Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 18 de junio de 2020

«Romper» La Güira para regar las semillas


El autoabastecimiento empieza por hacer parir cada pedazo posible de la tierra cercana. Foto: José Luis Camellón
Aunque La Güira existe, aquí en Guantánamo, puede ser cualquier comunidad rural de Cuba. Es más, hiciera falta, hoy más que nunca, que los asentamientos de los campos nuestros fueran algo así como La Güira oriental, en eso de producir, al pie de casa, casi toda la comida que demandan.
Es verdad que, en La Güira del municipio Manuel Tames, nada más son 549 bocas; pero pasa que esa cantidad de bocas es el mismo número de espaldas dobladas en el trabajo, y el doble de los brazos para sembrar. Y con las tierras que los rodean –que no son las mejores, pero tocan a unas cuántas hectáreas por cabeza– allí las aprovechan mejor. Y por eso vas llegando y La Güira está rodeada de hortalizas, y de frutales, y de viandas, y los granos pronto alcanzarán para repartir a todos, y los cerdos y los pollos dan para alimentarse mejor, y hasta prueban ya con conejos, y de las propias gallinas salen huevos que, en un tiempo, darán más unidades por persona que las que en la ciudad llegan por la libreta.  
A La Güira de Guantánamo no va gente a trabajar por ellos. Dicen que se bastan ellos mismos y, según se ve, han entendido mejor que unos cuantos eso que repiten de muchas maneras, en el noticiero, en la radio, en los periódicos, sobre el autoabastecimiento, la producción local, la «capacidad endógena». Allí saben leer, claro que sí, porque como en toda Cuba hay escuelitas, y consultorios, y electricidad; pero puede que alguno se pierda un poco con lo que endógena quiere decir.
Lo que pasa es que el paisano de La Güira se va con esa duda para el campo, que no es un paraíso. Llueve poco, el sol abrasa, y los suelos sufren degradación, pero no existen tierras improductivas bajo el follaje de las plantaciones intercaladas de calabaza, plátano, yuca, boniato, habichuelas, ñame, frijol caupí… Puede que vuelvan a casa con la duda, pero traen el saco lleno, y sirven la mesa como se debe, y ­cuando llegan a aclarar la palabrita se dan cuenta de que «el aprovechamiento endógeno y la autosustentación» están cerca de resolverlo, porque producen ya las «30 libras per cápita» de surtidos del agro de las que tanto hablan, aunque falte limar muchas cosas todavía, como lo de «organizar el aporte de cada productor por cultivo», al decir del presidente del Consejo de Defensa Provincial, Rafael Pérez, uno de sus más entusiasmados impulsores.
Lo mejor de La Güira es que demuestra –caramba– que sí se puede comer bien con la producción local, que lo de autoabastecerse no es mentira, que es posible, que si allí hay tierra para 500, en Cuba hay suficiente para el millón que la quiera trabajar. Lo malo de La Güira es que eso que allí hacen apenas pasa en La Güira, que hay muy pocos lugares parecidos, y lo que hace falta ahora, «de corredera», es que La Güira «se rompa», a ver si riega la semilla de su ejemplo; a fin de que el entusiasmo y la urgencia de sembrar lo que nos vamos a comer, se conviertan de una vez en viandas, frutas, carnes, leche, granos… que es por donde empieza de verdad eso que llaman economía local.

No hay comentarios:

Publicar un comentario