Lisandra López Pérez de Corcho ECONOMÍA
La COVID-19 ha venido a recordarnos, de una manera un tanto retorcida, que buscar alternativas de todo tipo para la subsistencia no debe ser tarea pendiente ni a largo plazo.
Ahora lo peor ha ido pasando de a poco. Pero las consecuencias que dejará una pandemia a la ya maltratada economía cubana se han avizorado. En función de eso, la producción de alimentos encabeza las listas de prioridades en cualquier parte de la Isla.
Una de esas vías para lograr poner parte de lo necesario en la mesa de los avileños va por el camino de fomentar la agricultura urbana, suburbana y familiar, que tiempos atrás no había mostrado resultados halagüeños.
Lo sabe Osmany Fleitas González, jefe del departamento provincial de agricultura urbana, quien reconoce que la insuficiencia de recursos para mantener los canteros contribuyó a un panorama menos favorable.
En estos momentos las condiciones han tenido tendencia a la mejoría. Los 96 organopónicos que funcionan hoy en la provincia, junto a los 35 semiprotegidos, ilustran la intención de que un realce de estas formas de autoabastecimiento permita apoyar la alimentación.
Centros de Salud Pública con los cuales mantienen contratos, por ejemplo, hospitales, hogares de ancianos, casas de abuelo, constituyen el destino fundamental para lo que allí se siembra; aunque, también en cada organopónico existe un punto de venta directa a la población.
Recientemente se reanudaron las faenas en el semiprotegido de mayor extensión en el territorio; un hidropónico que por algún tiempo estuvo abandonado y, luego de su reactivación, dispone de 150 canteros con un sistema de riego automatizado en el municipio cabecera.
Parte de los canteros se mantienen con cobertores, lo que posibilita que, aun en la época de verano, se pueden sembrar hortalizas de hojas, las cuales no son propias de esta etapa del año, explica Osmany.
Mediante el uso de productos orgánicos para el abono, está previsto que este lugar aporte lechuga, habichuela, rábano, zanahoria, ajo puerro, remolacha, entre otros, comentó Pedro Luis Cardoso, director de la Empresa Integral Agropecuaria de Ciego de Ávila, a la cual pertenece este organopónico.
Unos 30 mil patios y parcelas distribuidos por la provincia, se suman también a las estadísticas que ofrece Fleitas González sobre el programa que atiende y, más allá de convertirse en solo números, dan indicios de la labor para no perder la ruta de la tan anhelada soberanía alimentaria.
Invasor ha abordado anteriormente estos temas, de cara a la post-pandemia, con referencias a los pronunciamientos del Ministro de Economía Alejandro Gil sobre la urgencia de potenciar la agricultura urbana, suburbana y familiar como una práctica que, para estas fechas, será de gran utilidad, mientras se aproveche bien.
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