SEGUNDA
SERIE # 3
Enero
5 de 2021
De
igual forma el empleo
de frases aisladas puede llevar a equívocos cuando no se toma en cuenta el
contexto en que fueron utilizadas.
Frecuentemente
se subraya un discurso o un escrito con máximas sueltas de personajes ilustres.
Son como un apoyo a lo que se esté expresando. En otras ocasiones,
lamentablemente, no son más que acotaciones de repertorio para denotar una
determinada filiación o motivaciones peores aún.
Se han
hecho glosarios de frases que actúan como los versículos de un libro sagrado.
El Libro Rojo de Mao fue un ejemplo.
Alguien que ocupó cargos diplomáticos en China me contaba cómo era un viaje en
avión en aquel país en la década de los 60 del pasado siglo. Una vez despegada
la aeronave el capitán, a través de los altavoces, aseguraba que el viaje se
realizaba con seguridad porque la tripulación se inspiraba en el pensamiento de Mao. En lugar de un refrigerio,
una azafata deleitó a los pasajeros
cantando un himno dedicado al supremo. Se sucedieron actividades similares
hasta que otra aeromoza, con un libro
rojo en la mano invitó a todos a que leyesen en el propio, que todos llevaban
consigo, un versículo dado del cual señaló número y
página. Por suerte poco después el avión llegó a su destino. Todo aquello quedó
en un pasado anecdótico. Actualmente China es otra.
Tengo otro
ejemplo más cercano. Fidel Castro pronunció las palabras centrales el primero de mayo del año
2000. Se refirió enteramente al caso de Elián,
en boga en aquel momento. Se esperaba la decisión de la Corte Federal de Apelaciones de Estados Unidos sobre la reclamación
de asilo presentada por la parentela del niño en Miami que argumentaba la práctica denominada wet feet. La Corte finalmente falló
que el menor no tenía edad suficiente para tal petitoria y correspondía
tan sólo a su padre su representación. Pero ello ocurrió posteriormente al
discurso aludido. Elián regresaría a Cuba dos meses después, a finales de junio
del propio año.
En esa trama, ante la incertidumbre sobre el
fallo, se desarrolló el discurso. Tras los saludos rituales Fidel entró de
inmediato en materia y expresó:
Estamos
viviendo días de intensa y trascendental lucha. Cinco meses llevamos batallando sin tregua. Millones de compatriotas, todos casi
sin excepción, han participado en ella. Nuestras armas han sido la
conciencia y las ideas que ha sembrado la Revolución a lo largo de más de
cuatro décadas.
El subrayado es mío. De
inmediato continuó con la relación de las virtudes inculcadas por la Revolución.
Revolución
es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es
igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres
humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos;
es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y
nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier
sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es
luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar
principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo
capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es
independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el
mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro
internacionalismo.
Solo él pudiera afirmar el sentido que quiso
dar a esta expresión. La interpreto como una relación de las virtudes que
inculcó la Revolución en la población cubana, no con su definición, como suele
emplearse. El término proviene del latín revolutionem y puede referirse temas
diversos, entre ellos el político en el
cual significa un cambio brusco en la
estructura social, generalmente progresivo.
Puedo
equivocarme, Demuéstrenmelo.
FIN
Está usted equivocado, en nuestro idioma, lo que expresó Fidel Castro en ese discurso, era la definición, el significado, la descripción de lo que él entendía o quería que otros entendieran, en esa fecha, por Revolución, porque emplea la forma verbal de la tercera persona del presente del verbo ser, que el Diccionario de la Real Academia de la lengua Española (DRAE), en su primera acepción, se emplea "para afirmar del sujeto lo que significa el atributo". Queda bien claro entonces que Fidel está definiendo la palabra Revolución, y no "las virtudes que inculcó la Revolución en la población cubana."
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