El desafío está en lograr que las personas se apropien de los conceptos que entraña la economía circular
Como «un tema apasionante, necesario, y, sobre todo, estratégico para un país que se desenvuelve en las condiciones del nuestro», calificó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al que tiene que ver con la economía circular.
Desde el Palacio de la Revolución, y en otro encuentro del Consejo Nacional de Innovación –que sesionó en la tarde de este miércoles para sumar ideas en torno al asunto de la Economía circular en la industria del reciclaje–, el Jefe de Estado se refirió al tema como algo que en el país debe irse mirando de otra manera: como un eje que atraviesa todos los procesos de la sociedad.
«Es un tema –afirmó el Presidente– que requiere también ir conformando una cultura y una transformación en el actuar». Así lo dijo a los expertos porque el desafío está en lograr que las personas se apropien de los conceptos que entraña la economía circular.
En una rica jornada de análisis –que también contó desde la presidencia con la vice primera ministra Inés María Chapman Waugh–, se dijo que la economía circular es un camino que el país debe implementar con urgencia. También se recordó que el asunto es incipiente e implica una verdadera transformación cultural.
Una exploración en las redes virtuales permite corroborar que ciertamente, como se dijo, «la economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible».
Tres ponencias compartidas, y varias disertaciones que tuvieron lugar en el Consejo Nacional de Innovación, dejaron la certeza de que la economía circular es traje a la medida para un país como Cuba –donde cada riqueza natural debería utilizarse del mejor modo posible–, al tiempo de ser la vía más sensata para un mundo en el que los recursos se agotan y el medioambiente sufre los impactos de la civilización.
Apasiona escuchar a los expertos, quienes saben explicar muy bien cómo es que ciertas actividades productivas se convierten en focos contaminantes; y cómo –si lo que median son la audacia, el afán de optimizar provechos, y los deseos de ser amigables con la naturaleza–, la cáscara del arroz, por ejemplo, puede utilizarse como combustible, o los excrementos de la ganadería pueden convertirse en energía y abono orgánico.
Tal vez una de las mejores historias de la economía circular en Cuba sea la de la Cooperativa no Agropecuaria (CNA) Atres, de Matanzas, cuyo sello es la capacidad de convertir toneladas de desechos plásticos, recicladas, en hermosos y útiles objetos destinados a la ambientación de hogares y de espacios públicos.
Entre diversos conceptos, los especialistas destacaron que, en esto de la economía circular resulta necesario saber concatenar los desechos de los procesos productivos, en aras de que problemas como el de la contaminación se troquen en nuevas soluciones.
En ese propósito de que los residuos se reduzcan a la mínima expresión, de preservar recursos naturales y ecosistemas, y de promover buenas prácticas desde las edades más tempranas, las reflexiones apuntaron a un espacio que resulta clave para avanzar en el camino de la economía circular: el doméstico, allí donde la gente con sus quehaceres diarios hacen las tradiciones de ese país en miniatura que se llama territorio, y en el cual, por ejemplo, es muy importante entender que lo que botamos, por separado, puede ser materia prima, mientras que mezclado es sencillamente basura.
Sin la gente la economía circular no tiene caminos, pero tampoco los tendría sin las instituciones, y sin marcos regulatorios y financiamientos que la incentiven. De igual manera, la innovación es premisa de esa filosofía que supera a la economía lineal.
Con tal espíritu –y así se reflexionó– hay que conectar e implicar a todos los actores de la economía; hay que seguir apostando a un cambio de la matriz energética; y hay que imbricar a todos los saberes que puedan tributar a la feliz implementación de esa economía que, como dijo un profesor durante la sesión de trabajo, es la columna vertebral de la sostenibilidad.
UNA FOLOSOFÍA SE ABRE PASO
Hacia el final de un encuentro que no será el único y que debe apuntar a la profundización de este tema, el Presidente Díaz-Canel expresó: «Aquí se han abierto, a partir de los planteamientos de ustedes, y de las ponencias y los comentarios que se plantearon, un grupo de cosas que yo creo que si las integramos nos van dando, por lo menos, un primer camino, o una continuidad de caminos que nos pueden llevar a un momento diferente».
El dignatario compartió su enfoque de que «lo primero que tenemos que lograr es la estrategia cubana, la estrategia nacional de la economía circular», la cual puede tener como punto de partida lo presentado en el encuentro; cuyo contenido, dijo, podría integrarse y ampliarse; «y que esa misma estrategia contenga todos los elementos de institucionalidad: normas legales, políticas públicas, los temas de capacitación, de formación, de investigación».
De enriquecer la estrategia, de empezar a seguirla, de generarla cada vez con mayor fuerza habló también el mandatario, quien hizo hincapié en que, desde el Gobierno, se confiera a la economía circular «toda la importancia que tiene».
En igual línea de pensamiento habló de la preparación, de llevar el tema a los organismos de la Administración Central del Estado; y de «llevarlo también a una de las reuniones que tenemos sistemáticamente con el sistema empresarial, porque el sistema empresarial es un motor importante».
En su análisis, el Jefe de Estado incluyó la capacitación en los municipios; «porque la estrategia de desarrollo territorial tiene que tener como un componente incorporado, de manera transversal, a la economía circular; y es mucho lo que se puede hacer en el desarrollo local, en el desarrollo territorial, partiendo de esto».
Que todo lo que se vaya a proponer en los planes para el país, «tenga un pensamiento desde la economía circular», indicó el dignatario; porque en su entender «eso nos permitiría, entonces, encadenar procesos, flujos, y nos puede llevar a nuevos productos, nos puede llevar incluso a la transformación de procesos, y a innovaciones productivas».
BUENA NOTICIA SOBRE COMPARTIR CONOCIMIENTOS
La reunión de este miércoles tuvo como pórtico la buena noticia de que el sitio web de la Presidencia de la República de Cuba ya cuenta con un espacio que ha sido nombrado Biblioteca del Consejo Nacional de Innovación.
Según explicó la directora de Infocomunicaciones del Palacio de la Revolución, Omara Aldama López, se trata de un repositorio que ha sido diseñado con la intención de promover una interacción amigable de los expertos e internautas, de cara a los temas que allí aparecen y que aluden al universo de la innovación.
Los documentos –detalló– están organizados por el nombre que lleva cada uno, y buscan promover la capacitación de los interesados. Ya suman más de un centenar de textos.
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