Por Marco Antonio Moreno
Cuando la crisis mundial estalló en septiembre de 2008, la exposición de los bancos privados en Grecia llegaba a los 270 mil millones de euros. Los planes de "rescate" al sistema financiero organizados por la UE, el FMI y el BCE, redujeron la deuda a 50 mil millones de euros. Cuatro años más tarde, en 2012, cuando se decretó la quiebra de Grecia, el 80 por ciento de la deuda pública helena se debía a la banca europea y el 20 por ciento a sus instituciones. En los últimos tres años esa relación se ha invertido y hoy el 80 por ciento de la deuda se debe a las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. El costo de transferir una crisis financiera iniciada en la banca hacia el gobierno significó la quiebra de Grecia hace cinco años. Pero nadie quiso reconocerlo en su momento.
De los 230 mil millones de euros del "rescate griego", apenas el 11 por ciento fue a parar al gobierno griego. Más de 200 mil millones de euros se emplearon en pagar las deudas de la banca europea, principalmente alemana y francesa, en una operación que ha significado el empobrecimiento de millones de griegos. Como en todos los "rescates" no hubo ninguna inyección de dinero real a la economía. Las instituciones financieras sólo se encargaron de rellenar los espacios vacíos de ese dinero que la banca había creado y que había perdido. El resultado para Grecia ha sido desastroso. El Producto Interno Bruto se ha reducido en más de 25 por ciento en los últimos cinco años, el desempleo se disparó en más de un millón de personas, mientras el consumo se hundió en un 28 por ciento. Sin embargo, las demandas de la UE por la devolución del "dinero de los rescates" se mantiene como una pelea de sordos.
Ciegos y sordos
En los últimos cinco meses, desde su elección el 26 de enero, el gobierno de Syriza ha dicho que no puede pagar ese dinero. Cada entrega de nuevo dinero fresco ha ido a parar a la banca privada. Sin embargo la troika sigue pidiendo más austeridad y recortes a Grecia para que pueda pagar. Como la economía griega no crece y, al revés, se hunde ¿de dónde se espera que Grecia saque el dinero? Si Grecia debe pagar el 4 o 5 por ciento del PIB sólo en intereses y la economía helena se mantiene estancada, ¿tiene posibilidades de pagar su deuda? Es la troika la que ha hundido a Grecia.
El ex ministro de finanzas Yanis Varoufakis se cansó de decir a los líderes de la troika algo que se sabe desde hace cinco años: la situación griega es insostenible. Así y todo, siguen pidiendo más recortes a Grecia y más programas de austeridad, como las rebajas de las pensiones, el aumento del iva a los alimentos y una escalada de privatizaciones a precios de liquidación. El informe del FMI que se mantuvo en secreto y se filtró la semana pasada, dice exactamente lo mismo que Varoufakis: Grecia está en una situación insostenible y no puede pagar. Como el país está al borde de una crisis humanitaria (escasean alimentos, servicios básicos y salud), Alexis Tsipras se negó a realizar ajustes que iban en contra de su programa de gobierno y convocó a un referéndum para que el pueblo decidiera si aceptaba las políticas de la troika o exigía a Europa medidas de alivio. El triunfo 61-39 debería haber sido una lección a los jerarcas de la UE, pero éstos han optado por mantenerse en la total indiferencia, como si estuvieran en estado de shock, perplejos ante su propia incompetencia. Y es que la UE, que creó numerosos manuales y reglas para regular y establecer todas las acciones, no tiene ni una nota a pie de página en el caso de un crash. Es decir que el crash puede venir, y la moneda única puede derrumbarse como un castillo de naipes, y nadie en la UE será capaz de hacer nada.
La crisis iniciada el año 2008 fue rápidamente enmascarada, pero no terminada, con abundantes inyecciones de liquidez al sistema financiero, responsable de la crisis. Ahora que la liquidez del sistema financiero se ha secado y las instituciones financieras también están en sequía no hay de donde sacar dinero para "rescatar" a los países. El estado de shock y perplejidad para los que Europa demuestra no tener ningún tipo de respuesta está condenando a toda la economía. Los planes de rescate fracasaron tal como fracasaren las inyecciones de liquidez a la banca o los programas de "alivio cuantitativo". El tsunami financiero está en camino y los líderes europeos muy bien gracias.
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