Por Joaquín Benavides Rodríguez*
No hay dudas de que el dinero en circulación hay que controlarlo, que su exceso provoca no pocas distorsiones en el funcionamiento de la economía, y que es el Banco Central el Organismo encargado por la Ley de regular la circulación monetaria. Pero una cosa es obligar a bancarizar a las empresas estatales, y otra a los actores económicos no estatales, y sobre todo a los campesinos. Es también una función rectora del Banco Central, regular la tasa de interés y el crédito. Ambas funciones están muy relacionadas. Los campesinos cubanos, desde el crac bancario de principios del siglo XX, en que perdieron todo el dinero que tenían en los bancos y una cantidad importante se arruinaron y perdieron sus tierras que tenían hipotecadas y hasta sus viviendas, quedaron muy recelosos de guardar su dinero en los bancos. De ahí surgió la costumbre, que aún se conserva en los campesinos de guardar el dinero en sus casas, ¨debajo del colchón¨ cómo se conoce comúnmente. Desconocer esa realidad, junto a otra, que las instalaciones bancarias están en los pueblos y alejadas de las tierras en que son propietarios o usufructuarios, les crea muchas dificultades, sin que además reciban ningún estímulo por tener su dinero guardado en el banco, que a su vez lo utiliza para financiar a otros objetivos que no son los suyos.
A los campesinos habría que hablarles, en vez de bancarización obligatoria, de tasa de interés que se les va a pagar por el dinero que mantengan sin extraer de sus cuentas bancarias. Y que esa tasa de interés sea suficientemente alta para que el este estimulado en ingresar en su cuenta bancaria y lo piense dos veces antes de extraerlo. Así debe funcionar el mercado entre los bancos y los campesinos. También debería funcionar así con el resto de las empresas estatales, privadas y cooperativas, pero eso sería objeto de otro artículo, pues la complejidad es distinta.
También habría que hablarles de crédito. La producción agrícola, y sobre todo la campesina no pueden desarrollarse y crecer sin crédito. Eso es casi una regla para el mundo entero, menos para nuestra agricultura. Si se quiere que los campesinos, y también los productores estatales, especialmente de caña, mantengan su dinero depositado en sus cuentas bancarias, que el Banco establezca y aplique una política de tasas de interés estimulantes, y de crédito bancario para financiar principalmente sus siembras y a partir del monto de sus cuentas, como garantía para sus inversiones. No es con bancarizacion obligatoria como se va a lograr que los campesinos mantengan su dinero en cuentas bancarias, que además se las mantienen intervenidas porque les permiten extraer solo una cantidad insignificante para ellos poder producir. La norma de 5000 pesos por extracción, que pudiera ser suficiente para un jubilado, es claramente insuficiente para un productor privado, sobre todo un campesino. Con esa regla no podrán evitar jamás que muchos acumulen dinero ¨bajo el colchón¨ y al que cumpla las reglas le pasara como a mi amigo campesino.
Toda la industria alimentaria que compra las producciones, por ejemplo de leche y carne, a los campesinos y a los productores estatales, debería ser financiada por crédito bancario. No debe ser el Presupuesto quien financie el llamado acopio estatal que les compra a los campesinos para procesar los productos y venderle a las empresas que le suministran al llamado consumo social, principalmente a las instalaciones de salud y educación. Las instalaciones de salud y educación si deben ser financiadas por el Presupuesto sea local o nacional, pero a los precios oficiales que deben incluir los márgenes necesarios para que los productores puedan producir a partir del crédito bancario. Toda la producción debe operar con crédito bancario. Las entidades vinculadas a la educación y a la salud, deberían ser solo las financiadas por el presupuesto.
La bancarización no debe ser impuesta por el Banco, y menos por la autoridad estatal. Debe convertirse en un proceso donde para todos los actores de la economía, y también para la población, sea beneficioso y no una traba más en el imprescindible funcionamiento estable e ininterrumpido de la economía cubana. No es la bancarización obligatoria, quien puede evitar la inflación descontrolada, y menos sustituir la ausencia de una tasa de cambio oficial. Ambos negativos problemas tienen que resolverse utilizando otros instrumentos.
18/08/2024
*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.
El fin de semana todos los sistemas bancarios no funcionaban, la señal televisiva analógica dejo de funcionar por hora y media en todo el pais, la mitad de La Habana hace cinco días no tiene agua y hace diez no recogen la basura....sigo.
ResponderEliminarhttps://www.gacetaoficial.gob.cu/es/gaceta-oficial-no-78-ordinaria-de-2024
ResponderEliminarEstamos desafortunadamente en un túnel con poco oxigeno y sin pizca de iluminación y aún así allá arriba parece que todo está normal.
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