Sayli Sosa Barceló ECONOMÍA Invasor
Cuando Invasor haló la madeja dejada por los resultados de la Comprobación al Control Interno en la Empresa Cárnica de Ciego de Ávila encontró demasiadas hebras con vocación de nudo gordiano. Pero aquí vamos, tratando de desenredarlas.
Si algo había quedado claro, sobre todo para los amantes del chocolate y el chachachá, es que cuando uno toma ese brebaje maravilloso tiene, luego, que pagar lo que debe. La metáfora charanguera es buenísima porque puede ser aplicada a casi cualquier cosa en esta vida, desde comprar un simple cucurucho de maní en pleno bulevar, hasta la más compleja transacción financiera entre empresas.
El popular tema musical, sin embargo, no relata todo el proceso. Cuando al bodeguero le liquidan su deuda, contento como lo retrataron Richard Egües y la orquesta Aragón, debería extender un recibo, una constancia de que la cuenta fue pagada, pues no solo tomadores de chocolate desvergonzados hay en el mundo, también bodegueros desmemoriados. Con esos “papelitos que hablan lengua”, reza el refrán, se puede poner la cabeza sobre la almohada con tranquilidad.
Pero este reportaje no va del chocolate, sino de la carne, y no es precisamente una metáfora.
En octubre de 2017, un mes antes de que los auditores enrolados en la XII Comprobación Nacional al Control Interno empezaran a revisar contratos y facturas, las ocho entidades seleccionadas recibieron la notificación. Ese tiempo, no obstante, no bastó para que la Empresa Cárnica de Ciego de Ávila cuadrara sus arcas y pusiera cada centavo en la cuenta correcta. El informe final de la acción de control determinó un daño económico superior a los 14 millones de pesos, fundamentalmente provocado por las cuentas por cobrar y pagar, uno de los indicadores evaluados con mayor interés.
Que el análisis de las cuentas por cobrar y pagar estuviera encabezando la agenda de los contralores no fue fortuito. Desde la aprobación misma de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, quedó claro que “la planificación es la principal vía para la dirección de la economía, con énfasis en garantizar los equilibrios macroeconómicos fundamentales”.
Mas, también es evidente, que la disciplina financiera no acaba de “prender” en suelo firme.
Lo detectado en el Cárnico, donde un monto cercano a los ocho millones de pesos había sido ubicado en la Cuenta 347 —clasificada como Cuenta en Litigio por el Nomenclador de Cuentas Nacional — sin estar respaldado por los documentos necesarios, podría ser ejemplo casi didáctico, si no fuera porque es demasiado serio.
En el calor del debate, los representantes del Cárnico reconocerían sus negligencias “al no exigir todos los documentos, pero habría sido un daño económico de todas formas, porque esta historia no está bien contada”.
Contraloría: “Mal clasificada”
“Para las cuentas en litigio es imprescindible el sustento documental, que no son las facturas, sino la reclamación comercial”, explican las auditoras Katia Pérez Hernández, Contralora Jefa del Departamento de Control Integral, y Elysbet Díaz Rodríguez, Jefa de Grupo de Auditoría, quienes inspeccionaron al Cárnico. “Si las facturas no están conciliadas y no consta la reclamación comercial, no se puede llevar ese dinero a cuenta en litigio, sino dejarlo en Cuentas por cobrar, donde, después de 30 días, comienza a afectar los resultados de la entidad, los sistemas de pago, y provocan daño económico.”
La aclaración de las especialistas es oportuna pues, con vehemencia, Gonzalo Iglesias Carballo, subdirector económico de la Empresa Cárnica de Ciego de Ávila, dijo luego que las facturas que amparan el saldo están, como quien exorciza los demonios de un Presunto Hecho Delictivo para el cual existían las causas y condiciones, según confirmó la Contraloría.
Su parche antes de la gotera es, también, respuesta a mi provocación, cuando le apunto que el Cárnico tiene mala fama, que hechos de corrupción en el pasado reciente atizan las desconfianzas y que 14 millones de pesos son mucho dinero.
