El reciclaje tiene una base legal en el artículo 27 de nuestra Constitución, que afirma que el Estado protege el Medio Ambiente y los recursos ambientales del país, y reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible, dijo la vicedirectora general de la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas (UERMP), Marilyn Ramos Polanco, en su conferencia Política para implementar el reciclaje de materias primas en Cuba: situación actual y perspectivas, durante el XV Congreso Internacional de Reciclaje, celebrado en el marco de Cubaindustria 2018.
También la Ley 1288 de 1975 establece la obligatoriedad de los organismos y demás dependencias del Estado de recolectar los desechos de materias primas, productos y materiales reutilizables que son aprovechados en sus procesos productivos o de prestación de servicios.
Añadió que la política vigente, aprobada en el 2012, responde al Lineamiento 193 de la Política Económica y Social aprobada en el 7mo. Congreso del Partido, y tiene entre sus objetivos el de elevar los volúmenes de recuperación; incrementar la selección y clasificación en orígenes de los desechos; estimular la participación de capital extranjero, y maximizar el uso de los desechos reciclados por parte de la industria nacional, entre otros.
ESCENARIO ACTUAL
Según Ramos Polanco, la implementación de esta política ha propiciado un incremento del 6 % de los índices de reciclaje en la Isla en los últimos cinco años. Como promedio anual, en esta etapa, se recuperan 400 000 toneladas de desechos.
Como resultado de las inversiones ejecutadas, por ejemplo, la planta de plástico de Cienfuegos procesó más de 8 000 toneladas de desechos entre el 2013 y el 2017. En igual periodo, el desguace naval aportó 54 000 toneladas de chatarra ferrosa, mientras que el desmantelamiento industrial aportó 36 000 toneladas.
A nivel global –explicó la especialista–, esta industria se encuentra en pleno proceso de desarrollo tecnológico, crecimiento y expansión, incrementándose cada vez más el número de naciones que la asimilan por su impacto económico, social y medioambiental.
En Cuba, sin embargo, la infraestructura para el desarrollo del reciclaje y su respaldo se encuentra debilitada.
Estudios realizados por la UERMP estiman que en la Isla se generan anualmente alrededor de cinco millones de toneladas de desechos que pudieran ser reciclados, incluyendo los residuos sólidos urbanos.
Además, hay un grupo de materiales que no se reciclan, porque el país no cuenta con tecnologías para su procesamiento: neumáticos, botellas, madera, escombros, chatarra electrónica, baterías…
No obstante, las tasas de reciclaje han crecido considerablemente:
El objetivo para los próximos años es que estas cifras aumenten al nivel de los países con mayores tasas de reciclaje: Japón: 85 %; Dinamarca: 80 %; Bélgica: 80 %; Alemania: 70 %...
En el caso de las chatarras ferrosas (productos altamente demandados por la industria siderúrgica), la estrategia requiere de estudios cada vez más profundos, así como también de mayor calidad en las relaciones con las fuentes generadoras, y mejorar el coeficiente de disponibilidad técnica del equipamiento, tanto especializado como de transporte.
La meta es alcanzar un mínimo de 12 000 toneladas como promedio anual en la actividad de desmantelamiento industrial, y llegar a 100 000 toneladas anuales en el desmonte de embarcaciones, aseguró Ramos Polanco.
Además –expresó–, necesitamos crear empresas mixtas en países del área, que nos permitan recuperar y procesar chatarras ferrosas, e importarlas hacia Cuba, disminuyendo los costos de importación y garantizando el suministro que va a requerir la industria siderúrgica.
En el caso de las chatarras no ferrosas, el plan comprende dos etapas: la primera, hasta el 2022, busca alcanzar un 71 %; en la segunda, hasta el 2030, la cifra debe llegar al 78 %.
Para ello es necesario introducir tecnologías que permitan una mejor compactación y trituración de los materiales, en función de mejorar la calidad y ahorrar por concepto de transportación; igualmente, hacen falta tecnologías para industrializar el reciclaje de la chatarra procedente de equipos eléctricos y electrónicos.
Los desechos no metálicos y los residuos sólidos urbanos constituyen las principales reservas de esta industria en el país. Para elevar los índices en ambos casos –manifestó Ramos Polanco–, debemos incrementar las tasas de reciclaje, fundamentalmente de papel, cartón, plástico…
En ese sentido –subrayó–, pretendemos ampliar y mejorar los servicios de compras a la población, que es una de nuestras principales fuentes de recuperación de estos productos.
Asimismo, apostamos por diversificar las exportaciones; clasificar los desechos para lograr mejor calidad y precios; mejor procesamiento, compactación y trituración para disminuir volúmenes; así como la incorporación de los que actualmente no se recuperan y promover la fabricación de nuevos productos a partir de materiales reciclados.
Material
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1963
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2017
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Chatarras ferrosas
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39 %
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85 %
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Chatarras no ferrosas
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21 %
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65 %
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Desechos no metálicos
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24 %
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35 %
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ESTRATEGIA DE DESARROLLO 2018-2030. ALGUNAS IDEAS
- Incrementar el valor agregado de los desechos reciclables, con mayor clasificación, compactación y mejor procesamiento.
- Continuar trabajando en los sectores estratégicos que inciden directamente en el reciclaje, tanto la población como los distintos sectores económicos: construcción, turismo e industria alimentaria, entre otros.
Introducir servicios de recogida de desechos reciclables puerta a puerta, fundamentalmente en las cabeceras provinciales.
- Promover el reciclaje entre los trabajadores por cuenta propia.
- Habilitar un número telefónico y/o correo electrónico, a través del cual las personas puedan solicitar el servicio de recogida de materias primas, sin costo alguno.
- Organizar campañas de recogida de desechos, asociadas a eventos donde se concentre gran número de población (actos, conciertos, fiestas populares…).
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