta de rigor científico tratar de esa manera las fuentes teóricas o teorías económicas sean marxistas o no como el monetarismo, por esas cosas es que se le puede catalogar de empirista y positivista de la Escuela anglosajona o particularmente de la norteamericana. Usted no aborda simplemente una cuestión técnica o política de la tasa de cambio, trata de reformas, de relaciones de propiedad, de transformaciones sociales, clases, grupos sociales, política y poder, le pregunto: ¿Esto tiene que ver o no con teorías, sean marxistas o no?
Existe una teoría marxista y leninista sobre la transición y construcción socialista y muchos notables autores nacionales y extranjeros de la academia han tributado a su desarrollo, siempre con enfoque crítico, renovador y en vínculo con las transformaciones sociales en Cuba. Evidentemente, usted ha renunciado a ella cuando señala despectivamente que “si alguien desea pensar que la transformación social ocurre de esa manera, está en su derecho de hacerlo, pero supongo que pierde su tiempo”. Espero que no se queje cuando se le tilda de socialdemócrata de estos tiempos, a los no les queda ni un tinte desteñido del marxismo y, por supuesto del leninismo.
Finalmente, pregunto a los lectores de la red: ¿de quienes son las falsedades, las simplezas y las confusiones? Las que me correspondan de buena fe las asumiré. ¿Qué hará Monreal con las que le toquen?
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