Pocos conocen cuánto puede lograr, aun con recursos limitados y bloqueada, una sociedad socialista que, a pesar de sus flacos bolsillos, destina, como norma, más del 50 % de su presupuesto anual para gastos e inversiones en los sectores sociales de la salud pública y la educación
Pocos conocen cuánto puede lograr, aun con recursos limitados y bloqueada, una sociedad socialista que, a pesar de sus flacos bolsillos, destina, como norma, más del 50 % de su presupuesto anual para gastos e inversiones en los sectores sociales de la salud pública y la educación; indicadores que pueden dispararse a niveles insospechados cuando una contingencia como la actual pone en peligro la vida de su gente.
Ese otro presupuesto humanista, base de la conducta nacional, lo argumentan datos reveladores, como el que informó, en el programa televisivo Mesa Redonda, la ministra cubana de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños Weiss, que da cuenta de más de 900 millones de pesos dedicados, hasta el cierre contable de agosto, a sufragar el impacto de la pandemia, el mayor por ciento erogado por el presupuesto del Estado.
Bolaños Weiss calificó de cardinal el hecho de que ese dinero está en función de la atención a los enfermos en los hospitales y otras personas aisladas en más de un centenar de centros, además de garantizar las medidas higiénico-sanitarias y otras muchas demandas vinculadas a la salud y la vida de los cubanos.
Parte de esa estrategia incluye el respaldo salarial a aquellas personas, como madres con hijos pequeños, que están en casa y no han podido retornar a sus puestos de trabajo.
Tales argumentos dejan muy claro que ese desvelo gubernamental no puede improvisarse ni se hace realidad solo con los resortes de la buena voluntad, sino que implica la movilización de recursos y montos financieros en las condiciones difíciles que atraviesa el país.
Una respuesta concreta para respaldar este tremendo esfuerzo, comentó la Ministra, estaría en incrementar la disciplina, elevar los niveles productivos del sector estatal y no estatal, ser más racionales, diversificar la exportación y consolidar los incentivos en marcha para alcanzar los progresos en el comercio exterior.
A esa necesidad urgente nos convoca el país, a respaldar, con el trabajo productivo y eficiente, esa vocación enorme que nos salva.
Todos los beneficio de nuestra sociedad están muy bien. La convocatoria a ser eficiente data de 60 años y no resulta.
ResponderEliminarSolo las normas de trabajo son las que pueden obligar al sistema empresarial a la eficiencia, de ahí la necesidad de las reformas.
La conciencia económica no resulta, pues nadie va a trabajar por conciencia, se va a trabajar para que nos paguen. Después actúa la conciencia, pero siempre que la motivación ofrezca resultados al ego individual.
Si fuera así todos trabajariamos en la recogida de desechos por las calles más sucias no pueden estar y de eso todos estamos concientes.
Rogelio Castro Muñiz