Un procesamiento del café más limpio y puro se respira en la presente campaña cafetalera en la provincia de Cienfuegos, gracias al giro tecnológico que ha dado la infraestructura del despulpe en las montañas del municipio de Cumanayagua, emporio del aromático grano y una de las cunas de la marca Crystal Mountain.
Tres despulpadoras de las llamadas ecológicas, sustituyeron a las siete antiguas que existían en el lomerío cienfueguero, cuyo funcionamiento generaba una alta carga contaminante al medio ambiente, pues los residuales considerados bastante agresivos se mezclaban con tierra, agua y aire.
El proceso de beneficio del café es la transformación del grano fruta llamado cerezo o grano húmedo, en café oro o grano limpio, apto para la comercialización y donde intervienen las despulpadoras, secaderos y planta de beneficio.
Según Juan José Montalvo Hurtado, director de la unidad empresarial de base Beneficio de Café, perteneciente a la empresa procesadora Eladio Machín, de la Perla del Sur, las nuevas plantas ecológicas poseen un sistema novedoso que realiza prácticamente un despulpe seco, en el cual rompe la cáscara, y el agua solo se utiliza en el lavado del café, donde se elimina el mucílago del grano.
Estas plantas de procedencia colombiana son muy económicas, porque la capacidad de despulpe asciende a cuatro mil kilogramos (kg) por hora.
También son más ahorrativas, pues ahora gastan un litro de agua para procesar 40 kg, todo lo contrario de las anteriores, que consumían 40 litros del líquido vital para el despulpe de cada kg del demandado producto.
Como el nivel de agua es mínimo, el residual que va a las lagunas de oxidación resulta mucho menor; a la par el consumo de energía es pequeño y el café queda con mejor calidad en su despulpe, aseguró Montalvo Hurtado.
Indicó que la cáscara del café, uno de los tres residuales contaminantes, se utiliza en la producción de abono orgánico directo o mediante el desarrollo de la lombricultura, así como en la obtención del gas metano para la cocción de alimentos.
Además, se usa como materia prima para el calentamiento de los hornos de la beneficiadora.
Los otros dos excedentes provocados durante el proceso del despulpe son las aguas utilizadas en el lavado y el mucílago, este último una especie de baba que envuelve el grano, con la cual bien se puede producir biogás en esas despulpadoras. Omar Bermúdez Sánchez, director general de la Empresa Procesadora de Café Eladio Machín, abundó que en El Nicho montaron en 2016 la primera de las tres despulpadoras ecológicas de la entidad, luego le siguieron la de San Blas y finalmente la de Cuatro Vientos.
Con esta infraestructura logran en la serranía un procesamiento del café sin contaminación por residuales, que hace más atractivo a un cultivo, cuya introducción en Cuba data de mediados del siglo XVIII.
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