Los organopónicos comenzaron hace 30 años y el programa de la agricultura urbana y suburbana cuenta con 20 años.
Agricultor labora en organopónico en el barrio de Nuevo Vedado, en La Habana.
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
La Habana, 17 feb.- La agricultura urbana y suburbana no logra cubrir hoy la creciente demanda de hortalizas por lo que intenta elevar sus rendimientos en el espacio disponible en las ciudades cubanas.
Ese programa cuenta en la actualidad con 8.638 hectáreas de organopónicos, huertos intensivos y de cultivos semiprotegidos, lo que representó un incremento de unas 160 hectáreas en relación con 2016, informó Elizabeth Peña, directora de esta modalidad productiva en el Ministerio de la Agricultura.
Los destinos de estas producciones son las ventas a la población mediante mercados agropecuarios estatales, el suministro a centros de educación y salud como escuelas, círculos infantiles y hogares de ancianos y maternos, en el caso de la capital cubana.
Más sobre el programa
La experiencia surgió hace 20 años y hoy ocupa espacios antes ociosos en el perímetro urbano y sus alrededores.
Donde antes hubo basureros y solares, surgieron organopónicos, cultivos protegidos y huertos intensivos, en un intento de acercar al consumidor las hortalizas y evitar su deterioro durante la transportación bajo el caliente sol del trópico.
Sus pequeñas producciones ecológicas llevan alimentos sanos frescos a las mesa de las familias cubanas, aunque aún insuficientes en un país que sigue importando hasta 70 por ciento de la comida para sus 11,2 millones de habitantes.
Otra de las prioridades es el abastecimiento al turismo, esfera a la que en el pasado calendario logró en general suministrar lo pactado, aunque en los meses de mayor calor se registró un déficit en las hortalizas de hojas.
Para el suministro a hoteles y restaurantes, fueron enviadas unas 51.035 toneladas de estos alimentos, producidos mediante la tecnología de canteros semiprotegidos, en unas 279 hectáreas, que reduce la temperatura y propicia obtener especies que a cielo abierto solo se cultivan en la temporada de invierno.
Al cierre de 2017, se produjeron 1.268.276 toneladas de hortalizas y condimentos frescos en el país, según el Ministerio de la Agricultura.
El incremento de las cosechas deviene urgencia ante la creciente demanda de hortalizas y vegetales, motivada no solo por un mayor conocimiento sobre las bondades de su consumo en la población y el auge del turismo, sino también por la expansión acelerada de los restaurantes privados (paladares).
Hoy en los mercados estatales, con topes de precios, no expenden estos productos de manera estable, mientras en los establecimientos de libre oferta y demanda se ofertan a precios prohibitivos para gran parte de la población.
“Cuando los incrementos sean significativos, podrán verse los vegetales de forma permanente en las tarimas y con precios que están al alcance de las mayorías”, opinó Zoila Delgado, del sector de la administración pública.
Saltar las barreras
El huracán y las lluvias recurrentes de 2017 obligaron a sembrar los canteros más de una vez. De ahí la importancia de disponer de simientes al alcance de la mano en caso de contingencia.
En el pasado año, se produjeron en los espacios urbanos y suburbanos 11,56 toneladas de semillas categorizadas (básica, registrada y certificada) con énfasis en especies como lechuga, acelga china, rábano y habichuela, que por su corto ciclo vegetativo permiten disponer de alimentos en algo más de un mes.
Otra de las asignaturas pendientes en la elaboración de suficiente materia orgánica para abonar los suelos, toda vez que esta agricultura defiende los principios de la agroecología y la armonía de la agricultura con el entorno.
Aunque el sector se ha visto beneficiado con la entrega de recursos como tractores de pequeño formato y montacargas para el acarreo de la tierra y la materia orgánica, existen limitaciones en la disponibilidad de accesorios para los sistemas de riego, que ya provienen de la industria nacional.
Sin embargo, la capacidad productiva de quienes los fabrican está por debajo de la demanda del sector en esos renglones, que garantizarían un riego eficiente y un considerable ahorro de agua.
Retos inmediatos
Entre las prioridades para los meses venideros, se encuentran incrementar la estabilidad de las producciones de hortalizas, condimentos frescos, abonos orgánicos y semillas.
Para ello, se prestará especial atención en 2018 a los organopónicos, huertos intensivos y organoponía semiprotegida y a las actividades que los sustentan: abonos orgánicos, semillas, riego, manejo agroecológico de plagas y la capacitación.
Otro reto será aprovechar de manera eficiente el estudio de factibilidad para el desarrollo de la agricultura urbana, suburbana y familiar, dirigido a consolidar su base productiva, incrementar los niveles de producción y ventas y el fortalecimiento de la infraestructura de asistencia técnica. (2018)
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