Por Dr Julio Carranza
El anuncio de la venta oficial de divisas es un nuevo paso en la dirección correcta, aún cuando esta será muy limitada, o sea solo serviría para pequeñas operaciones domésticas de hasta 100 usd y solo a personas naturales, a la tasa de cambio previamente establecida de 120 pesos cubanos por dólar norteamericano (más menos los lógicos márgenes comerciales).
En el análisis que las autoridades han transmitido por la televisión nacional, se presentaron interesantes y adecuadas preguntas sobre el impacto de estas medidas y los objetivos estratégicos que se persiguen.
Sin embargo, el problema esencial no está en la formulación de la pregunta correcta, está en la respuesta, en si esta es o no una respuesta completa y precisa.
Como se ha dicho, efectivamente es esencial elevar la capacidad de compra del salario y otros ingresos como las pensiones, etc, con estas medidas se eleva (oficialmente, ya hace rato que existe en el mercado informal) la capacidad de compra del dólar proveniente de las remesas y otras vías desde el exterior.
Un punto adicional, es cierto que el mercado debe operar fundamentalmente con la divisa que compra, pero como una medidas de política económica se puede valorar dedicar algunos millones de dólares a ese mercado para mayor impacto en la tasa de cambios y contribuir a cerrar las brechas.
Es acertado, y así se ha dicho, que elevar la capacidad de compra del salario, etc y cerrar la brecha entre las dos tasas de cambio que hoy operan en la economía con todas las distorsiones que estas causan, solo es posible con el incremento de la producción, las exportaciones, las importaciones, las inversiones, etc, hasta ahí la respuesta es correcta, pero viene la segunda parte de la pregunta y esa es la que hasta hoy no tiene una respuesta precisa y el tiempo pasa, esta es: como elevar la producción, la eficiencia y con ellas la oferta?, o sea como incrementar la respuesta productiva y la eficiencia económica?, pues “eh ahí el detalle”, como decía aquella famosa película, esto solo es posible con una reforma integral de la economía, en lugar esencial la reforma de la empresa estatal, además de mayor integración a la dinámica económica del sector no estatal (cooperativo y privado), en las condiciones actuales la intervención de las empresas en el mercado interno de divisas, en el momento que este se amplíe, implicaría fortísimas distorsiones, como demuestra la experiencia de otras economías socialistas que pasaron por esos procesos. De manera que sin una reforma profunda de la empresa estatal no hay salida estratégica posible de la actual crisis, de ahí nuestra insistencia en la necesidad de una reforma integral y articulada de la economía.
Esto nos vuelve a llevar al tema esencial y pendiente de la reforma de la empresa estatal y sus formas de operar en la economía nacional.
En poco tiempo estaremos publicando, para contribuir al debate, un nuevo texto sobre este asunto complejo y fundamental para el futuro de la economía nacional, siempre desde el compromiso, el rigor y la humildad académica.
22 de Agosto 2022
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