Es sin duda la pregunta del millón, de conjunto con cómo frenar la inclemente inflación, el correspondiente empobrecimiento general y la aguda escasez de prácticamente todo. Si bien todo esto parece ser parte de lo mismo, vale la pena separar por partes la problemática para ganar en claridad analítica, aunque está claro que estamos frente a una crisis del sistema económico en su conjunto.
La depreciación de la moneda se refiere a las pérdidas de su valor frente a las divisas como el caso del dólar o el euro. El peso cubano se relaciona con esas monedas a través del tipo de cambio. Cuando este tipo de cambio del peso cubano sube, quiere decir que el peso pierde valor con relación al dólar. Por ejemplo, cuando pasó de 1 usd = 24 cup, a 1 usd = 280 cup. Eso expresa una depreciación del peso. Las cuestiones conceptuales relacionadas con los tipos de cambios lo analizamos en esta entrada ( https://cuestioneconomica.blogspot.com/2023/12/notas-conceptuales-sobre-el-tipo-de.html)
La cuestión ahora es, cómo frenar la depreciación incontrolable del peso cubano, que día por día pone más gravedad a la crisis económica que vive la isla y que impacta inclemente sobre la mayor parte de la población?
Presentamos algunas propuestas:
1. Incentivar todo lo que incremente la demanda de pesos cubanos y reduzca la demanda de dólares por parte de la población y las empresas. Esto ayudaría a contener y revertir la depreciación del peso.
La demanda de una moneda responde a diferentes razones, entre ellas la realización de transacciones, o sea, compra y venta de bienes y de servicios. Por tanto, mientras más bienes y servicios se oferten en pesos cubanos, más alta será la demanda de esta moneda y más ayuda a su apreciación. Lo mismo ocurre si se reduce la oferta de bienes y servicios en dólares. Por ende, toda política que tienda a incrementar la venta en dólares agrava el problema de la depreciación.
Todo lo que pueda estimular la producción nacional, especialmente de alimentos, pero también de bienes de consumo duraderos, industriales, etc.; si se vende en pesos, ayuda a contener la depreciación.
Otra razón por la cual se demanda dinero es por precaución. La gente compra dólares para conservar sus ahorros. Esto es común en todo América Latina, donde las malas experiencias con relación a las crisis cambiarias, financieras e incluso bancarias han hecho que las personas eviten ahorrar en las monedas locales y lo hagan en dólares. Este es un motivo muy fuerte, sin embargo, depende mucho de la experiencia real y de las expectativas.
El gobierno tiene que generar un clima de confianza, de transparencia, de respeto irrestricto a la propiedad y a los ahorros de la población. Una forma de hacerlo sería honrando sus deudas y compensando la pérdida de los ahorros de la población con la tarea ordenamiento. En el corto plazo pudiera ensayarse elevando las tasas de interés a las cuentas en pesos cubanos. Esto crearía un incentivo para mantener los pesos cubanos y colocarlos en el sistema bancario. Obviamente, con los niveles actuales de inflación y depreciación ninguna tasa de interés lograría ese objetivo, por lo que se trata de una medida de menor impacto en el corto plazo que la relacionada con las transacciones. Pero en el largo plazo sí que es importante.
2. Incentivar todo lo que genere un incremento en la oferta de dólares mientras se controla o reduce la oferta de pesos cubanos.
La oferta en dólares depende de las exportaciones, de las remesas, de la inversión extranjera, de créditos internacionales, de préstamos internacionales y del turismo.
Las exportaciones deben ser impulsadas por un sector privado dinámico y fortalecido. Para ello se necesita una reforma del actual modelo económico, transitando a un modelo de economía mixta, donde se despliegue un sector privado capaz de crear riquezas, e incluso de exportar y generar dólares. Los cambios deben llegar también a las empresas estatales.
