En el año 2011, tuve la oportunidad de
redactar un documento que titulé: “Las sorprendentes intimidades sobre el TERRORISMO,
que comenzaba con la siguiente exposición:
“Bajo el efecto de la conmoción ocasionada en
el mundo por la injustificada y brutal noticia del atentando TERRORISTA del que fue víctima
el pueblo estadounidense, el 11 de septiembre de 2001, el gobierno de
los Estados Unidos decidió responder con acciones de venganza y de guerra,
invocando el derecho a la legítima defensa, lo que promovió y está promoviendo
aún, guerras infinitas causantes de miles de muertes, desvalidos y heridos, y
desastres civiles incalculables”.
“Tomando en cuenta este triste pretexto, la
élite de poder militarista de ese país, fabricó la ficción de la “GUERRA CONTRA EL TERRORISMO”, que 10
años después de los atentados a las Torres Gemelas, continua vigente y sigue
siendo la excusa para nuevas aventuras bélicas del imperio, ahora con el
respaldo de los países de la Unión Europea”.
Han transcurrido casi dos décadas de ese
terrible e injustificado hecho, y analizándolo con más detenimiento, y sin que
nos invada a todos la legítima conmoción que siempre brotaría de nuestra
recóndita esencia humanística, pienso que es imperioso profundizar
fundamentalmente sobre la significación contenida en los muy manidos vocablos
que comenzaron a prevalecer con intensidad, algunas veces premeditadamente, a
partir del año 2001, aunque los mismos siempre han sido parte propia de la
historia de la humanidad.
¿Cuál
es la definición de la palabra TERRORISMO?
Una bien simple es: “Sucesión de ACTOS VIOLENTOS ejecutados para infundir TERROR”, que aparece en cualquier diccionario.
Alguien dijo una vez: “Hay dos formas de TERRORISMO, la que provoca la
impotencia de los débiles y la que se origina por la violencia desmedida de los
poderosos”.
Muy bien.
Pero y qué decir de lo que es en sí EL
TERROR; pues muchas veces, en los análisis que los ilustrados y lo que no
son tan doctos, sino interesados más bien en ilegalizar acciones arbitrarias y
abusivas de los estados, ocultan la secuela de este término y se dedican
solamente a magnificar, porque les conviene, la manoseada palabra TERRORISMO, que siempre o muchas veces
lo califican como el flagelo inherente a fuerzas radicales fundamentalistas
sobre todo de países que profesan la religión islámica.
EL
TERROR ha podido ser definido sin demasiadas dificultades, como un instrumento
de dominio basado en el empleo de la intimidación o de una amenaza mortal que
produce estremecimiento en las víctimas reales o potenciales.
Y ES AQUÍ DONDE QUIERO CONCENTRAR MIS IDEAS.
Todos conocemos, censuramos abiertamente y
consideramos actos abominables, las consecuencias horrorosas de los ACTOS TERRORISTAS VIOLENTOS, y lo que
han causado en los últimos tiempos; pero también como se ha combatido
erróneamente, y en ocasiones como algunas mentes poderosas lo han apoyado para
conseguir sus anormales y despreciables prerrogativas.
Sin embargo, en la vida diaria de nuestro
complejo mundo, EL TERROR es algo
consustancial del SISTEMA; se aplica diariamente, a veces lo llaman “limpio”, y
en definitiva es más mortal, más asesino, más inhumano, más solapado e
hipócrita.
Además, los medios de comunicación no le
prestan tanto o ninguna atención como al TERRORISMO
VIOLENTO, que su impacto psicológico se ha multiplicado y la fascinación
que ese TERRORISMO VIOLENTO ejerce
sobre los medios, al publicar las matanzas, los heridos, los muertos, la
sangre, los destrozos, las calamidades, etc.
Permítanme ejemplificar unos pocos ejemplos de
cómo EL TERROR ha causado los más
indescriptibles sufrimientos físicos, morales, psíquicos y también materiales:
·
¿No es TERRORISMO la incertidumbre que causaría en una población EL TERROR al conocer y percibir
diariamente por todos los medios de información, que una nación poderosa
constantemente y por años la amenace con agredirlo o invadirlo, debido a que no
le agrada su forma de gobierno o sus propias ideas?
·
¿No es TERRORISMO la inseguridad que causaría en una población EL TERROR al conocer que existe una
poderosa nación que ALBERGUE TERRORISTAS dispuestos a cometer ACTOS TERRORISTAS
en su país, sin tomar medidas que lo impidan por considerarlos TERRORISTAS
BUENOS?
·
¿No es TERRORISMO sumir a una pequeña y pobre nación y a su población en EL TERROR que sientan diariamente al
intuir las consecuencias de padecer un injusto y criminal bloqueo por más de
medio siglo, implantado con saña por el más poderoso imperio que ha existido,
causante de enormes privaciones que provocan malestar, desencanto,
desesperanzas, escases y hambre.?
·
¿No es TERRORISMO el TERROR que causaría en una población conocer, porque
así lo amenazaran frecuentemente, que puedan esperar OLAS DE TERRIBLES
BOMBARDEOS contra sus ciudades civiles, argumentando las falsedades de que su
país posee armas de destrucción masiva, de la más poderosa nación del mundo, teniendo en
cuenta que acostumbran hacerlo sin contar con nadie?
·
¿Cómo pudieran calificarse los
infinitos ACTOS DE TERROR infligidos
indiscriminadamente a una población de un país del Asia, que estuvo
sufriéndolos diariamente y por años, en el que murieron cerca de 3 millones de
sus ciudadanos y la destrucción completa de sus aldeas y ciudades, cometidos
por las tropas de la más poderosa nación del mundo, sino de un ACTO TERRORISTA de los más crueles e inhumanos que se hayan
cometido?
Pudiera seguir
enumerando incalculables hechos que no han tenido nada que ver con ACTOS TERRORISTAS VIOLENTOS, pero que
causan mucho más TERROR en las
poblaciones indefensas que lamentablemente casi nunca disponen de la capacidad
necesaria para contrarrestar esos diabólicos métodos.
Seguramente la
humanidad seguirá sufriendo los embates de esos actos que se producen con una
naturalidad espantosa, y sin que la organización que los pueblos aprobaron en
el siglo pasado para impedirlos y contenerlos se dé por enterada.
Por eso salen a la
palestra personajes como los que actualmente están “dirigiendo” al más
peligroso enclave que la humanidad haya conocido, que seguramente causarán
graves e incalculables daños a nuestro convulso y agitado mundo.
No quisiera
terminar sin exponer las declaraciones del historiador y senador estadounidense
Albert J. Beveridge, de finales del siglo XIX, y que siguen sorpresivamente
vigentes en la actualidad:
·
“No renunciaremos a cumplir la
parte que nos corresponde dentro de la misión que toca a nuestra raza: ser
garante de los planes divinos de civilización mundial. Seguiremos adelante con
esta tarea no quejándonos como esclavos por tener que llevar tan pesada carga,
sino expresando gratitud al Todopoderosos por la misión encomendada, y por
habernos elegido como pueblo, encargándonos de GUIAR LA REGENERACION DEL
MUNDO”.
La Habana, 20 de febrero de 2019. “Año 61 de
la Revolución”
Julio Sergio Alcorta Fernández.
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