La productora Hortensia Martínez presenta el aliñado oriental en la ciudad mexicana de Morelia.
La Habana, 5 nov.- Una ingeniera cubana, devenida pequeña agricultora en la finca capitalina La China, representaa su país con el aliñado oriental, una bebida tradicional de la zona este del archipiélago, en el Festival de Bebidas Artesanales Slow de Latinoamérica.
La cita regional se celebra desde hoy hasta el próximo 8 de noviembre en la ciudad mexicana de Morelia.
Hortensia Martínez, cuyo terreno está adscrito a la Cooperativa de Créditos y Servicios Roberto Negrín, lleva al encuentro una especie de licor muy típico,que data del siglo XVIII.
Nacida en la oriental provincia de Granma, tal vez uno de los lugares donde todavía se mantiene esta práctica, Martínez consideraimprescindible “divulgar estas experiencias a las nuevas generaciones para no perder las costumbres autóctonas”.
Historiadores estiman que el aliñado surgió en los campos cubanos, donde la tradición apenas sobrevive en la actualidad.
“En Oriente todavía se usa, pero en La Habana, no. No podemos perder nuestra cultura ni tradiciones”, sostuvo la también integrante de la no gubernamental Asociación Cubana de Producción Animal.
Según el libro Gusta Usted, prontuario gastronómico (1956, Imprenta UCAR, La Habana), el aliñado comenzaba a prepararse desde que la mujer quedaba embarazada. Se dejaba añejar durante nueve meses hasta el nacimiento del bebé.
“Quien haya visitado una casa del campo cubano sabe de qué se trata. Normalmente, si nacía una niña, se enterraba una botella hasta los quince años y luego se multiplicaba con más alcohol para brindarle a quienes acudían a la fiesta de cumpleaños”, explicó Martínez a la RedacciónIPS Cuba.
Para elaborarla, las mujeres de la familia picaban en trozos pequeños ciruelas pasas, higos y manzanas, que mezclados con uvas pasas, se vertían en un garrafón con alcohol. A los dos meses, se agregaba al envasela mezcla de almíbar (azúcar y agua) y jugo de naranjas y piñas.
El líquido se colaba, filtraba y embotellaba después de tres meses como mínimo de añejamiento, cuando había adquirido un color caramelo y un sabor dulce.
Adaptado por Martínez para el festival latinoamericano, su aliñado incluye cerezas, caña de azúcar, manzana, uvas pasas, alcohol de 90 grados, azúcar refino, agua, naranja y piña.
En las siete hectáreas de la finca diversificada La China, Martínez y su esposo desarrollan la agricultura familiar y agroecológica, donde se trasmiten experiencias de campesino a campesino.
“Somos productores de frutas, hortalizas, leche, huevos, viandas, granos, aves, conejos, cerdos y carneros. Es una cuestión de sostenibilidad, soberanía, seguridad y biodiversidad alimentaria”, comentó la productora.
Aseguró que “hoy nuestra familia se nutre de lo que aporta la finca, cada vez tenemos menos dependencia externa”.
En la comunidad promueven capacitaciones para niños y niñas sobre buenas prácticas culinarias y ecológicas para obtener alimentos sanos, limpios y en armonía con la naturaleza.
La cita en Morelia se considera de gran trascendencia para el conocimiento del rico arsenal de bebidas típicas que dispone México y América Latina, pues permite el intercambio de experiencias, así como degustación de bebidas milenarias de gran calidad tecnológica.
En la primera edición, asisten delegaciones de 12 países del área, integradas por procesadores y transformadores de bebidas artesanales, así como los productores locales de agave, maíz, uva, caña y cebada y artesanos que procesan bebidas, a base una variedad de frutas y semillas (cacao, vainilla, café, etc.) tanto alcohólicas como sin alcohol.
Se realizarán catas, maridajes y mesas redondas para discutir la gastronomía y las implicaciones ecológicas y ambientales de la producción industrializada de alimentos y bebidas.(2015)
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