Aun frente a la difícil coyuntura internacional y el aumento de las restricciones comerciales y financieras por la que atraviesa Cuba, impuestas por el gobierno estadounidense, la industria de los viajes no descansa…
26/09/2020
- El 11 de marzo cuando se reportan los tres primeros casos positivos a la COVID-19 en Cuba se encontraban en el país:
- 42 mil canadienses,
- 6 mil rusos,
- 5 mil estadounidenses,
- 4 mil franceses y
- 3 mil alemanes
- Turismo. Llegadas de visitantes internacionales
- El turismo internacional al cierre de mayo de 2020, registró un decrecimiento del 57,0 por ciento al arribar al país 984 178 visitantes, que significan 1302 704 menos que en igual período del año anterior.
- En el mes de mayo se recibieron 993 visitantes, que representan un 99,7 por ciento menos que en igual mes de 2019,(357 328menosque en el mismo periodo del año anterior).
El 1ro de agosto de este año, casi cinco meses después de diagnosticarse los primeros casos de la COVID-19 en Cuba, el Ministerio de Turismo de la nación antillana anunciaba en su cuenta oficial de Twitter el arribo a Cayo Santa María y Cayo Coco, de los primeros turistas internacionales.
De la mano de los protocolos necesarios para garantizar la seguridad y satisfacción del personal foráneo, la noticia destacaba entre las acciones para la recuperación del turismo, tan necesario por su positivo impacto en la economía nacional.
Días después, en el escenario mediático, otras buenas nuevas predicaban sobre el prestigio del destino Cuba, cuando Playa Paraíso, en Cayo Largo del Sur, se convirtió en la tercera mejor del mundo, avalada por la opinión de miles de usuarios de Trip Advisor, que la hicieron merecedora de este puesto en los Premios Travelers´ Choice Best of the Best.
Una vez más, la decisión acreditada por el voto popular hizo que los atractivos de la nación caribeña, la hospitalidad de su gente y su seguridad, la ubicaran en el segundo lugar entre los 10 destinos más populares del Caribe, y el 19 entre los 25 del mundo.
Este esfuerzo desde la mayor de las Antillas en pos de garantizar el bienestar del visitante se vio también reflejado en el galardón que recibieran los equipos del Meliá Buenavista, Meliá Cayo Coco y Paradisus Río de Oro, quienes conforman la lista de los 25 mejores resorts todo incluido del Caribe.
Así el sector del turismo cubano volvía a acariciar un sueño, “mostrar el Caribe en toda su gloria” cuando el pasado 14 de agosto la compañía de cruceros, con sede en Reino Unido, Fred. Olsen Cruise Lines, anunció que para la temporada 2021/22 en la región a bordo del Braemar, La Habana sería su base de embarques y desembarques.
Septiembre inició con la noticia de que el turoperador Air Canada Vacations confirmara su primer viaje desde Montreal hasta Cayo Coco una decisión en la cual influyeron los resultados del destino turístico en la implementación estricta de las medidas higiénicos-sanitarias.
Por su parte, el Grupo de Turismo Gaviota anunció que ya se pone a punto el primer Hotel en la Península de Ramón de Antilla, considerada Paisaje Natural Protegido, a la entrada de la Gran Bahía de Nipe, a unos 100 km de la capital holguinera; mientras que que Meliá Internacional Hoteles informó que comenzará a gestionar, el próximo año, una nueva instalación en la Península de Ancón en Trinidad.
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Pero no todo ha sido confortante para el sector del turismo en Cuba en estos últimos meses. En medio de un escenario de crisis económica marcado por la pandemia, el gobierno de los Estados Unidos no oculta su intención de asumir nuevas y más duras medidas contra la nación caribeña y encabeza una cruel persecución sobre los principales sectores estratégicos, pretendiendo asfixiar la economía cubana.
A esta lista interminable de agresiones se sumó el pasado 14 de agosto el anuncio por parte del gobierno de EE.UU. de la suspensión de todos los vuelos chárteres: medida para aislar más a las familias cubanas, reafirmación de “la retórica hostil, el recrudecimiento del bloqueo, el odio y el desprecio hacia los cubanos”.
A la escalada derrotista se añade la decisión de la cadena hotelera Marriott International de cesar sus operaciones en Cuba, luego de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump se negara a renovar su licencia para operar en este territorio.
Más recientemente, el Departamento del Tesoro de los EE.UU. emitió regulaciones para prohibir las importaciones de ron y tabaco en este país, así como el hospedaje en la Mayor de las Antillas en hoteles o propiedades controladas por el gobierno cubano, funcionarios estatales o el Partido Comunista de Cuba y sus familiares cercanos.
Nuevas sanciones, como dijera el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, “al calor del compadreo vergonzoso con íconos de la derrota. La prepotencia y la desvergüenza se dan la mano”.
Todo ello agravado por la parálisis que sufre el sector en la región donde según cifras divulgadas por CEPAL “la caída del turismo podría llevar a una disminución del crecimiento del PIB total en el Caribe y América Latina, de ocho puntos porcentuales y un punto porcentual, respectivamente, mientras que el empleo total podría disminuir nueve puntos porcentuales en el Caribe y dos puntos porcentuales en América Latina”.
AVIVAR EL TURISMO CON INTENCIONALIDAD E INTENSIDAD
Aun cuando se avizora la ralentización en su tasa de crecimiento, el turismo continúa siendo locomotora para el desarrollo de Cuba, donde la capacidad de la industria sin chimeneas para readaptarse al nuevo escenario es un aspecto vital de la estrategia del país.
Como se reconoce en el documento público Cuba y su desafío económico y social. Síntesis de la Estrategia Económico-Social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19, existe suficiente espacio para ser aprovechado por los productores nacionales en función de proveer bienes y servicios competitivos y de calidad para satisfacer la demanda del turismo, a la vez que este sector constituye una vía para captar divisas que se destinan al desarrollo.
En este sentido, el gobierno cubano asume un conjunto de acciones que van desde la compresión de la capacidad del turismo nacional para reponerse, con intencionalidad e intensidad; la necesidad de invertir en la infraestructura de alojamiento; transitar a nuevos productos innovadores y hacer sinergias con otros sectores; así como mitigar la caída de los ingresos y empleos, entre otras cuestiones fundamentales.
Finalmente y frente a la difícil coyuntura internacional y el aumento de las restricciones comerciales y financieras por la que atraviesa Cuba, impuestas por el gobierno estadounidense, la industria de los viajes cubana no descansa; por el contrario entiende la necesidad de trazar nuevas estrategias, crear alianzas, repensarse.
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