Por eso opta por dar un poco más de detalles. La empresa fue objeto de una auditoría fiscal hace un tiempo, en la que se detectó un mal proceder. “Nosotros hacíamos un conduce para cada transportista, que debía ser firmado por los casilleros de las entidades de Comercio una vez se entregara la mercancía. Después, se confeccionaba una sola factura, ya que no estaban firmados los contratos individuales, sino con la Empresa de Comercio y Gastronomía. A partir de ese control, a los contratos se les anexó los nombres de casilleros o administradores y se emitieron facturas independientes. Los contratos actuales explicitan que corresponde a los clientes venir a conciliar".
“En el caso que nos ocupa sí hicimos la conciliación, lo que pasa es que Comercio de Ciro Redondo no reconoce la deuda y alega que los casilleros se fueron del país”.
Cárnico: “El problema no es la cuenta”
Cuando Lázaro Delgado González asumió el cargo de director de la Empresa Cárnica, ya los millones envejecidos estaban dando tumbos entre los escaques del sistema de contabilidad. Estamos diciendo que los impagos se remontan a 2015 y también hay facturas de 2016 y 2017 por valor de 8 731 480.40 pesos, solo con la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía de Ciro Redondo.
— ¿Por qué no había salido a la luz este problema si las cuentas datan de hace más de dos años?, inquiero al directivo, tomando como base los balances financieros anuales, aprobados por el Grupo Empresarial, al ser el Cárnico una entidad de subordinación nacional, y en los que, hasta el control, todo había “cuadrado”.
— Porque estaban mal contabilizadas. Esa es la razón por la cual el Grupo, y otras instancias no han tomado cartas en el asunto todavía, pues todo el mundo creía que estábamos en litigio. A partir de diciembre quedó claro que no se cumplieron los pasos previos y comenzamos a trabajar en función de conciliar y reclamar las deudas, pero el verdadero problema es que Ciro Redondo no la reconoce. Si no nos firman la reclamación, no podemos establecer las demandas ante los tribunales.
“Lo cierto es que el daño habría sido el mismo en una cuenta que en la otra. Tengo que reconocer que nos faltaron acciones. Recientemente, en un encuentro que sostuvimos con el vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial que atiende la distribución, expresamos que si Comercio Ciro Redondo no nos paga, solo le suministraremos la canasta básica, y allí se convino en que había que encontrar una solución. Yo espero que ellos estén trabajando en eso”.
Comercio Ciro Redondo: “No reclamaron en su momento”
“Con el Cárnico existen deudas reales. Las que hoy reconocemos son de 2017, sin embargo ellos nos presentan facturas del 2015 y 2016 que no asumimos y debieran estar en litigio, porque en las conciliaciones siempre se les ha puesto que no se reconocen pues ya han sido saldadas. En los momentos en que conciliamos ellos no mostraron esas facturas”, dice Miguel Ángel Bencomo Cuba, subdirector de Contabilidad de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía, cuando le pregunto por su versión de una historia que tiene demasiados cabos sueltos.
El especialista lleva siete años en el cargo, los suficientes para saber si las facturas de la discordia pasaron por sus manos o no. Según el Cárnico, las entregas que Comercio debe corresponden a la canasta básica y la merienda escolar, pero Bencomo Cuba dice que la mayoría son de carne de cerdo diferenciado.
Tal incongruencia no quedará resuelta en este reportaje, pero da pie a razonamientos intermedios. Si se tratara de la canasta básica es poco probable que lo que falte sea la carne, porque de lo contrario ya habríamos tenido noticias del faltante, población indignada de por medio, y hasta ahora no las tenemos.
Sin embargo, Danilo Castillo Pérez, subdirector Económico del Grupo Empresarial de Comercio y Gastronomía en la provincia, echa por tierra la hipótesis ya que, según sus cálculos, el importe de la canasta básica (completa, no solo los cárnicos) en un municipio como Ciro Redondo no supera los 400 000.00 pesos mensuales. “Entonces, ¿cuántos años han dejado de pagar?”, se pregunta.
“Lo que nos queda por saldar está en el entorno de los cuatro millones de pesos y con otro crédito, pendiente de aprobación por el banco, creemos que en mayo podremos abonar la deuda”, agrega Bencomo.
