En el sentir de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “Cuba es uno de sus mejores alumnos”, puntualizó a la prensa este miércoles en La Habana el representante de ese organismo internacional en nuestro país, Theodor Friedrich, al referirse a la gestión del Gobierno cubano en función de la seguridad alimentaria y el diseño de políticas públicas para la protección social.
Condición meritoria que se sustenta, asimismo, al resultar uno de los pocos estados en cumplir tanto los Objetivos de Desarrollo del Milenio, como la meta pautada en la Cumbre Mundial de Alimentación, efectuada en Roma en 1996, evento donde el Comandante en Jefe Fidel Castro —en una intervención que catalogó de impresionante—instó a la propuesta de metas menos blandas en torno al hambre y la pobreza.
A propósito de celebrarse, el 16 de este mes, el Día Mundial de la Alimentación y el aniversario 70 de la fundación de la FAO, Friedrich enfatizó en los principales proyectos realizados en Cuba, con la colaboración de la agencia que representa, entre ellos los dedicados al apoyo de iniciativas nacionales de desarrollo agrícola, seguridad alimentaria, la pesca, la silvicultura y nutrición.
Rememoró que la mayor de las Antillas es una de las 42 naciones fundadoras de la FAO, además de un ente receptivo y un colaborador muy activo en diferentes plataformas y convenciones.
En el año que marca el despliegue de una agenda volcada a 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en un mundo donde el 80 % de los pobres viven en zonas rurales con la agricultura como medio fundamental de subsistencia, urge seguir implementando instrumentos que propicien alcanzar una generación de Hambre Cero y erradicar la pobreza —básicamente la extrema—. “Ya hemos tomado el rumbo de la nueva agenda de desarrollo”, dijo, la cual contó con la aprobación reciente de 193 estados en las Naciones Unidas.
Destacó también que los últimos tres directores generales de la referida organización han visitado nuestro país, lo que refleja el reconocimiento a los esfuerzos nacionales en esta esfera de actuación.
A siete décadas de los nexos Cuba-FAO, Friedrich recordó que lo más importante no son los fondos invertidos, sino las oportunidades y capacidades gestionadas para cumplimentar su misión esencial aquí: el acompañamiento, la asistencia técnica y la socialización de informaciones para el sector profesional agroalimentario, entre otras cuestiones. Remarcó, igualmente, las pautas fijadas hasta el 2018 en el Marco de Planificación de País y la repercusión de la Cooperación Sur-Sur.
Por otro lado, reiteró el avance del archipiélago en varios aspectos estratégicos, respecto a otros países; sin embargo, ello no significa que la FAO haya concluido su misión en nuestra geografía. Todavía falta camino por recorrer en materia de agricultura de conservación, por ejemplo, y en cómo prepararse mejor ante los efectos cada vez mayores del cambio climático. Sobre la producción sostenible, apuntó que deviene reto presente y futuro —a escala global— en un mundo que sigue creciendo a velocidad vertiginosa.
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