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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 13 de noviembre de 2016

Camino empedrado para la unificación monetaria

Por Nery Ferreira • 


LA HABANA. El tan esperado día cero de la unificación monetaria y cambiaria en Cuba se hace cada vez más impreciso en el almanaque. Si bien los nuevos lineamientos fijan su llegada en el periodo 2016-2021, expertos vaticinan que en este quinquenio, la dualidad continuará siendo una piedra en el zapato para la economía nacional.

En la última cita partidista el Presidente Raúl Castro advertía, sin definir fecha, que el fin de ese mal “no quedará para las calendas griegas”, pues “aunque no representa la solución mágica a las distorsiones es­tructurales de la economía, significará un impulso fundamental para avanzar en el resto de las tareas de la actualización de nuestro modelo económico”.

El profesor de la Facultad de Contabilidad y Finanzas, Oscar Fernández Estrada, considera que el proceso de unificación no ocurrirá en un futuro cercano. Y uno de los argumentos de su parecer es el actual escenario de restricciones financieras que vive el país.

Aludió a la “asfixia” por liquidez que presenta actualmente la economía cubana, ocasionada por varios factores: pago de las deudas (las renegociaciones suponen incrementos de los desembolsos); situación en Venezuela, y la ausencia de los capitales internacionales previstos para esta etapa, pues la ley de inversión extranjera sigue sin rendir frutos.

“El proceso de unificación tiene costos económicos, es sumamente complejo, siempre traerá ganadores y perdedores. Lo que se ha dicho —de forma oficial— es que los precios finales se van a proteger, y eso requiere financiamiento; para ello se necesita tener reservas o un fondo de compensación, y no lo tenemos”.

Explicó que en otros países se accede a través de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Opción imposible para Cuba —al menos por ahora—.

De ahí que “aventurarse a unificar las monedas en estos momentos de crisis, sería agravar la situación”.

Fernández Estrada añade otra variable a tener en cuenta: la coyuntura política, la cual calificó de “delicada”. “Se aproxima el fin del mandato de la máxima dirección del país. Someterse a un proceso de tamaña magnitud —eliminar la dualidad— en vísperas de un cambio generacional puede ser sensible para la estabilidad política, porque si el impacto negativo de la medida no se puede controlar, en el momento del traspaso hay condiciones para que fuerzas opositoras ganen espacio”.

Sobre el dilema en cuestión, de si la Isla está preparada para la unificación de sus monedas, opina, por su parte, Juan Triana Cordoví, profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC): “Evidentemente en una situación de dificultad, en términos de incrementos de limitaciones financieras externas como la que hoy experimenta Cuba, no creo que sea el mejor momento para hacerlo”.

“Aunque, nunca existirá el mejor momento, en todo caso el relativamente más apropiado. Está la tesis de que hay que esperar a ser productivo para tomar esa medida, y no sé hasta dónde es posible lograr un boom de producción y eficiencia con una distorsión cambiaria tan alta como la que tenemos.Es como el cuento del huevo y la gallina, un círculo vicioso”, aduce.

Dualidad: maldecida hasta el cansancio

La dualidad monetaria llegó en las circunstancias más críticas del Período Especial, y resultó tabla de salvamento. Sin embargo, lo imperdonable para muchos ha sido su permanencia en el tiempo. No fue hasta 2013 cuando se decidió iniciar el proceso para poner fin a tal anomalía, cuyos avances son casi imperceptibles y poco divulgados.

El Premio Nacional de Economía Joaquín Infante, no ha dudado en señalar la necesidad imperiosa de la unificación, la cual “debió efectuarse mucho tiempo atrás”.

Durante años el monedero doméstico-individual ha tenido que permanecer segmentado; y las implicaciones ahí son menores, solo la imposición de multiplicar, a cada rato, 1×25. El escenario más enrevesado está en la macroeconomía, y lo sufren las empresas, y con ello los bolsillos personales.