— Pero esa cifra es apenas la mitad de lo que alega el Cárnico, ¿qué pasa con los otros cuatro millones?, ¿por qué no llegan a un acuerdo?
— En muchas conciliaciones no ha habido acuerdo porque hemos detectado facturas ya pagadas y asentadas en nuestra contabilidad, si eso sucede, esa documentación no sirve. Sí se han hecho acciones por parte de los compañeros que están ahora en esa empresa, que no son los que estaban en 2015. Por eso el año 2017 está muy bien conciliado.
— ¿Y cómo puede ser que aparezcan facturas pagadas en su contabilidad y no en la de ellos? ¿Se pagó sin conciliar?
— Pudiera ser que el pago realizado en ese tiempo no se conciliara. No obstante, no somos quiénes para decir lo que hicieron o no en su contabilidad. Lo que sí está claro es que yo tengo archivadas las facturas pagadas con su copiativo y su pago de deuda. Cuando pasan dos años en un sistema, es muy difícil dar marcha atrás y traer facturas de un período ya conciliado. En muchos casos son fotocopias borrosas, no las originales, y que nosotros no tenemos en nuestros archivos. Incluso hay una firmada por una persona que en ese momento no trabajaba en esta empresa.
— ¿Cómo?, inquiero consternada y Miguel Ángel se encoge de hombros, en un gesto que me devuelve la interrogante. Él tampoco sabe.
Muy borrosa, para ser más precisa, está la factura mostrada por Bencomo; a duras penas se puede adivinar el nombre del establecimiento receptor y el tipo de carne entregada. En otras que sí estaban claras, entonces lo enrevesado es el nombre y la firma. Esas corresponden a dos compradores que abandonaron el país antes de que se les pudiera pedir cuentas.
Los dos subdirectores económicos asumen la misma postura cuando les hago notar que el contrato les exige acudir al domicilio del Cárnico para ajustar las cuentas: “ellos son los más interesados”.
UEB Osvaldo Sánchez: “Lo primero es la conciliación”
Roberto Miranda Quintero, director de la UEB Osvaldo Sánchez (Morón), esperó a Invasor con su Consejo de Dirección reunido y una carta fechada el 11 de marzo de 2018, dirigida a una decena de instancias municipales y provinciales, en la que resume las acciones realizadas por la entidad “en aras de conciliar la deuda que presenta la Empresa de Comercio y Gastronomía del municipio de Ciro Redondo en la cuenta 347, la que asciende a 7 279 475.76 pesos”.
“Una cosa es que usted no tenga dinero y otra que no reconozca lo que debe. En el caso de Ciro Redondo lo que no hay es interés, voluntad y responsabilidad para resolver el problema”, afirma categórico y lo relatado en el documento parece respaldarlo.
Según el directivo, desde agosto de 2017 a la fecha se ha realizado más de una visita mensual a la empresa por parte del Técnico en Contabilidad y el Gestor de Venta de la UEB; además, tuvieron lugar reuniones con los administrativos pinenses, con el Grupo provincial y el vicepresidente del CAP.
Señala, también, que el 14 de noviembre le fue entregada a la Empresa de Ciro Redondo las fotocopias del total de facturas que no obraban en su poder, por valor de 4,2 millones de pesos correspondientes a 2017, 89 000 de 2015 y 2,9 millones de 2016, “comprobando que todas las facturas que amparan el monto anterior están debidamente firmadas por los compradores de la Empresa y respaldado por la ficha del cliente del Contrato, dentro de las que se encuentran 34 facturas con un monto aproximado de 852 000.00 pesos, firmadas por dos compradores que abandonaron de forma ilegal el país”.
De esa acción, Carlos Ibarra Donet, contador de la unidad moronense, me entrega una copia del documento que como anexo tiene 28 páginas de facturas no conciliadas y que fue recibida y firmada por Miguel Ángel Bencomo el 14 de noviembre de 2017.
“Nos dimos a la tarea de revisar todos los pagos y todas las ventas, porque encontramos irregularidades en la contabilidad, de ambas partes. El asunto es que ellos dicen que no las reconocen, pero sí recibieron el subsidio estatal por la canasta básica”, añade Ibarra.
