La actividad del carretillero (o vendedor ambulante de productos agrícolas) fue suspendida definitivamente al anunciarse el perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia en Cuba. / Foto: Centro de Documentación
El reordenamiento del trabajo por cuenta propia en Cuba, dejó a Xiomara, según ella, “con ganas de aquello y sin esperanza de nada”. Había abandonado su trabajo en una empresa estatal y durante varios meses se mantuvo a pie de obra, remodelando la casa para arrendar habitaciones. El anuncio del 1ro. de agosto la sorprendió a mitad de camino, con miles de pesos gastados, sin empleo y varada en la espera, no sabe ella hasta cuándo.
Discusiones a nivel parlamentario en torno a las contrariedades del sistema de oferta y demanda, la ausencia del mercado mayorista y la concentración de riquezas, precedieron la actual etapa de revisión y perfeccionamiento del sector privado en el país. El discurso del presidente Raúl Castro Ruz en la clausura de la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, abarcó disímiles preocupaciones al respecto.
“…se han puesto de manifiesto desviaciones de la política definida en esta materia y violaciones de las regulaciones legales vigentes, como la utilización de materias primas y equipos de procedencia ilícita, subdeclaración de ingresos para evadir las obligaciones tributarias e insuficiencias en el control estatal a todos los niveles. (…) Considero conveniente enfatizar que no hemos renunciado al despliegue y desarrollo del trabajo por cuenta propia, ni a proseguir el experimento de las cooperativas no agropecuarias. No vamos a retroceder ni a detenernos…”, puntualizó.
Las nuevas modificaciones, sin embargo, tomaron a la gente desprevenida. La congelación temporal de algunas licencias y el cierre definitivo de otras, no tenían espacio siquiera dentro del espíritu de apertura económica procurado por el Gobierno desde hace casi una década. Las reacciones de la población expresaron ese sentimiento. “Se te fue el tren, amigo”, comentó un internauta en Cubadebate. El golpe fue más fuerte al constatar el alcance real de las medidas.
Que el cuentapropismo precisaba corregirse, nadie lo duda. Ante la ausencia del mercado mayorista todavía los emprendedores satisfacen la demanda de sus negocios en establecimientos de venta minorista. El pasado año, alrededor del 55 por ciento de los contribuyentes resultó subdeclarante y el 10 por ciento no presentó Declaración Jurada. No pocos ejercen actividades ajenas a su propia licencia. Todo ello es sabido casi desde el inicio, improvisado, porque nunca fueron sentadas las bases para un funcionamiento armónico de las nuevas formas de gestión. Lo que ahora se rectifica no es otra cosa que el desatino de la arrancada.
Infografía: Tomada de Cubahora
El uso de materias primas y equipos de procedencia ilícita, emana de un problema de fondo del que el cuentapropista constituye un simple beneficiario. No disponer de un mercado seguro, estable, concebido para sus necesidades, lo lanzará siempre a la búsqueda de otras opciones. Nadie abre un negocio para asumir su fracaso. Si en el actual escenario de transformación ese detalle no es reparado, el país apenas habrá tomado un período sabático. El peso de la ilegalidad compete a empresas e instituciones estatales a las que, en similar proporción, debiera ajustárseles el tiro. Toda solución que pretenda a solo una parte de los implicados, será limitada.
Aún así, parece ciertamente “tremebunda” la paralización de varias actividades del cuentapropismo, incluso en su estado temporal. Los datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sitúan a algunas entre las de mayor crecimiento a inicios de año, tales como el arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios y la administración de restaurantes privados, asociadas al desarrollo del turismo. De ahí que ambas figuraran también entre los negocios más lucrativos para el país, con una facturación estimada —en el caso de las paladares— de 693 millones de pesos convertibles (CUC) en 2016, según el informe del The Havana Consulting Group. Ese comportamiento, sin dudas dinámico, tropezó con la política de revisión y perfeccionamiento.
Infografía: Tomada de Cubahora
De la suspensión definitiva de las figuras del carretillero (o vendedor ambulante de productos agrícolas) y el comprador vendedor de discos, en realidad no están claros los argumentos ni tampoco su favorable impacto en el devenir cotidiano del cubano. La segunda —por ejemplo— permaneció siempre (con licencia incluida) fuera de la legalidad, en violación olímpica al derecho de autor.
Tras el proceso de reordenamiento del trabajo por cuenta propia en Cuba, se espera la agrupación de actividades afines y el ajuste de las regulaciones jurídicas necesarias. Dichos cambios vendrán sin tiempo definido y en medio de la lógica zozobra de quienes temen que nunca lleguen. Pero el actual punto de giro tiene un lado humano que no podrá obviarse, con proyectos de vida, inversiones familiares, expectativas y sueños en juego; todo eso, ahora, aguardando hasta nuevo aviso.
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