Las intenciones de desarrollo y prosperidad no pueden ser una idea, tienen que ser concretadas en inversiones ejecutadas y para ello se necesita Capital (dinero), que solo puede obtenerse trabajado en actividades que crean valor, y estas ante todo tienen que existir con las condiciones necesarias para hacerlo. Entonces se cae en un círculo vicioso, sin producción no tendremos dinero, sin dinero no tendremos inversiones, surgiendo la necesidad de constar con inyecciones de capital externo a la forma de propiedad estatal.
En las condiciones actuales de hostigamiento financiero que vive el país se impone romper con esquemas que limitan la entrada de nuevos capitales foráneos.
Si una vez se tomó la triste decisión de crear un Mercado sectorial y quizás elitista, y hoy recurrimos al él una vez más, para poder respirar, porque no aceptar la necesidad de inversiones directas de cubanos con capacidad financiera y deseos de que su madre patria progrese, o inversores de otros países que solicitan su inserción en la economía con pequeño o mediano capital, en actividades comunes como comercio minorista, talleres de oficios, etc.
Es que nos podemos dar el lujo de rechazar las ofertas y continuar con nuestros establecimientos en condiciones precarias.
Este tipo de inversiones ampliará el empleo, son fuentes de suministros a riesgo de los inversionistas e incrementan los niveles de producción (riqueza) tan necesaria para el desarrollo.
Si la política monetaria respeta los ingresos de esto tipos de negocio y no obstaculiza los pagos de su ciclo productivo, el estado obtendrá ingresos por impuestos a las utilidades y otros que nutrirán las arcas para su utilización en las deudas totales del estado.
Igual política pude usarse con los ciudadanos residentes en el país que logren tener el capital necesario para estos fines.
Hoy la división social existe y pocos son dueños de negocios, que muchos más lo sean no establecerá diferencia y todos ganaremos.
De igual forma ocurre con propuestas de inversiones de mayores proporciones que no son aprobadas por antiguos tabúes sobre la propiedad de los medios de producción fundamental, lo fundamental es producir y distribuir la riqueza lo más equitativamente posible.
No se trata de establecer el capitalismo, la fuerza del estado siempre se impondrá y el régimen legal e institucional bien puede establecer altos impuestos a dueños de capitales según su magnitud. La inmensa riqueza del estado siempre estará por encima de las posibilidades reales de cualquier particular no hay que temer, hay que hacer.
Entre los principios de autorización se pude limitar el tiempo de la tenencia de la propiedad, fijando como límite la recuperación de la inversión duplicada o triplicada y la posibilidad de reinvertir en un nuevo negocio. Es decir que distaría mucho de permitir un capitalismo, solo es respetar la tenencia legal de capital y su disposición en beneficio mutuo.
Las formas de propiedad y asociación pueden ser múltiples e innovadoras siempre que se respeten las fundamentales establecidas en la constitución. En el capitalismo que supuestamente todo está al libre albedrío se crean formas de asociación legales que garantizan seguridad y estabilidad, como pueden ser las Sociedades anónimas, las Sociedades limitadas, las Sociedades comanditarias, etc. Todos estos tipos de asociación surgieron para dar respuesta a una situación dada, de conveniencia entre las partes. Por qué el estado no puede ser creativo y adaptativo para poder captar todo el capital necesario que garantice la utilización plena de las capacidades del hombre en función de la producción, cuando se cuenta con un nivel de preparación profesional y académico que está emigrando por falta de realización plena.
Se habla mucho de trabas, palabra santa que por salir de la presidencia es excusa y pretexto para no accionar, en lo nuevo e innovador no hay trabas hay inmovilismo. No puede haber trabas para permitir las inversiones en medianas y pequeñas empresas particulares, porque es un ente económico de nuevo tipo aun por crear.
El esfuerzo y sacrificio de la población acta para el trabajo es la mayor reserva que tiene la economía, y necesita se creen las condiciones para su desarrollo, abrid pues las posibilidades de hacerlo.
Rogelio Castro Muñiz
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