Para la economía empresarial, acentúa Infante, es sustancial el hecho de que los empresarios puedan utilizar los estados financieros como un verdadero instrumento de dirección, sin tener que estar efectuando operaciones extralibros para conocer el valor de sus producciones, su rentabilidad y competitividad.

A juicio de Fernández Estrada, superar tal distorsión es un asunto estratégico, imprescindible, una vieja deuda, algo que debió ocurrir muy al inicio del proceso de reformas, porque muchos de los lineamientos no pueden hacerse cumplir. Por ejemplo, avanzar en el proceso de purificación del sector empresarial, ya que ni siquiera se puede medir su desempeño real.

“Eliminar la dualidad cambiaria es condición para poder comenzar a evaluar el funcionamiento de la economía cubana en todos sus niveles”; mientras eso no suceda, “es como si quisiéramos pilotear un avión con todos los relojes dándote una información que no es confiable”, plantea.

Un beneficio del ordenamiento monetario —según el Presidente cubano— es la posibilidad de rectificar el fenómeno de la llamada “pirámide in­vertida”, que impide retribuir el trabajo de manera justa, en función de su cantidad, calidad y complejidad.

Para Fernández Estrada existe un peligro latente: “Los inversionistas extranjeros no vendrán hasta que la unificación no concluya, le temen al riesgo de la devaluación que trae implícito el proceso”.

De acuerdo con el economista, la dualidad sobresale dentro de la lista de factores internos que limita el establecimiento del capital extranjero. Aunque, refiere también el obstáculo del bloqueo, así como la política de apostar a grandes proyectos y la excesiva burocracia. “Hay que darles facultades a los Gobiernos locales para que firmen negocios de menor envergadura. La aprobación no necesariamente debe salir de la mano de un ministro”, remarca.

Soluciones a corto plazo

“Una de las esperanzas para salir de la crisis coyuntural, es que haya un mayor flujo de inversión extranjera. Para eso se necesitan mecanismos que protejan a los inversionistas de las distorsiones monetarias de la economía nacional”, dice Fernández Estrada.

Así ocurrió en la década de los 90 —recuerda el especialista—. La economía se dividió en dos: se creó un sector emergente que funcionó bajo condiciones de dolarización parcial, mientras el resto de la economía alcanzaba su equilibrio. Esto habrá que estudiarlo hoy, de manera que los extranjeros inviertan en dólares y se lleven sus ganancias en esa moneda.

Según él, lo anterior es una propuesta a evaluar, con la ventaja de no repetir los errores de los 90. “Esta medida se puede tomar ahora mismo, lo cual no significa que genere otros conflictos, pero hay que arriesgarse, pues lo que necesitamos es que vengan los inversionistas”.

En cuanto al proceso de unificación, Triana Cordoví asevera que, aun con el actual escenario de restricciones, se pueden ir dando pasos, mediante un proceso sucesivo, de preparación.

Entretanto, una solución para él es dar a los inversionistas la seguridad de que su dinero no será confiscado, ni dañado. “La devaluación cuando se hace sin anunciarla, se convierte en una confiscación de bienes. En Cuba nunca ha pasado, siempre las autoridades han respaldado el dinero de las personas. El Gobierno ha sido muy respetuoso con esa voluntad, y estoy convencido de que lo hará”.

Y así lo corroboró Raúl Castro en el VII Congreso del Partido. Volvió a ratificar la decisión de garantizar los depósitos bancarios en divisas internacionales, en CUC y CUP, y también el efectivo en poder de la población y las personas jurídicas extranjeras y nacionales.

La unificación monetaria y cambiaria posee ante sí un camino sumamente empedrado. Más, cuando algunas proyecciones indican que hasta 2021 el PIB de la Isla solo crecerá en torno al 3 por ciento. Y cuando, además, el Gobierno dice tener el compromiso de no dejar a nadie desamparado.


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