Oportunamente, Bruno Rodríguez, ministro de relaciones exterior es de Cuba rechazó el mensaje del secretario de estado de los Estados Unidos, Antony Blinken con motivo del 20 de Mayo, adoptado en 1902 como Día de la Independencia de Cuba. No se trata tanto del contenido del mensaje, demagógico y ambiguo, mas no agresivo ni confrontacional, sino a la impertinencia. En un Twitter, Rodríguez aludió más a lo que falta en el texto de Blinken que a lo que se dice.
Es cierto que el 20 de mayo, fecha inexplicablemente adoptada como el Día de la Independencia de Cuba, que había sido proclamada el 10 de Octubre de 1868 en el momento del inicio de la lucha por la independencia. No obstante, aquel día es una efeméride patria porque entonces, mediante una combinación de decoro, integridad moral, hombradía y capacidad negociadora, los patriotas cubanos, vencedores en la lucha por la independencia en los campos de batalla y en las intensas contiendas políticas, con civilidad y firmeza, echaron de la Isla a las tropas de ocupación de los Estados Unidos que no pudo consumar sus apetencias anexionistas.
De la plaza habanera donde se arrió la bandera de los Estados Unidos, el gobernador ocupante partió para la bahía donde abordó un buque de guerra, y se marchó. Detrás quedó Cuba libre, con una meta parcialmente cumplida, batallas por librar e historias por escribir.
El 20 de mayo de 1902, Cuba no alcanzó una total independencia, como tampoco lo habían logrado las naciones latinoamericanas que la obtuvieron 90 años antes. Entonces se obtuvo la independencia posible, pero independencia al fin.
Es cierto que las prestaciones del status republicano adquiridas entonces, quedaron mutiladas por la Enmienda Platt, pero también lo es que, usando las libertades adquiridas, las nuevas generaciones protagonizaron el renacer de la conciencia nacional cuyo eje fue la lucha contra aquella abusiva imposición. Para gloria de los cubanos de varias generaciones, la ocupación que pudo ser prolongada duró seis años y la Enmienda, concebida para toda la eternidad, se abolió a los 33 años.
Volviendo al tema, el mensaje del secretario Blinken consta de cinco párrafos que me propongo glosar. Mis comentarios aparecen en negritas.
1-. “En el día de hoy, reconocemos la fortaleza y la diversidad del pueblo cubano y las numerosas contribuciones que han hecho al mundo”. (Excelentes descubrimientos digo yo. Así somos, diversos y nuestras contribuciones al mundo, tanto en la Isla como en Estados Unidos y otros lugares, están a la vista)
2-. “Celebramos los fuertes lazos entre nuestros dos pueblos, así como la diversidad de trayectorias e ideas de los artistas, emprendedores, líderes religiosos, defensores de derechos humanos y promotores de la igualdad, periodistas y ambientalistas cubanos, que representan apenas una muestra de las numerosas personas en Cuba con una voz fuerte y el deseo ser escuchados”. (De acuerdo, también celebro todo eso. Es bueno coincidir)
3-. “Estados Unidos está junto a ustedes (obviamente se refiere a los cubanos) y busca apoyarlos en su búsqueda de la libertad, la prosperidad y un futuro de mayor dignidad”. (Enhorabuena. Estamos listos para recibir ese apoyo y, en la medida de lo posible, reciprocarlos)
4-. “Reconocemos los desafíos que enfrentan muchos de ustedes en su vida diaria. Valoramos los importantes aportes al diálogo global que ustedes realizan, y buscamos escuchar y amplificar sus voces para aprovechar las oportunidades y abordar los desafíos”. (Sabias palabras, especialmente el reconocimiento de los aportes de Cuba al “diálogo global”. Por lo demás nada que objetar)
5-. “Estados Unidos vuelve a expresar su compromiso de acompañar al pueblo cubano en su esfuerzo por forjar su propio futuro. Apoyaremos a quienes mejoran las vidas de las familias y los trabajadores, los cuentapropistas que han forjado su propio rumbo económico, y todos aquellos que están construyendo una Cuba mejor, y un mañana más auspicioso para ellos mismos en Cuba”. (Por lo que a mí respecta, gracias por ese compromiso. Si de colaborar se trata: ¡manos a la obra!)
Después de una misiva moderada, en la cual no se alude al gobierno cubano ni a sus opositores, no se critica al sistema social y al modelo político vigente en la Isla, no se anotan los conatos en La Habana y no se especula con el cambio de régimen; solo falta poner manos a la obra y, como mínimo, tal como fue prometido, restablecer el enfoque imperante durante la era de Barack Obama, poniendo fin al bloqueo que, tanto el secretario Blinken como el presidente Biden, que formaron parte de aquella administración, reconocieron como una política fallida. Allá nos vemos.
24/05/2021
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