Por Enrique Atiénzar Rivero/ Adelante
CAMAGÜEY.- En enero, la entrega de leche a la industria comenzó mal, y febrero siguió el mismo camino: productores fallan a los planes comprometidos y, en no pocos casos, sin haber enviado un solo litro a los andenes de las fábricas.
La tendencia no es nueva. Desde el año pasado la irregularidad venía manifestándose, sin que se pudiera frenar el decrecimiento, hasta tal punto que Camagüey, tradicional potencia ganadera, finalizó el 2023 con números alarmantes. Respecto al plan técnico-económico de 81 millones 394 900 litros terminó con 42 831 000 y un monto negativo superior a los 38 millones y medio.
Las oscilaciones en el número de productores en el presente trienio constituyen la más elocuente manifestación de descontrol entre todos los factores involucrados en este vital proceso del programa alimentario.
En el 2022, el número de productores dispuestos a aportar leche fue de 8 581; en el 2023 bajó a 7 671, y para el presente 2024 quedaban 7 448, según reporte de la dirección de acopio de la Empresa Láctea. Para ello debe hallarse una explicación lógica. A fines del pasado calendario había más de 300 productores censados sin visitar; unos 350 enfermos o en espera de diagnóstico y casi 700 con entre una y tres vacas, sin condiciones para la actividad lechera.
La entidad agramontina tiene la inmensa responsabilidad de garantizar la distribución de leche a los niños de hasta seis años, llueva, truene o relampaguee. No pocas veces la llegada a los puntos de venta se retrasa porque el volumen que entra a las pasteurizadoras no resulta el requerido.
Mientras esto ocurre, segmentos vulnerables de la población se cuestionan de dónde sale la leche fluida que, en cántaras, transportadas en “arañas”, carretones o bicicletas circulan en los barrios vendiéndose a 100 pesos el litro y ¡cuidado no más!, y cómo sigue escuchándose el pregón: ¡Yogur!, ¡yogur natural!
¿Qué destino ha tomado la leche de los 1 798 productores —más del 24 % del total— que en el mes de enero no entregaron absolutamente nada a la Empresa Láctea? Sus obtenciones pudieran favorecer, además, la elaboración de derivados, como helados, yogur, queso y otros surtidos como mantequilla.
¿Han llegado hasta esas fincas todos los responsables de controlar, a diario, el cumplimiento de una producción tan determinante, dígase presidentes de cooperativas, directivos de empresas, representantes de las delegaciones municipales de la Agricultura, viceintendentes, intendentes de los territorios...? ¿Saben, a ciencia cierta, si les afectaron las bajas temperaturas, algún imprevisto, o sencillamente, pusieron números en un papel sin haber diagnosticado bien para poder calcular los nacimientos?
Al incumplimiento lechero se ha sumado en los últimos años el descontrol de la masa, tenentes que vendieron su ganado, incluidas vacas en ordeño con cifras contratadas, sin reportar el movimiento al control pecuario y el traspaso al comprador y a la entidad receptora y con el desconocimiento de direcciones de sus respectivas cooperativas.
Neurálgica resulta la opinión de Pejerto Vázquez Velázquez, ganadero de marca mayor en la producción lechera en la finca El Tamarindo, no muy lejos de la comunidad rural conocida por La Pata, en la carretera hacia Santa Cruz del Sur. Con sus 27 vacas en ordeño promedia hasta 130 litros diarios que acarrea hasta un punto donde los camiones de la Empresa Láctea recogen el producto. “En ocasiones ha habido retrasos en el pago. Entonces sucede que, si no le pagan en tiempo y necesita sustento, el productor vende por fuera y obtiene ganancias inmediatas”.
No obstante, ese, que fue un gran problema en 2022, estuvo prácticamente resuelto en 2023, y para 2024 el Lácteo cuenta con el aseguramiento para pagar, afirman sus directivos. Recordemos que sobre los 25 centavos que abonan las familias de los niños menores de siete años por su cuota diaria, el presupuesto del Estado subsidia el resto hasta los 20 pesos por litro que recibe el productor.
En el caso del sobrecumplimiento, la Empresa paga 70 pesos. Ese gasto y los que conlleva todo el acarreo por cientos de kilómetros cada día en neumáticos, combustible, salarios y otros, deberían correr a cuenta de las obtenciones de derivados lácteos que se venden a precios diferenciados. Mas, ello no puede lograrse si lo acopiado no alcanza a cubrir lo necesario para los infantes y el consumo de Salud y Educación, incluido lo entregado por encima del plan de los que sí destacan.
Con cierre 12 de febrero en la provincia sumaban nueve los municipios que decrecen en las entregas: Esmeralda, Sierra de Cubitas, Guáimaro, Sibanicú, Camagüey, Vertientes, Jimaguayú, Najasa y Santa Cruz del Sur.
Isidro Saavedra Salazar, campesino de la finca La Marina, de la CCS Ignacio Agramonte, de Jimaguayú, afirma: “Es un problema de manejo que depende mucho de nosotros, que no les falte agua, sal mineral, crearles condiciones de sombra y de tranquilidad antes de someter a las vacas al ordeño. Aquí ha sido una constante la utilización de las plantas proteicas en la alimentación de la masa”.
Saavedra fue de los campesinos que viajó a la capital por indicación de Fidel a adquirir los conocimientos en ese campo, y aseguró que hablan de la caña, “pero lo mejor de todo es la moringa, la tithonia y la morera, más un pasto conocido como mulato, facilitado por la Universidad de Camagüey, que asegura hasta un 22 % de proteínas. Con esta mezcla de comida, hay mejoras”.
La vida demuestra que allí, como en varios puntos de la geografía camagüeyana, además del esfuerzo de hombres y mujeres del campo para sortear las adversidades de todo tipo, salen a flote incrementos en la producción, al aplicarse principios de la ciencia y la técnica, mediante proyectos asociados a programas internacionales como Caproca y Prodegan, que llevan la incorporación de recursos materiales y abre una sinergia a favor de soluciones sociales del entorno.
El análisis del asunto es mucho más complejo. Amerita adentrarse en otros elementos que actualmente estudia la Universidad de Camagüey: la reproducción, la natalidad, la alimentación y la salud de la masa vacuna. Pero está claro que hay ejemplos que se sobreponen a esas dificultades y cumplen, aun en las mismas circunstancias. Lo que no se dilucida son otros porqués: el de la desaparición de productores de la lista de contratados, el del decrecimiento sostenido de las entregas y, sobre todo, el que aclare por qué tantos comprometidos siguen sin haber aportado un solo litro de leche al cierre del segundo mes del año.
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