La innovación, la calidad, la alta productividad, la reducción sistemática de los costos, la alta competitividad deben ser comportamiento natural en cualquier empresa u organización productiva.
Esto debe ser tan natural como el respirar en los seres humanos.
Cuando hay que exhortar tanto a que esto se haga y cuando los principales representantes del Gobierno y autoridades tienen que visitar y plantear a los productores la necesidad de hacerlo y lograr su aplicación, es un reflejo de que el sistema de dirección económica en que están insertadas esas unidades productoras no funciona.
No es un problema del socialismo, pues se ha demostrado por China y Vietnam que estos resultados de aplicación de la ciencia e innovación y de que el crecimiento de la productividad y eficiencia y la justicia social se pueden alcanzar de forma natural en el socialismo.
Qué nos pude estar impidiendo que estos resultados se logren sin necesidad de acudir a las exhortaciones y reclamos sistemáticos y convertir el modo de actuación de las unidades productoras en uno que de forma natural sea eficaz y eficiente.
Es verdad que se han ido tomado bastantes medidas para destrabar los nudos que impiden el desarrollo de las fuerzas productivas, pero no han sido suficientes al ver el impacto limitado que han causado.
Sin pretender tener la única verdad creo que hay cuestiones en que hay que profundizar pues nuestro tiempo no es ilimitado para hacerlo y tampoco tenemos el derecho de sabiendo lo que hay que hacer no ejecutarlo.
Consideramos que las estructuras monopólicas en que se erigieron nuestras empresas en el siglo XX han dejado de ser eficientes y efectivas en este contexto de las actuales décadas del siglo XXI.
No existe el CAME para cuyos países producían muchas de esas empresas cuyo mercado era muy superior al nacional, y se dimensionaron sus estructuras buscando una economía de escala. Ahora ese mercado hay que ganárselo en el resto del mundo y también el de los antiguos socios.
Recuerdo que estuve en Alemania al poco tiempo de haberse derrumbado el muro de Berlín y vi como capitalistas se aproximaban a las industrias de la antigua RDA para apropiarse de ellas lo que no fue fácil pues no querían hacerlo en esas mega industrias y solo les interesaban las de tamaño y estructuras menores o en todo caso en partes de esas mega industrias. Buscaban agilidad, flexibilidad y eficiencia no tamaño, menores riesgos.
Otro elemento a nuestro juicio limitante para desarrollar la innovación, el aprendizaje continuo, la calidad y competitividad es precisamente que con esos monopolios no hay competencia; el ciudadano cubano y clientes en general no tienen alternativas de selección a sus producciones y lo peor un es que las direcciones de esas empresas no se acostumbraron a competir por el mercado pues tenían un mercado cautivo y los clientes debían estar satisfechos o no con los que ellos ofrecían. Muchos directivos de empresa seguramente piensan de forma inconfesable que para que innovar u arriesgarme si la gente se tienen que satisfacer con lo que entrego. Hay que generar competencia entre productores para lograr innovación, aplicación de la ciencia, calidad y productividad.
La forma actual de asignar el mercado estatal es muy costosa para el propio estado pues las empresas no deben competir en productividad, costos y calidad y hay que invertir ese dinero sin las respuestas eficientes y eficaces del productor. Todos los estados adquieren bienes para sus necesidades y obligaciones pero lo hacen licitando y asignándolos a los mejores.
Otro factor desestimulante ha sido la mentalidad rentista que se impuesto en el Estado pues durante años ha sido el modo de operación que ha dejado sin liquides ni para los gastos de operación a muchas empresas y organizaciones estatales que generaban importantes ingresos.
La imposibilidad de reproducir y ampliar las fuerzas productivas mediante la presencia de esa mentalidad rentista impidió pagar deudas consumos necesarios para continuar la actividad teniendo un mercado posible, Ya no tenemos un millón o más de toneladas a flote en nuestros buques, ni suficientes aviones pues gran parte de lo que generaban se dirigía centralmente a otros objetivos. No juzgo el fin de esa asignación de recursos, solo me pregunto si se pensó en algún momento en que nos podíamos quedar sin esa fuente de ingresos actuando de esa forma.
Un último aspecto es que hay que desterrar de los productores la mentalidad de que si el vecino de en frente flexibiliza el bloqueo voy a tener los problemas resueltos. Ese vecino lo que nos debe estimular a desarrollar más innovación, aplicación de la ciencia, más competitividad. No va a ser el que nos resuelva los problemas, si no somos nosotros mismos nadie lo hará.
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