Pero la mayor potencialidad estaría en el sector privado. Eso es un cambio estructural obviamente, y no es en el corto plazo, pero sí pudiera estar generando resultados en el mediano y largo plazo. De igual modo el tratamiento de la inversión extranjera tiene que ser más proactivo. Eliminar obstáculos, asociar la inversión con las empresas privadas y estatales. También debe ampliarse el enfoque de la inversión no solo como extranjera sino también como nacional.
Las remesas deben manejarse más como flujos de capital, por tanto, crearse opciones rentables y atractivas para la inversión en el país de estos dineros.
Lo más inmediato, sin embargo, sería negociar una línea de crédito internacional que permita generar un fondo de estabilización, mediante la intervención del gobierno en el mercado cambiario, con ciertos controles, que permita frenar la depreciación, y de ser posible, revertirla.
Reducir la oferta de pesos cubanos es mucho más sencillo. Depende de la voluntad del banco central o del gobierno cubano. Para ello deben buscarse otros mecanismos para la financiación del déficit fiscal, por ejemplo, mediante la emisión de títulos de deuda pública, que al mismo tiempo recogen dinero de la circulación, ayudando a equilibrar el mercado cambiario y directamente a enfriar la inflación. En ese sentido, hay que profundizar un mercado de deuda pública, al que puedan acceder empresas, pero también inversionistas privados.
3. Incrementar los tipos de interés sobre los diferentes tipos de depósitos en pesos cubanos
Ya lo hemos comentado antes. Esta medida puede ayudar en el mediano y largo plazo a elevar la demanda de pesos cubanos para generar ahorro, al tiempo que reduce en parte la solicitud de nuevos créditos, debido a que serían más caros. Esta es una clásica política monetaria restrictiva. En el caso cubano no debería tener ningún impacto real sobre la inversión productiva, el empleo y el crecimiento; mientras que su impacto sobre contener la depreciación y la inflación sería muy leve y sobre todo a mediano y largo plazo. Pero en la medida que las demás medidas logren controlar la inflación y la depreciación, pudiera ser un instrumento muy útil para mantenerlos en niveles adecuados.
4. Fijar un tipo de cambio y garantizarlo, al menos temporalmente,
Suena evidente, pero no lo es tanto. Los gobiernos pueden no tener interés en comprometerse con un tipo de cambio y optar por un esquema de tipos de cambios libres, donde el mercado se encarga de establecer este precio.
Pero en un escenario de descontrol tan nefasto de depreciación e inflación, es lógico esperar que el gobierno intervenga el mercado cambiario. Para ello debería fijar un valor del tipo de cambio. El mismo no debería ser muy bajo porque estará sobrevalorado, tampoco adaptarse al que impone el mercado porque obviamente no es un valor satisfactorio para la economía ni para la sociedad.
De modo que, el gobierno debe fijar un tipo de cambio intermedio, por ejemplo, de 1 x 120. Y con un fondo de divisas creado para el efecto, cubrirá la demanda que haya para ese valor. Ese fondo debe provenir de las reservas internacionales, o de un préstamo especial para ese propósito.
Por supuesto, habrá restricciones sobre la compra de la divisa, priorizando el uso productivo de la misma, de importación de bienes para la producción y por motivos de transacción demostrados. Otros motivos como emigrar, especular, ahorrar, deben ser claramente restringidos.
Sin embargo, este tipo de acción de vender divisas por parte del gobierno puede ser insostenible. Por lo que se necesita de adecuaciones en las demás variables que hagan superfluo o menos decisiva su intervención.
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Estas medidas se pudieran acompañar con otras dirigidas a controlar más bien la inflación, pero quisimos mantenernos en el ámbito estricto de la apreciación – depreciación de la moneda. No son opciones sencillas, y puede que no se cuente con todas ellas por parte del gobierno cubano, pero es un marco analítico a partir del cual poder pensar soluciones a la grave situación que afronta el país. Es menester recordar que, en última instancia, lo más importante en la economía es siempre la productividad.
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