Por Juanita Perdomo, Trabajadores
Una mala planificación conduce a exceso de inventarios como ha sucedido en la central termoeléctrica Guiteras, asegura Lázaro Montalvo. Foto: Noryis
Los apremios estatales por seguir derribando obstáculos económicos pudieran hallar un interesante estímulo en la novedad de incluir en la metodología del plan del 2018 la rotación de los inventarios entre los indicadores directivos medibles al sector empresarial del país, que en el 2016 superó por este concepto los 23 mil millones de pesos.
Ahora sí se ha puesto difícil el “juego”, han comentado administrativos, a quienes si bien la decisión no tomó por sorpresa, sí los obligará a modificar la manera de relacionarse con un asunto tan estratégico como este, signado por la poca importancia que algunas entidades suelen concederle en su día a día.
“Donde no se atienda con prioridad, se correrá el riesgo de afectar los ingresos monetarios al igual que sucede cuando son incumplidos otros indicadores como las ventas netas o la utilidad ante del impuesto”, considera Niksa Ortega Tellechea, subdirectora ramal de la Dirección Provincial de Economía y Planificación en Matanzas.
La factibilidad, sin embargo, de conseguir dividendos a corto plazo con esta decisión del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) quizás encuentre un muro en las experiencias derivadas del manejo dado por el empresariado y las unidades presupuestadas al Decreto 315/2013 del Consejo de Ministros, Reglamento para el tratamiento y gestión de inventarios, en particular de lento movimiento y ociosos.
“Hay un claro desconocimiento de la norma y sus complementarias”, estima Raúl Delgado Rodríguez, director comercial de la Organización Superior de Dirección Empresarial del Grupo de Productos Industriales (Osde-GI), encargada de la atención de los inventarios de lento movimiento y ociosos por el Ministerio de Comercio Interior.
Desde su oficina en La Habana, observa una realidad que acuña como inquietante. “La mayoría de las entidades emplean mal un Decreto al que no se le ha prestado la prioridad que debió tener. Un aspecto que incide es la transferencia directamente a la cuenta de lento u ocioso sin la mediación de un análisis cualitativo. Optan por el tiempo reglamentado, cuando lo decisorio debiera ser el valor de uso”, ilustra.
En menor o mayor cuantía, evidencias de esa inadecuada práctica asoman en cualquier lugar de la geografía nacional. Durante la recogida de datos para la elaboración de este reportaje Trabajadores notó una caja con 46 pescadoras de varios colores y en perfecto estado entre los bultos de ropas recicladas que por su poco “atractivo” entrarían al almacén de lento movimiento de la Empresa Municipal de Comercio de Matanzas.
El “error”, enmendado de inmediato por aquella administradora, implicaba vender como de tercera una mercancía de primera calidad, con el costo adicional de afectar los ingresos de su propia tienda y de sus empleados, cuestionable para un sector donde siguen siendo muy bajos los salarios, pese a la aplicación de sistemas de pago.
Los inventarios como fuente del plan de la economía
Aunque el propio Decreto 315 en su sección segunda, artículo 5 reconoce que los inventarios deben constituirse en fuente del plan, a la disposición parece que no se le había prestado el interés de ahora. Hace poco el vicetitular del MEP, René Hernández, declaró que el del 2018 incorporó con mayor énfasis la utilización de dichos recursos.
Foto: Noryis
“Hemos trabajado para que eso sea norma en las empresas del Osde- GI, que ya en este 2017 reportaron 143 millones por este concepto, incluidos de lento movimiento y ociosos”, refiere el director comercial Raúl Delgado Rodríguez. “Ello fue posible gracias a una labor que supuso también rebajar en un 15 % la existencia de productos, sobre todo en Pinar del Río, Villa Clara y Matanzas, que en el 2016 concentraban las mayores cantidades”.
Según Delgado Rodríguez en el territorio yumurino la situación se ha ido revirtiendo. La Universal redujo drásticamente sus propios inventarios y está en condiciones de ayudar a gestionar mejor los del resto de las entidades de la economía, con independencia de que los directores son los máximos responsables de moverlos, advierte.
De ello da fe Léster Inclán, a cargo de una de las unidades empresariales de base de la Universal yumurina, que desde su nombramiento en febrero ha ido logrando la venta mayorista de dos productos como el cortador manual de azulejos y las láminas de revestimiento de pared y techo, estancados hacía mucho tiempo por sus altos precios. “Si baja el exceso de mercancía, ganaremos más salario como ya sucede aquí”, agradece el trabajador Víctor Mora.
Para Aliuska López, gestora de los inventarios de lento movimiento y ociosos en la provincia matancera, los empresarios deben dominar los parámetros determinantes de la rotación de los inventarios, manejar los stocks mínimos y máximos, conocer la dinámica del mercado donde se mueven, prever riesgos y, sobre todo, evitar acumulaciones que deriven en lento movimiento y ociosos.
Sugiere depurar mejor, ir al detalle, reevaluar día por día. “Organizar bien los almacenes, cada tipo de inventario en su sitio, no hay que mezclarlos”, opinión con la que concuerda su homólogo en el Osde-GI, Hugo César de Armas Muñoz.
El especialista razona sobre el serio escollo en la clasificación del inventario. “Se utiliza erróneamente el clasificador de productos cubanos. No saben hacerlo y tampoco buscan asesoría, uno de los servicios que brindamos”, afirma. Eso habrá que modificarlo a la luz de los nuevos tiempos, al igual que la “costumbre de no consultarnos por la preferencia de ir a la Cámara de Comercio, con el saldo de promover innecesarias importaciones”, señala López.
Cambiar ahora, no dejarlo para el año que viene
Una buena administración de los inventarios resulta clave para el funcionamiento exitoso de las organizaciones, algo imposible si los empresarios continúan sin la vital planeación estratégica por objetivo, el control material, la conciliación y un fiel reflejo en la contabilidad de las existencias físicas y su correspondiente valor de todo lo que haya en almacenes, reflexiona Lázaro Rodríguez Forte, presidente de la filial matancera de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba.
“Si los directores no se preparan, ese nuevo indicador directivo será una piedra en el zapato, porque lo que sí está claro es que los inventarios de lento movimiento y ociosos son un lastre para la economía. En planificar con exactitud, incluida la contratación, se decide todo”.
Estas sogas llevan un largo tiempo en el almacén de lento movimiento de la Empresa Municipal de Comercio en Matanzas. Foto: Noryis
Con el criterio coincide ciento por ciento Lázaro Montalvo Freyre, especialista principal en Economía y almacenes en la central termoeléctrica Antonio Guiteras, perteneciente a Energía y Minas, uno de los ministerios con mayor concentración de lento movimiento y ociosos en el territorio yumurino.
“Una comunicación efectiva entre todas las partes evitaría realizar adquisiciones de materia prima en momentos y cantidades inadecuadas. Un problema que aquí aumenta los inventarios es la disminución en el tiempo pactado para los mantenimientos, lo que impide utilizar todos los renglones solicitados de antemano, excedente que luego se queda ahí y está claro que afecta”.
Desde el Comité Provincial de la CTC en Matanzas, Osmar Ramírez alerta: “Habrá que prestarle mucha atención a un tema que impactará en los ingresos de los colectivos laborales, en el bienestar de los empleados. Nos toca aprovechar espacios como los consejos de dirección para exigir su cotidiano análisis”.
Aunque necesitado de actualización, se impone el manejo inteligente del Decreto 315 y sus normas complementarias, fundamental para realizar un correcto empleo de este nuevo indicador directivo de la gestión económica financiera para el 2018.
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