— ¿Subsidio?, interrumpo mientras anoto otra variable de esta trama que cada vez se enreda más.
— Esto quiere decir que la diferencia entre el costo de los productos cárnicos y el precio minorista con que se ofertan a la población en las bodegas lo asumen las direcciones de Finanzas, de manera que sea asequible para el pueblo y no se descapitalicen las empresas, argumenta Sady Pantoja Águila, especialista de Control Interno en la UEB Osvaldo Sánchez, ante mi cara de No entiendo.
“El asunto está en que sin las facturas como constancia de que se expendió la canasta familiar, Finanzas no emite el subsidio”. Entonces, ¿las facturas en litigio existen o no?
La carta citada por Ricardo Miranda tiene un ultimátum: “se ha decidido suspender el contrato de suministro, garantizando solo la canasta básica y la merienda escolar, a partir del mes en curso”.
El 15 de marzo en algunos establecimientos comerciales de Pina había variedad de productos cárnicos, aun cuando sumaban 12 toneladas de este tipo de alimentos dejadas de entregar, según las fuentes moronenses. Las deudas, sin embargo, continúan intactas.
Sin veredicto
Llegados a este punto, la querella sigue pareciendo una cuestión doméstica entre dos empresas del territorio y como tal ha sido manejada. Las autoridades administrativas provinciales y municipales han apostado al entendimiento, pero el entendimiento no llega.
Las recomendaciones de la Contraloría durante su inspección son conclusivas, mas no vinculantes. Al Cárnico le quedó por delante un plan de medidas de más de 60 acciones que deberá ser controlado por su Grupo Nacional en algún momento, y el escarnio público de ser señalado como escenario de un presunto hecho delictivo. Mientras, casi ocho millones de pesos están en veremos, pues si fuera poco no lograr acuerdo en el débito, Ciro Redondo ni siquiera tiene el dinero para pagar, si esa fuera, en definitiva, la decisión: hace casi una década viene arrastrando problemas de liquidez y no se vislumbra una mejoría.
El monto, por cierto, no es menor. Comparándolo con una cifra reciente, es más del doble del total de la afectación económica por hechos de corrupción sancionados en el territorio el pasado año, y afecta financieramente a las dos entidades litigantes.
En esta historia, aunque cada quien hale para su lado, y unos y otros se atrincheren en sus versiones, hay un solo perdedor y no es dinero únicamente lo que pierde.
Se va a bolina la legalidad, expresada en la incapacidad de dos empresas estatales socialistas de ejercer sus encargos con eficiencia, apegadas a las directrices y lineamientos de las actividades económicas para las que fueron creadas e investidas de autoridad. Una vez más, el contrato —definido en la Conceptualización del Modelo Económico y Social como instrumento efectivo de la gestión económica, regulación y control del mercado, tanto en el proceso de elaboración del plan como para la concreción de los compromisos concertados entre los diferentes actores económicos— no pasa de ser un par de cuartillas firmadas y acuñadas, pero obviadas hasta el infinito. O hasta que la cuenta no de.
A pesar de que Invasor no pueda emitir un veredicto, pues le faltan evidencias y experticia, la conclusión más lógica apunta a la intervención de otros actores con competencia suficiente para empezar a destejer este enredo de facturas borrosas, conciliaciones irreconciliables y compradores que se fueron sin dejar “cuadrada la caja”.
La sugerencia de Ricardo Miranda podría estar en el camino correcto: “¿usted sabe cómo se resuelve esto?, una semana trancados en una oficina, poniendo papel sobre papel”. Aunque, tal vez, el problema no sea precisamente el papel.
• “Del total señalado como daño económico a la empresa, 8,7 millones nos debe Ciro Redondo y 3,8 millones Ciego Norte”. (Lázaro Delgado, director de la Empresa Cárnica) • “La Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía de Ciro Redondo tiene problemas de liquidez financiera. Antes de 2010, la política era comprar todo lo posible, lo cual trajo consigo un nivel de inventarios muy alto y se fueron quedando sin dinero. Llevamos alrededor de tres años tratando de mejorar esa situación”. (Danilo Castillo, subdirector económico provincial GECG). |
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